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El Sacro Imperio Romano y los Habsburgo, un día de Navidad

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El día de Navidad del año 800, más de tres siglos después de la abdicación del último emperador romano, Carlomagno, carolingio rey de los francos, fue coronado emperador de Occidente por el Papa León III. Este acto fue visto como un renacimiento o «transferencia» del imperio romano y profetizado según sus acólitos en el libro del Apocalipsis.

El título imperial, que afirmaba la autoridad simbólica sobre toda la cristiandad, aunque con un escaso y concreto significado político, se trasladaría a los sucesores de Carlomagno. Fue, sin embargo, el emperador alemán Otón I (r.962-73) el que gracias a sus conquistas militares y astutos tratados políticos el que consiguió ampliar el territorio y consolidar el feudalismo en todo el centro de Europa, llamado hasta el siglo XIII el Sacro Imperio Romano.

Desde el momento de la coronación de Otón I hasta la disolución oficial del imperio en 1806, el título imperial fue ostentado casi exlusivamente por monarcas alemanes y, durante casi cuatro siglos, por los miembros de una misma familia, los Habsburgo.

Expansión del Imperio
Expansión del Sacro Imperio Romano Germánico

A menudo se postulaban varios candidatos para el trono. Un cuerpo de electores y el pronunciamiento vinculante del Papa de turno inclinaban la balanza hacía uno u otro. Con el tiempo aumentaron las tensiones entre los emperadores y los electores por cuitas internas que siempre mantenían al monarca en jaque. La culminación de estas tensiones vino con la Reforma Protestante del siglo XVI: mientras que los emperadores se adhirieron al catolicismo romano, los electores apoyaron en general la Reforma. De hecho fué un príncipe elector, Federico III (el Sabio) quién dió refugio a Martín Lutero en su excomunión.

Rudolf I (muerto 1291), fue el primero de los diecinueve emperadores de la casa de Habsburgo, una noble familia de origen suizo. Afianzó y amplió el territorio imperial, incluyendo la hegemonía de Austria, la piedra angular del Imperio. El hecho de que durante un gran período el título imperial fuera hereditario, permitió el dominio de los Habsburgo para expandirse por todo el continente europeo, no sólo a través de las conquistas militares sino también gracias a alianzas matrimoniales cuidadosamente elegidas.

3 COMENTARIOS

  1. No se esperó al día de reyes para que el regalo fuese el cetro de emperador y quiso que le cayera casi el día de la lotería.
    Un saludo.

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