Robert Louis Stevenson, el contador de Historias

5

Aunque su vocación literaria se manifestó bien pronto, lo cierto es que la carrera profesional de este magnífico escritor apenas duró 15 años, pero en ese tiempo nos deslumbró con más de 40 títulos; ensayos viajeros, poesía y prodigiosas novelas de aventuras.

El siglo XIX estaba en todo su esplendor, la Revolución Industrial había dado paso a una época floreciente donde se podía soñar con todo, y muchos escritores se sumaron a ese empeño: los franceses Víctor Hugo, Julio Verne, Alejandro Dumas; los británicos Walter Scott, Charles Dickens y nuestro protagonista Robert Louis Stevenson

Sus novelas son leídas en todos los países del mundo, como La Isla del Tesoro o El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hide (consiguió vender 250.000 ejemplares en muy pocas semanas, todo un hito para la época).

Siempre luchó por ser independiente, fue un luchador incansable, fue bohemio en el siglo oportuno, reivindicó los valores sociales, luchó por la igualdad de clases, aspiró a la socialdemocracia en un ambiente muy cerrado y opresivo. Juerguista, pendenciero, vividor, amante de los viajes… todo un personaje.

Nació el 13 de noviembre de 1850 en Edimburgo. Fue hijo único de un matrimonio acomodado (el padre era Ingeniero de construcción de Faros marítimos). Era una familia aburguesada y esperaban de su hijo que continuara la carrera del padre, pero el pequeño Robert había sido llamado a otras cosas, y muy jovencito mostró querencia por la Literatura, quería contar historias

Siendo muy joven publicó su primera obra, que llevaba por título La Revuelta de Pentland (22 páginas), y su padre quiso complacer a su hijo de 16 años y publicar su libro. Le pagó una edición de 100 ejemplares, el libro paso sin pena ni gloria, pero queda para la Historia como su primer libro publicado. Pero fue solo el principio de un gozoso camino…

Se inscribió en la Universidad para estudiar Ingeniería cumpliendo el deseo paterno, pero muy pronto Robert se dio cuenta que eso no era lo suyo. A él le iba la bohemia, las tabernas escocesas, cantar a la luz de las fogatas; y se empezó a relacionar con círculos muy progresistas, y a frecuentar ambientes díscolos, siempre de mujer en mujer en ambientes soterrados. Al poco cambió la carrera de Ingeniería por la de Leyes y, precisamente estudiando esta carrera, la enfermedad se desató en su cuerpo y le diagnosticaron tuberculosis con apenas 23 años. En aquel tiempo, esta enfermedad era síntoma de una muerte más que segura, tarde o temprano sería victima, por tanto tenía que combatirla como fuese.

En 1875 consigue la Licenciatura en Leyes (aunque nunca ejercería como Abogado), y pronto empieza a viajar por Europa para intentar mejorar el estado de sus pulmones, preferentemente en Francia. Y aquí es donde Robert encuentra su alma de viajero; sube montañas, pasea por parajes incógnitos, llega a Aldeas y Pueblos acogedores, navega por los ríos franceses… y en 1876 (justo cuando el General Custer está siendo derrotado por los Indios al otro lado del “charco”) conoce al amor de su vida. Era una bella dama norteamericana y el flechazo es instantáneo y entienden rápidamente que sus vidas van a estar unidas para toda la eternidad…

Fanny Osbourne era 10 años mayor que él, y a esto había que sumar que estaba separada y que tenía 2 hijos. Como os podéis figurar los padres de Robert enseguida saltaron de ira y le dijeron a su hijo que esa relación era imposible y que no se podía llevar a cabo. Pero a Robert no le iban a hacer cambiar de opinión porque estaba convencido que había encontrado a su “media naranja”. Fanny regreso a EEUU para tramitar el divorcio y se instaló en California, mientras que Robert regresó a Escocia para intentar convencer a su padre, pero este le amenazó con desheredarle, con quitarle la pensión de manutención, en fin, un desastre. Este, rebelde como era y con más pena que gloria, se embarco rumbo a los EEUU.

Corría el año de 1879 y en los emergentes Estados Unidos corría la fiebre del oro, la fiebre por acabar con las tribus aborígenes, la fiebre por expandirse hacia el Oeste, pistoleros en Texas; era un país de todo menos aburrido. Y aquí tenemos a un Robert vestido de escocés, medio harapiento, muy hambriento y con los pulmones destrozados llegando a los Estados Unidos de América. Tiene que atravesar todo el país buscando a Funny, con una dirección incierta y con la enfermedad “a cuestas”. Y de esta guisa, como un mendigo cruza el país entero, y para su alegría localiza a su amor que ya hemos dicho que vivía en California.

Funny cuidó y se entregó con esmero para la recuperación de Robert, y durante unos meses va notando mejoría y empieza a tomar notas sobre lo que va viendo. Y en marzo de 1880 la pareja por fin se casa y pasan la luna de miel en una vieja cabaña minera abandonada, casi en la indigencia, pero son realmente felices… Y, en agosto de 1881 llegan a Escocia para instalarse y su padre a regañadientes acepto la relación, y desde ese momento Stevenson va a empezar una carrera creativa sin igual.

Una tarde de verano, su hijo adoptivo se quedó mirando a su padrastro y le espeto “tú escribirías una buena novela para mi” y Robert le respondió “dime hijo ¿qué entiendes tú por una gran novela?”. El adolescente le contesto “no se, que tenga un poco de todo, que tenga barcos, soldados, que tenga aventureros, piratas, un chico como yo y, sobre todo, por favor, nada de mujeres”. Robert Louis, divertido tomo muy buena nota y al día siguiente comenzó a escribir La Isla del Tesoro. La obra se publicó por entregas (folletín) al uso de la época, y se estuvo publicando durante 2 años, y en 1883 nació como libro. Fue todo un éxito y gracias a ello consiguió la independencia económica de su padre, y ya sin presiones comenzó a crear, dejando volar su imaginación como nadie sabía hacerlo…

Y llegaron nuevas obras, como un poemario, El jardín de versos para niños (una obra sencillamente genial). En ese año de 1885 la nefasta tuberculosis avanzaba a pasos agigantados con especial virulencia. Una noche de invierno en su mansión, quedó mirando el crepitar de la chimenea, y veía formas horribles, grotescas, lo estaba pasando mal, tenía mucha fiebre; y esa noche, en una pesadilla surgieron 2 personajes que se adueñaron de la mente y el alma de Robert Louis, nos referimos como no al Dr.Jekill y a su versus Hide. Al día siguiente Robert saltó al papel dispuesto a escribir la historia más alucinante jamás contada, y lo hizo en apenas 60.000 palabras. Dicen que es una obra casi autobiográfica, pero el manuscrito original se perdió (existen varias versiones de porqué), pero el editor que iba a editar la obra le presionó, y Robert, aún con más fiebres tuvo que redactar de nuevo la obra y tuvo un plazo de tan solo 3 días.

Nunca sabremos que escribió en ese primer texto, pero el que conocemos es una obra inmortal. Apareció en las librerías en enero de 1886 y como suponéis fue un éxito rotundo, vendiendo aún más ejemplares que La Isla del Tesoro. En aquella época también apareció El ladrón de cadáveres, escribió pequeñas obras que reflejaban la problemática social de la época y hablaban de las desigualdades humanas y de cómo debían ser las cosas.

Ya tenía fama, ya tenía dinero, pero cada vez tenía menos salud… por tanto, coge su familia y marcha rumbo a la Polinesia buscando un clima benigno. Llegaron a Samoa, el cual fue el último paisaje, el último paraíso escénico para una leyenda de la Literatura, Robert Louis Stevenson. Allí murió con 44 años Tusitala (el Contador de Historias para los samoanos). Seguro que a alguno nos ha hecho felices en algún momento de nuestras vidas…

Share

Comentarios5 comentarios

  1. Gracias por tu visita a mi blog y por tu comentario. Muy interesante tu página, me pasaré por aquí para conocer esas historias de la historia que tan bien relatas.

    Un abrazo

  2. Fue la primera novela que leí en Ingles con 12 años, y me quedé prendada. Casualmente hoy mis nietos vieron la película en dibujos animados.
    Gracias por “culturizarnos” y hacerlo ameno. No sabía que había muerto tan jóven y en Samoa
    Un abrazo

  3. Felix Casanova Briceño

    Gabriela a mi me hizo feliz y me sigue haciéndolo.Felisa, gracias a ti por tu estupenda pagina y tu sentimiento.
    Querida Katy, los samoanos en 2 años que pudo aguantar la tuberculosis, llegaron a quererlo como uno de ellos y se reunian en torno a el para escucharle relatar historias increibles.Gracias por tus palabras.