El Rey Ricardo III de Inglaterra no sólo sufrió de escoliosis de la columna vertebral. También había sido infectado por gusanos parásitos que alcanzaban la longitud de una pierna.
Muchos gobernantes famosos sufrieron de las enfermedades comunes de su tiempo, lo que a menudo les acarreaba vergüenza.
El emperador romano Claudio (10a.C-54d.C) tenía una gran dificultad para oír y según todos los indicios cojeaba mucho. Por otra parte, se le conoce como el «Emperador mocoso», tenía una nariz que moqueaba continuamente. Posiblemente sufrió de exceso de flautulencias durante toda su vida. Según el historiador romano Suetonio, «planeó» un decreto para que en las mesas se diese rienda suelta a aquellas ventosidades a fin de que fuera visto como algo normal y no ser objetivo de las burlas por ello.
Carlos V (1500-1558), el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico o también conocido como Carlos I, rey de España, no podía comer en público debido a una deformidad conocida como «labio o mandíbula de los Habsburgo», producida probablemente por el alto grado de consanguinidad en su familia generaciones atrás. Como muchos de los Habsburgo, su malformación le provocaba verguenza y prefería comer sólo.
Los hijos de los poderosos Medici de la Florencia renacentista, sufrían de raquitismo, una enfermedad que hoy en día es una de más comunes de la infancia en los países en vía de desarrollo. Esta enfermedad era debida a la sobreprotección que procuraron los Medici a sus hijos, que crecieron con los más altos estándares sociales de su tiempo y utilizando métodos como la lactancia materna demasiado prolongada y una baja exposición a la luz solar.
La Era Isabelina combina el florecimiento del teatro inglés con la expansión internacional y los triunfos navales. Sin embargo, la reina Isabel I (1533-1603), también conocida como «la reina virgen», tenía unos dientes amarillos y asimétricos, amén de que les faltaban gran parte de ellos. De hecho, eran normal en ella los ataques de muelas, aunque siempre se negó a que le sacaran los dientes defectuosos. Esta mala decisión le acarreó gingivitis y neuralgia y fuerte dolores en cara y cuello, según el autor del libro «Elizabeth, la Reina», Alison Weir. También sufría de ataques de pánico y tenía las piernas completamente llenas de varices.
Luis XIV de Francia (1638-1715) o «el Rey Sol» tuvo una larga lista de enfermedades. La más conocida fue una fístula anal, que en esta ocasión, si pudo eliminar gracias a una exitosa operación de cirugía.
En cuanto a Napoleón, otro Waterloo particular fueron sus hemorroides. Según algunos estudiosos, las hemorroides le causaron grandes dolores y le debilitaron en demasía en la batalla que marcó el final de la época napoleónica en la historia europea. El emperador de la Francia, las sufría desde los veinte años de edad, a lo que hay que sumarle otras desagradables enfermedades como la neurodermatitis. Y es que la enfermedad no entiende de títulos y grandezas.
Imágenes: Flickr Fuentes: News.discovery.com
Y también enfermedades mentales, como las de nuestro Felipe V y su hijo Fernando VI.
El problema que citas de los Austrias españoles es más grave de lo que parece a simple vista.Y es que muchos de ellos acabaron padeciendo trastornos digestivos por culpa de una deficiente masticación. Carlos II el Hechizado, que fue amamantado hasta muy tarde, originaba además erosiones importantes en los pezones de sus sufridas nodrizas que huían de él como de la peste.
Un saludo.
No sé por qué demonios sale ese número. Soy Cayetano, no un robot.
Sr. Cayetano, ¿no será vd. un replicante de Blade Runner y lo ha detectado el sistema? 🙂 Como bien dice usted, esos problemas congénitos acababan pasándoles factura. Gracias por el aporte.
Un saludo
El Carlitos I, supongo que usaba paraguas en los dias lluviosos.Si no ahogamiento seguro. Se se perdia nada, lo siento pero lo morado me puede. y no me referia al coleta.
Vd. y sus eufemismos don Pedro … 😉
No está nada mal, enfermedades hoy prácticamente erradicas o de fácil tratamiento. Y menos mal, porque si encima de ricos y poderosos hubieran sido eternos imagina:-) Bss y buen finde
Menos mal que algunos personajes históricos no bebieron de las fuentes de la eterna juventud de Ponce de León y hubiera funcionado el asunto. Mal ibamos 🙂
Bss y feliz finde
Como siempre….buenas e interesantes reseñas históricas..!!
UN SALUDO
Gracias, Juan Carlos 😉
Un saludo¡