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Las mujeres y el catarismo

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La participación de las mujeres en el sostenimiento y difusión de la «herejía» conocida como catarismo en Languedoc en la primera mitad del siglo XIII, fue mayor que el papel pasivo que generalmente se les ha atribuido en la sociedad medieval. Los registros de la Inquisición (que sobreviven en Francia desde el año 1230) dan testimonio de esto, porque estas declaraciones y frases cuidadosamente grabadas contienen muchos ejemplos de mujeres que se conviertieron en perfectae o ministros de la fe cátara, y muchas más que fueron credentes, las creyentes de la Fe que proporcionaban apoyo económico y refugio para el ‘prefecto’.

mujeres-y-catarismoCon influencias del maniqueísmo en sus etapas pauliciana y bogomila, el catarismo afirmaba una dualidad creadora (Dios y Satanás) y predicaba la salvación mediante el ascetismo y el estricto rechazo del mundo material, percibido por los cátaros como obra demoníaca.

Tan común era la participación de las mujeres en la sociedad cátara que hay un caso de una espía femenina que fue utilizada por la Inquisición. A mediados de la década de 1230, Marquese, esposa de Bertrand de Prouille, envió tres veces al maestro Raúl de Narbona (funcionario de la Inquisición) información sobre las reuniones de herejes a las que fue libremente admitida, pues provenía de una familia de herejes . Pero ella no fue aparentemente una espía muy eficiente, ya que sólo atrapó a un hereje.

cataros-condenadosEste método difícilmente podría haber sido empleado si los Cátaros no hubieran aceptado a las mujeres como miembros de la secta y pusieran su confianza en sus partidarias. El papel de la mujer en el catarismo durante la primera mitad del siglo XIII ha podido ser refrendado a través de ejemplos extraídos en gran medida de registros inquisitoriales (en particular de la Colección Doat de la Bibliothèque Nationale), para tratar de ofrecer alguna explicación para este papel que contrasta tan marcadamente con el habitual «orden correcto» de las cosas en la sociedad medieval.

En lo esencial, la Iglesia cátara se dividió en dos clases: los perfecti y los credentes. Los perfecti eran una pequeña minoría que habían recibido la consolamentum en una ceremonia especial, comprometiéndose a vivir una vida de pureza absoluta, pacífica, casta, sin propiedades, y comiendo y bebiendo sólo lo que estaba estrictamente prescrito.

Sus vidas fueron dedicadas a la predicación, la conversión y la contemplación. Los credentes estaban integrados con la sociedad que les rodeaba, participaban en la vida económica, se casaban y encargaban de la educación de sus familias y participaban en la guerra cuando se presentaba la ocasión. En general, ellos/as recibían el consolamentum de los perfecti en el momento de la muerte. El final de la mayoría ya lo conocemos…

7 COMENTARIOS

  1. Esta entrada seguro que hace las delicias de Montserrat Suáñez. Hace poco presentó en Madrid su libro «La leyenda del enmascarado» donde trata de este asunto. Con los cátaros pasó como con otros movimientos disidentes de la ortodoxia, como los husitas. Al final, sangre y fuego para los contestatarios.
    Un saludo, Félix.

  2. Gracias Félix, por alguna extraña razón, me atrae mucho el tema de los cátaros. Artículos como este no hacen más que reforzar mi curiosidad por el tema.

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