Aliesteir Crowley

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Un individuo sin escrúpulos, que tuvo una auténtica legión de seguidores, que creó en torno asimismo una aureola de misterio y satanismo.
Nace en 1875, hijo de un cervecero irlandés, y su infancia queda marcada por el fanatismo religioso de sus padres, hasta el punto de que en la adolescencia reniega de sus padres que ya le habían colocado el apelativo de “la gran bestia” o el “666”, porque ellos ya pensaban que su hijo era la bestia del Apocalipsis.
Para aislarse de esa dura infancia, se hace poeta, alquimista, profeta, deportista, filósofo, comienza a “devorar” libros… y adquiere una gran cultura que le da un gran atractivo intelectual en la sociedad Victoriana en la que vivía.
Haz lo que quieras y esa será tu Ley” fue su frase de cabecera vital. Con 23 años, después de haber decidido ingresar en la Golden Dawn, se da cuenta de que su verdadera pasión es la Magia y, empieza a viajar por todo el mundo absorbiendo conocimientos de todo tipo de culturas (india, china, africana…).
Comienza a tener visiones, llegó a pasar una noche en el interior de la Gran Pirámide de Keops sintiéndose “el elegido” para la revelación final y, en 1904 publica “El libro de la Ley”. Fue expulsado de Italia y Francia, pero sigue mostrando por Occidente su “magia sexual”, siempre vestido de forma variopinta (de conde, de caballero inglés, de chino mandarín, de hindú…). Tenía una capacidad camaleónica de transformación, y, en todas sus “personalidades” cumplía el perfil y nadie osaba reírse de él porque inspiraba mucha credibilidad.
En 1901, encontrándose en México, recibe la noticia de la muerte de la reina Victoria y empieza a dar saltos y gritos de alegría, diciendo que ha terminado la época de la represión, lo que le va creando enemigos en la sociedad victoriana. También en México dijo que había descubierto la invisibilidad y la piedra filosofal. Todo este tipo de cosas, aparte de granjearle enemigos, le hizo ser el líder a seguir de muchas personas que lo tenían verdaderamente como “el elegido”. Carisma no le faltaba para ello.
Tuvo varias mujeres que acabaron alcoholizadas, fue un empedernido drogadicto, no paraba de tomar alucinógenos para llegar al trance, y fue considerado hasta su muerte en 1947 como la persona más perversa del mundo por sus grandes orgías y sus prácticas de magia negra.

Aún hoy en día hay verdaderas “legiones” de fanáticos seguidores de Aleister Crowley que lo siguen considerando como un enviado por las fuerzas del mal…

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