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El «tonto de Owari», el samurái que unificó Japón

oda nobunaga
Tiempo de lectura: 4 minutos

Oda Nobunaga, el que fuera llamado «el tonto de Owari» sería conocido como el gran unificador de Japón

En el siglo XVI, Japón estaba dividido. El llamado Período Sengoku fue un período en el que la estructura feudal tradicional que unía al país se hizo añicos. Y el caos imperante provocó guerras constantes.

Los grandes señores y sus samuráis lucharon entre sí por el poder. Al mismo tiempo, la sociedad, tradicionalmente cerrada, luchaba por adaptarse a las nuevas ideas y tecnologías que habían sido introducidas por los europeos. En general, fue un tiempo caótico.

Pero en ese caos apareció Oda Nobunaga. Con una combinación de sus dones naturales para el mando y la férrea voluntad de ser brutal y despiadado cuando tocaba, sin miramientos, Nobunaga comenzó el largo proceso de reunificación del destrozado país. Sin embargo, si hubieras conocido a Nobunaga de joven, probablemente sería la última persona en la que pensarías en términos de liderazgo para unir Japón.

Nobunaga era el hijo de un gobernador militar del centro de Japón. Y desde muy joven era difícil de controlar. Con frecuencia andaba causando problemas a sus padres por las continuas jugarretas a los otros niños, y sus «hazañas» juveniles y su aparente poca inteligencia eran tan bien conocidas que la gente lo llamó «el tonto de Owari». Así pues, cuando murió su padre, no es de sorprender que los samuráis que estaban a su mando no estuvieran dispuestos a seguir a Nobunaga. Su tío, Nobutomo, aprovechó la oportunidad para autoproclamarse como el líder de Owari. Pero tonto o no, Nobunaga no iba a dejar que eso sucediera sin ofrecer pelea.

Una estatua que representa a Oda Nobunaga
Una estatua que representa a Oda Nobunaga

Habiendo reunido a unos pocos seguidores, Nobunaga se encontró con su tío en la batalla frente al Castillo Kiyosu y lo derrotó. Nobutomo luego se suicidó. Mostrando algo de la crueldad que más tarde le vendría tan bien, Nobunaga asesinó a su hermano menor. Ahora, no había nadie que se le opusiera para tomar el control sobre Owari.

Eso significaba que Nobunaga ahora podía dirigir su atención hacia otros territorios, comenzando con el clan rival de Imagawa. El líder de Imagawa, Imagawa Yoshimoto, fue uno de los señores feudales más poderosos de Japón, y en 1560 decidió que había llegado el momento de convertirse en Shogun, o señor supremo del país. Por supuesto, Nobunaga no iba a dejar que eso sucediera. Cuando Yoshimoto reunió un ejército de 40,000 hombres para atacar la ciudad capital de Kyoto, Nobunaga se apresuró a detenerlo. El «único problema» era que sólo pudo reunir a unos 4.000 hombres. En un alarde de temeridad, o de locura, Nobunaga condujo a su tropa a la batalla.

Si bien la idea de atacar cuando te superan en número de 10 a 1 suena suicida, Nobunaga tenía un as bajo la manga. Aumentó el tamaño de su ejército con samuráis ficticios rellenos de paja para dar al enemigo la impresión de que estaban siendo atacados por una fuerza más grande.

Oda Nobunaga en la batalla
Oda Nobunaga en la batalla

Gracias a esta estratagema de «aumentar» su ejército artificialmente, pudo disaudir al rival de un ataque que hubiera sido derrota segura. Pero esa noche, durante una gran tormenta, la pequeña fuerza de Nobunaga cargó contra el campamento de Yoshimoto. Al principio, Yoshimoto asumió que una trifulca había estallado entre sus propios hombres ya que la fuerza de Nobunaga era muy pequeña. Rápidamente se demostró que estaba equivocado cuando dos de los guerreros de nuestro protagonista lo atacaron, cortándole la cabeza. Con su líder muerto, el ejército de Yoshimoto huyó rápidamente.

Durante las siguientes dos décadas, Nobunaga solidificó su control sobre el país aplastando a cualquiera que intentara oponérsele. Parte de su éxito vino de su uso revolucionario de las armas de fuego. Aunque las armas ya eran parte de las guerras japonesas, Nobunaga las usó masivamente.

Además, Nobunaga rompió con la tradición al elegir hombres para dirigir su ejército en función de su capacidad, no de sus conexiones familiares. Uno de sus más grandes generales, Toyotomi Hideyoshi, comenzó como un humilde soldado campesino. Pero debido a su habilidad como guerrero y líder, Nobunaga finalmente lo ascendió hasta convertirlo en su principal lugarteniente.

oda nobunaga japonEn 1582, Nobunaga tenía el control de alrededor de la mitad del país y era el señor más poderoso que existía. Pero no hace falta decir que eso le había granjeado muchos enemigos. Y ya estaban planeando una forma de eliminarlo. Ese año, Nobunaga recibió un mensaje de uno de sus generales solicitando refuerzos en el asedio de un castillo cerca de Okayama.

Nobunaga envió tropas al castillo mientras se detenía en el templo de Honno-ji, cerca de Kioto. Cuando se despertó a la mañana siguiente, descubrió que el templo estaba rodeado de samuráis. Los guerreros estaban liderados por uno de los generales de Nobunaga, Akechi Mistuhide. Mitsuhide había guardado rencor por largo tiempo contra Nobunaga por que le había insultado en público.

Así pues, había llegado la hora de la venganza e incendió el templo con Nobunaga en su interior. Sin otras opciones, Nobunaga se hizo el ritual el sucidio. Con Nobunaga muerto, Mitsuhide comenzó a tratar de tomar el control del territorio de su antiguo amo. Mientras tanto, Toyotomi Hideyoshi recibió noticias de la traición de Mitsuhide. Rápidamente condujo a su ejército hacia Kioto y aplastó al ejército de Mitsuhide. El mismo Mitsuhide fue asesinado por un grupo de samuráis independientes mientras huía de la batalla. Con Nobunaga y su hijo asesinados en Honno-ji, Hideyoshi apareció en escena como el caudillo de Japón.

Hideyoshi continuó con el plan de Nobunaga de unificar el país, una tarea que fue completada por su propio sucesor, Tokugawa Ieyasu. Como dice un popular refrán japonés: «Nobunaga prepara el pastel de arroz nacional, Hideyoshi lo amasa y, al final, Ieyasu se sienta y se lo come». Aún así, Nobunaga se considera por muchos como el principal revulsivo de la unificación nipona.

Hoy, Nobunaga es recordado como el primer «gran unificador» de Japón, no es mal legado para un hombre al que la gente llamaba tonto.

(*) Imágenes: Wikimedia Commons, Yōsai Nobukazu Referencias: Wyatt Redd, El despiadado samurái que reunió Japón

2 COMENTARIOS

  1. Pues no era tonto como se creía. Lo cual no obstaculiza que haya tontos hoy que logren llegar al poder en algunos países, no por sus hazañas ni por su valor, sino por la fuerza de los medios afines y de los que los financian.
    Saludos.

    • De tonto no tenía un pelo. Respecto a los tontos y el poder, no podría estar más de acuerdo contigo. En una sociedad donde los méritos no se valoran, prima más ser abraza-farolas.
      Saludos, Cayetano.

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