El estilo de moda victoriano comprende casi dos tercios del siglo XIX. A lo largo del extenso reinado de 63 años de la monarca británica se produjeron numerosos cambios en las tendencias. Para 1907, un porcentaje importante de las ropas eran confeccionadas en fábricas y a menudo comercializadas en grandes tiendas. La confección a medida y la costura en los hogares todavía era significativa, aunque esta práctica ya estaba en declive. Las nuevas maquinarias y materiales modificaron la forma de vestir.
La introducción de la máquina de coser a mediados del siglo simplificó la confección de vestidos tanto en los hogares como en los negocios, y permitió hacer en serie modelos que de hacerse a mano hubieran tenido un coste prohibitivo.
La moda victoriana era una cuestión de vida o muerte
La tendencia más famosa de la moda victoriana mortal era el corsé. Esta pieza de moda fue diseñada para adelgazar la cintura de una mujer, dándole la figura de reloj de arena. Los corsés se podían usar de forma segura sin ningún riesgo, pero la costumbre victoriana de apretarse los cordones en demasía tuvo consecuencias mortales cuando no problemas de salud crónicos para sus usuarias. Los cordones apretados desplazaban los órganos internos, e incluso les rompían las costillas. Las mujeres solían desmayarse debido a que no podían respirar, e incluso hubo un caso en que una mujer murió a causa del acero de su corsé que le atravesó literalmente el corazón.
Otro ejemplo de una opción arriesgada de la moda victoriana es el miriñaque, también llamado crinolina, una falda de aro hecha de crin de caballo o acero. Debido a su gran diseño redondo, las mujeres que vestían esta falda eran susceptibles a las violentas ráfagas de viento e incluso muchas mujeres en los muelles fueron arrastradas por el viento hacia el mar con un final fatal. Pero eso no es todo, las faldas de aro eran tan grandes que corrían el riesgo de quedar atrapadas en las ruedas de los carruajes o derribar velas y prender fuegos por doquier. En 1863, 3.000 fieles murieron quemados en una iglesia cuando las grandes faldas causaron que las aterrorizadas mujeres se cayeran y bloquearan las salidas. Un pequeño incendio acabó en tragedia.
Otras modas acabaron con no pocas vidas en la época victoriana, desde vestidos hechos de telas teñidas con tinte a base de arsénico, cuellos almidonados exageradamente que estrangulaban a los hombres mientras dormían o sombreros de copa con un alto contenido en mercurio. Sin duda es bueno que algunas modas pasen al olvido.
Hay que ver, hay que ver… la ropa que en otro tiempo llevaba la mujer. Aunque hubo aciertos, por ejemplo la moda de poner el ojal de los abrigos y camisas de señora en el lado derecho. Así, las criadas podían «abotonarlas» más fácilmente.
Un saludo, Félix.
Acabo de ver este comentario de diciembre… ayyysss
Un abrazo al Cayetano del pasado!!