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De Staten Ilsand al Bronx: La vida en Nueva York antes del aire acondicionado

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Nueva York siempre ha sido golpeada por las inclementes olas de calor. A lo largo de su historia se registran momentos bastante lamentables en donde la gente tuvo que ingeniárselas para no sucumbir a las excesivas temperaturas. Hasta antes de la comercialización del aire acondicionado, Nueva York vivió verdaderas situaciones críticas por el calor.

Fue el 4 de julio de 1872 cuando The New York Times documentó que en las últimas 48 horas habían fallecido 100 neoyorkinos por el calor. Pero fueron las siguientes olas de calor las que exasperaron a los ciudadanos, quienes eligieron dormir al aire libre o mudarse a otros estados. En julio de 1892, The New York Times informó que, en East Side, centenares de familias abandonaban sus residencias para habitar en las calles. Personas de todas las edades se establecieron en las vías públicas, incluso trasladando sus objetos personales al pavimento y jardines. Muchos optaron por dirigirse a Coney Island o al Central Park.

Como medida desesperada, en junio de 1923 el alcalde de Nueva York decretó que en todos los parques de la ciudad se podía dormir al aire libre.

Una de las escenas más tristes de finales del siglo XIX fue observar a las personas refrescándose desesperadamente en los ríos East y Hudson, ambos contaminados por desechos de todo tipo. Como era de esperarse, los fallecimientos por ahogamiento crecieron durante estas temporadas de calor.

La aparición del aire acondicionado

Aunque el ingeniero Willis Carrier (1876-1950) ya venía ideando el primer sistema de aire acondicionado desde inicios del siglo XX, recién en 1921 patentó su máquina de refrigeración centrífuga. Aquel sistema refrigerante solamente estaba diseñado para enfriar el aire de grandes ambientes, como almacenes o talleres.

El exitoso debut del invento de Carrier fue en una tienda de Detroit en 1924. La empresa adquirió tres equipos refrigerantes porque sus clientes solían marearse en los espacios cerrados. Como era de esperarse, la clientela de la tienda aumentó y también la fama de Carrier. No obstante, su gran prueba fue, precisamente, en Nueva York. En 1925 el Teatro Rivoli solicitó al inventor la instalación de una máquina de aire acondicionado. Se hizo gran publicidad del evento, habiendo más expectativa por el equipo refrigerante que por la película de estreno. En poco tiempo, centenares de teatros y cinemas solicitaron el sistema de Carrier.

En los años 20’ se comercializaron los primeros equipos de aire acondicionado residencial y en los 60’ se hicieron accesibles para todo público. En efecto, el número de fallecidos por las inclemencias del calor disminuyó en Nueva York a partir de allí. Hoy es casi inimaginable una vivienda norteamericana sin aire acondicionado. “Actualmente en Estados Unidos el 90 % de los hogares cuenta con un sistema de aire acondicionado. Esto se debe a que el aire acondicionado permite sobrellevar mejor el aumento de las temperaturas, contribuyendo a la conservación de los alimentos, a la purificación del aire, entre otros beneficios”, informa Luis Galdós de ElDulceHogar.

(*) Créditos imagen: pixabay

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