Después de que los estadounidenses y sus aliados ganaran la Guerra de Independencia contra los británicos en 1783, las relaciones entre las dos naciones fueron pésimas. Pero hoy, Estados Unidos y Reino Unido tienen una «relación especial».
Pero, ¿cuándo, exactamente, los primos transatlánticos se hicieron amigos después de que todo aquel té fuese arrojado al agua?
Estados Unidos comenzó siendo una potencia alineada con Francia. Esto no es una sorpresa, dado que Francia luchó junto a los revolucionarios estadounidenses para expulsar a los británicos de las 13 colonias rebeldes. De hecho, la participación de Francia en la Guerra Revolucionaria es, en gran parte, la razón por la que Francia quebró y luego tuvo una revolución propia para derrocar a su rey y su reina. Capítulo aparte merece la importante influencia de España en aquel conflicto, que abordaremos en otro momento.
La Revolución Francesa dio un giro inesperado a las relaciones entre Francia y Estados Unidos y estas se deterioraron. El terror que siguió a la Revolución Francesa y las ejecuciones de tantos aristócratas fue visto como un acto de libertinaje y horror por la gente de los Estados Unidos.
Ese punto de vista empujó a Estados Unidos a una postura neutral en lo que respecta a la rivalidad centenaria entre Francia y el Reino Unido, lo que abrió una oportunidad para que Estados Unidos arreglara las cosas con los británicos. Esta oportunidad fue adecuada para muchos estadounidenses, que tenían mucho en común con los británicos.
Estados Unidos básicamente gozaba del sistema legal inglés. El idioma inglés era otro punto importante. Grandes cantidades de inmigrantes desde el Reino Unido a los Estados Unidos continuaron llegando después de la independencia, y también lo hizo el comercio. También había una moda, las herederas estadounidenses ricas se casaban con británicos pobres pero de origen noble. Winston Churchill es el producto de uno de esos matrimonios.
Dadas estas similitudes e intercambios culturales, EE.UU. y el Reino Unido eran compañeros de cama naturales
Esta relación tuvo una prueba de fuego durante la Guerra de 1812, cuando las fuerzas británicas capturaron Washington DC y prendieron fuego a gran parte de ella. El punto más bajo de la relación fue el incendio de la Casa Blanca en 1814. No obstante, a lo largo del siglo XIX, las relaciones mejoraron, en parte debido a las oportunidades comerciales que Estados Unidos ofrecía.
Pero las tensiones hervían a fuego lento bajo la superficie de un acuerdo por lo demás amistoso durante el siglo siguiente. El principal tema de discordia fue el sistema británico de preferencia imperial, por el cual el comercio dentro de su imperio era en gran parte libre de aranceles. A Estados Unidos le molestaba tener que pagar impuestos por importar y exportar a los lucrativos mercados del Imperio Británico, como la India.
A los estadounidenses no les gustaba aquello, y por eso anhelaban desmantelar el imperio, trataban de romper lo que ellos veían como el monopolio del Imperio Británico.
A pesar de estas tensiones, las relaciones diplomáticas se mantuvieron cordiales y la asociación se convirtió en una alianza verdaderamente significativa durante la Segunda Guerra Mundial. El primer ministro Winston Churchill se quedó una larga temporada en la Casa Blanca durante la Navidad de 1941 para disgusto de la primera dama Eleanor Roosevelt, pero terminó convirtiéndose en un momento histórico en las relaciones transatlánticas. El presidente Franklin D. Roosevelt y Churchill a menudo se quedaban despiertos hasta altas horas de la noche, tramando su estrategia de guerra mientras bebían alcohol y fumaban puros.
Hay un par de historias divertidas que surgieron de aquella estancia. En una ocasión, Churchill salió del baño sin su bata y Roosevelt se encontró con él y se sorprendió. Churchill dijo: «El primer ministro del Reino Unido no tiene nada que ocultarle al presidente de los Estados Unidos». Fue una relación extraordinariamente cercana.
La simpatía, aunque genuina, también fue producto de la necesidad. El Reino Unido y su imperio habían estado librando una guerra global casi en soledad durante más de un año después de que los franceses se rindieran y antes de que el ataque a Pearl Harbor obligara a Estados Unidos a entrar en la refriega. Los británicos estaban desesperados por recibir ayuda. Mientras tanto, Estados Unidos estaba agradecido de encontrar un aliado curtido por la guerra y estratégicamente ubicado dispuesto a albergar a sus tropas para luchar contra Alemania.
Después de la guerra, Churchill fue destituido de su cargo y decidió hacer una gira de conferencias por los Estados Unidos. Fue entonces cuando Churchill acuñó el término «relación especial», y se mantuvo. El intercambio de inteligencia y la colaboración militar entre los dos países durante la Guerra Fría fue fundamental, y desde entonces ambos países se han visto, invariablemente, casi como hermanos.