En abril de 1731, el bergantín Rebecca fue abordado por un guardacostas español frente a La Habana bajo sospecha de llevar contrabando. Su capitán, Robert Jenkins, fue capturado, y aunque el capitán español no pudo encontrar nada, supuestamente le ataron al mástil y le cortaron la oreja al inglés con su espada. Al menos esto cuenta la leyenda (falsa). El gobierno inglés exigió compensaciones a Madrid, sin llegar a un acuerdo, y, en plena indignación patriótica declaró la guerra a España.
Rigor histórico. Si buscamos este episodio histórico en internet, encontramos miles de «fuentes» que dan por cierto el episodio de la oreja -muchas españolas, lo que es peor-, pero aquello nunca sucedió, hasta los historiadores ingleses lo han confirmado como una leyenda. Según esta, los «sufrimientos» de Jenkins fueron denunciados en la prensa, y una queja oficial fue hecha a España, y allí habría quedado el asunto si el falso suceso no se hubiera aireado años después en medio de crecientes tensiones sobre el comercio con las colonias sudamericanas de España. Jenkins incluso apareció ante el Parlamento mostrando el órgano mutilado conservado en un frasco. Esto nunca sucedió, pero Jenkins definitivamente se convirtió en una causa célebre e incluso goza de una obra de teatro, por no mencionar las innumerables pinturas que retratan el ficticio episodio.
La guerra declarada en 1739 se hizo conocida como la Guerra de la oreja de Jenkins, aunque su «terrible experiencia» tuvo poco que ver con las causas reales. Sin duda, a los patriotas ingleses les convenía publicitar la crueldad española en las colonias de Sudamérica, lo cual era irónico teniendo en cuenta que una de las cosas por las que Gran Bretaña estaba luchando era el derecho a seguir vendiendo esclavos africanos en América.
La guerra del Asiento fue un conflicto bélico que duró de 1739 a 1748, en el que se enfrentaron las flotas y tropas del Reino de Gran Bretaña y del Reino de España principalmente en el área del Caribe. Debido a los grandes recursos utilizados por ambas partes, por la grandeza del escenario geográfico en el que se desarrolló y por la magnitud de los planes estratégicos de España e Inglaterra, la guerra del Asiento puede considerarse como una verdadera guerra moderna.
A partir de 1742 la contienda se fusionó con la guerra de Sucesión Austriaca, cuyo resultado en el escenario americano finalizaría con la derrota inglesa y el retorno al statu quo previo a la guerra. La acción más significativa del conflicto fue el Sitio de Cartagena de Indias de 1741, en el que fue derrotada una flota británica de 186 naves y casi 27.000 hombres a manos de una guarnición española compuesta por unos 3.500 hombres y seis navíos de línea. Blas de Lezo fue clave en la victoria española en el Caribe.
Durante la batalla, dada la enorme superioridad numérica y de medios que tenía Gran Bretaña contra España, resultó decisiva la extraordinaria eficacia de los servicios de inteligencia españoles, que consiguieron infiltrar agentes en la Corte londinense y en el cuartel general del almirante Vernon. El plan general británico, así como el proyecto táctico de la toma de Cartagena de Indias, fueron conocidos de antemano por la Corte española y por los mandos virreinales con tiempo suficiente para reaccionar y adelantarse a los británicos.
En el Caribe el conflicto fue conocido como guerra de Italia. Este nombre se debe a que, para España, esta guerra entroncó con la de Sucesión Austríaca y fue en Italia donde se desarrollaron las principales acciones españolas.
Las batallas muchas veces se ganan en la retaguardia y sin pegar un solo tiro..
Saludos, Félix.
Más vale maña que fuerza 😉
Saludos, Cayetano.