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Abjuración de Galileo, Ciencia vs Creencia

Tiempo de lectura: 7 minutos

Cuando el que escribe estas líneas es cuestionado sobre su Fe, la respuesta siempre es la misma: «depende, tus creencias no han de comulgar con las mías. Pero la respuesta es Sí, creo, pero en la conducta, actos y evolución del ser humano y la naturaleza, siempre y cuando estos sean de buena voluntad. ¿Creo en la trascendencia? Sí, firmemente, pero no la que nos dibuja San Juan u otros pasajes testamentarios, sino en aquella máxima científica de que la energía no se pierde, sólo se transforma; y dicho esto, no tiene porqué estar en contraposición con las enseñanzas de aquel gran hombre, Jesús de Nazaret»

Galileo Galilei, abjuración

Sirva esto como introducción a un episodio de nuestra historia que nos retrata en su máxima expresión la siempre manida batalla Ciencia vs Creencia. Nuestro personaje, Galileo Galilei es el paradigma de ello. No olvidemos que su nueva idea de la física fue lo que hizo posible una nueva idea de la fiolosofía, el pensamiento moderno le debe mucho, más allá de sus descubrimientos. Este gran científico dijo que el libro de la naturaleza estaba escrito en caracteres matemáticos, y por esa puerta que el abrió es por donde realmente entró la Ciencia consolidándose.

Pasamos a reproducir (no en toda su extensión) tanto las Actas como el interrogatorio a uno de los padres de la Ciencia moderna. Vean vds. que diferencia entre el nivel intelectual de Galileo y el del Inquisidor. Cierto es que ya nos encontrabamos con que el científico ya estaba anciano y con pocas ganas de luchar, pero aún así le dio un soberano «repaso» a su interrogador. Juzguen ustedes mismos.

ACTA DE 26 DE FEBRERO DE 1616 en la que se le insta a que abandone el Heliocentrismo:
Viernes 26 de febrero de 1616, en el Palacio, residencia habitual del ya citado cardenal, ante el bien nombrado Galileo Galilei, que había sido citado a este efecto, de pie, ante su eminencia, en presencia del muy reverenciado padre Miguel Angel Ceviche de Laura, Comisario General del Santo Oficio. Fue amonestado por el Cardenal del error de la citada opinión para que la abandonara, e inmediatamente después, en mi presencia, la de otros testigos y la del propio Cardenal que aún se hallaba en la instancia, el Comisario General ordenó a Galileo aquí presente, en nombre propio y en el de su Santidad el Papa y en el de todos los cardenales del Santo Oficio que abandonase definitivamente la opinión en litigio, a saber: que el Sol está en el centro del Universo y no se mueve, y que la tierra se mueve. Y que no la creyera, enseñara ni defendiera en modo alguno, ni oralmente ni por escrito, pues en caso contrario el Santo Oficio procedería contra él. Galileo acepto este precepto y prometió obedecer. Dado en Roma en el lugar ya mencionado.

INQUISIDOR: ¿Cree usted en Dios?

GALILEO: Si por sospechar que creo una teoría al parecer contraria a las Sagradas Escrituras y por la cual he sido procesado dos veces creen vds. que no creo en Dios, la respuesta es Sí, creo.

INQUISIDOR: ¿Dónde está? Yo creo que está allá arriba en el cielo. Sin embargo vd. afirma que observando detenidamente el firmamento con su telescopio sólo ha visto en él astros en movimiento y vacio. Luego, según vd. ¿dónde está Dios? ¿dónde el cielo de las almas?

GALILEO: Efectivamente. Yo he escudriñado el cielo, donde se cree no que está, sino que reside Dios. Y mis ojos, ayudados por el telescopio, sólo han hallado astros en movimiento y vacío, de lo que he sacado en conclusión que Dios no está en un sólo lugar en el que nosotros lo hemos ubicado absurdamente, sino que está en todas partes por igual. Si es todopoderoso, omnisciente e infinito, necesariamente tiene que ser también omnipresente, de donde se infiere a la vez que el cielo está donde está Él.

INQUISIDOR: ¿Y los Libros Santos? ¿Cree de verdad que están inspirados por el Espíritu Santo?

GALILEO: Respecto a esto voy a hacer varias aclaraciones: estos libros fueron escritos hace muchos siglos y claro está, para las gentes de entonces. Israel, al que pertenecen sus autores, era un pueblo eminentemente religioso, pero en cuanto a la Ciencia, las Artes, la Política y la Administración, fue siempre primitivo. ¿Como se justifica la revelación? ¿No da ella origen a una duplicidad? Por una parte Dios pone en nuestro interior una voz insobornable que nos avisa, «estás obrando bien… o mal» y por otra nos da por escrito lo que tenemos que practicar, el Bien, y lo que debemos evitar, el Mal. Por un lado nos dota de inteligencia y de sentidos haciéndonos capaces de conocer la verdad por nosotros mismos, y por otro nos la revela Él. Además, los Libros Santos nos enseñan la verdad con los inconvenientes que para comprenderla se originan del transcurso del tiempo y de los cambios de ambiente, y sin embargo la inteligencia y los sentidos se amoldan al tiempo y al ambiente en los que las personas tenemos que valernos de ellos.

INQUISIDOR: Luego según vd. ¿hemos de creer más en la naturaleza que en la Santa Biblia? ¿en los sentidos y la inteligencia más que en la revelación? y ¿al dictado de la conciencia más que a cualquier norma escrita?

GALILEO: Si

INQUISIDOR: El Libro de Josué en el cap.10º vers.12 dice textualmente: «el día en que Dios entregó al amorreo en manos de los israelitas, Josué alzó la vista al cielo y gritó en nombre de Dios ¡Sol, detente¡ ¡Y tú, Luna, en el valle de Avalón¡ Y el sol se detuvo en medio del cielo y tardó en ponerse casi un día.» Como ve, el texto no puede ser más claro.

GALILEO: El texto, la letra, sí. Pero ya le he dicho antes a vuestra reverencia que la Santa Biblia no es un tratado de divulgación científica. El autor del Libro de Josué sólo pretende narrar los hechos del pueblo de Israel mientras fue gobernado por Josué y su expresión «el sol se detuvo» significa que continuó siendo de día.

INQUISIDOR: En ese caso diría «y continuó siendo de día…»

GALILEO: No. Porque es la respuesta a la orden de Josué ¡sol, detente¡. Pero la respuesta no la da Josué, sino el autor del Libro.

INQUISIDOR: Sí, pero el autor del Libro era de la misma creencia, o sea que el sol se movía… ¿No estaba inspirado por Dios?

GALILEO: No, necesariamente en lo referente a la Astronomía…

INQUISIDOR: Si no le parece argumento suficiente este pasaje del Libro de Josué, tampoco se lo pareceran estos otros: «El sol es como un atleta, triunfador en su carrera. Sale de un extremo del cielo y dando una vuelta completa regresa a él. De los Salmos, fundó la tierra sobre sus bases. No se moverá jamás, también de los Salmos» Como vd. sabe, Salomón fue el hombre más sabio de su tiempo, ya que recibió de Dios la sabiduria como don especial. Su saber alcanzó a todas las Ciencias. El libro 3º de los reyes nos lo presenta así: «Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios. Era el más sabio de su tiempo»; «Conozco todas las cosas más ocultas y difíciles porque Dios, que las hizo, me ha dado el conocimiento de ellas». Pues bien, este fue Salomón. Oigamos lo que dijo sobre el sol y la tierra: «a una generación sigue otra, sin embargo la tierra permanece quieta. Sale el sol por la mañana, se pone por la tarde, y a la mañana siguiente vuelve a salir por el mismo lugar. Todos los días recorre el firmamento, desde el oriente hasta el ocaso.

EXAMEN DE AUTO DEL PAPA

16 de junio, jueves. Esta mañana la congregación del Santo Oficio, ha celebrado una sesión plenaria, que ha presidido su santidad el Papa con objeto de examinar los autos del proceso, y tras las consiguientes deliberaciones su Santidad ha decretado lo siguiente:

«Que Galileo sea sometido a un nuevo interrogatorio acerca de su intención, utilizando si es preciso la tortura. Que si pasa satisfactoriamente esa prueba, previa juración solemne de sus teorías ante el tribunal supremo del Santo Oficio, constituido al efecto en sesión plenaria, sea condenado a prisión a voluntad de sus jueces»

RETRACTACIÓN DE GALILEO

«Yo, Galileo Galilei, hijo de Vicenzo Galilei de Florencia, de 70 años de edad, postrado ante este Santo Tribunal, juro con las manos sobre los Santos Evangelios lo que siempre he creído, creo ahora, y con la ayuda de Dios creeré en lo sucesivo todo aquello que cree, predica y enseña la Santa Iglesia Católica y Apostólica. Pero, dado que tras la prohibición de creer, defender y enseñar en modo alguno el heliocentrismo, por ser contrario a las Sagradas Escrituras y que me fue impuesta oficialmente, yo he escrito y publicado un libro sobre esa teoría en el que aduzco argumentos de mucha fuerza a favor de ella. Sin ofrecer en cambio su refutación, este Santo Tribunal me ha declarado fundadamente sospechoso de herejía. Por este motivo yo, teniendo que borrar de la mente de vuestras eminencias, mis jueces, y de las de todos los católicos tan grave sospecha, maldigo y detesto sinceramente los errores y herejías por los que he sido condenado en particular; y en general todos los demás errores y herejías en los que todavía no he caído.

Juro que en lo sucesivo no volveré a asegurar ni de palabra ni por escrito nada que pueda dar origen a similares sospechas, sino todo lo contrario. Si llego a conocer a algún hereje o persona sospechosa de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o al inquisidor u ordinario del lugar donde me encuentre. Juro además y prometo que cumpliré con cuantas penas y penitencias me han sido impuestas, y cualesquiera otras que en lo sucesivo pueda imponerme el Santo Oficio. Y si quebrantara algunos de estos juramentos o promesas, que Dios no lo permita, me someto de antemano a todas las penas y castigos que los sagrados cánones y otras instituciones generales y particulares establecen contra semejantes delitos. Que Dios y estos Santos Evangelios me ayuden…»

– ¡Santiguese¡ (le ordena ahora el Inquisidor)

– (Galileo se santigua)

– Ahora, levántese y venga a firmar

Galileo obedece también, leyendo antes: Yo, Galileo Galilei, he abjurado y prometido y me he obligado como arriba consta. Y en prueba de que esto es verdad, firmo el documento de abjuración, que he leído palabra por palabra, en el Convento de Santa María Minerva, Roma. A 22 de julio de 1633.

(A continuación el alguacil entrega un ejemplar de sus diálogos y una vela encendida). El Inquisidor le ordena: «Ábralo y préndale fuego»

– Si vuestras eminencias lo consideran digno de esta suerte (se resiste Galileo en un último esfuerzo para salvar del fuego su obra), estoy dispuesto a quemarlo. Sólo les pido la razón por la que se me obliga a hacerlo.

– Como última prueba de su sinceridad (espeta el Inquisidor)

Y mientras se queman los diálogos, la campana de la catedral anuncia a toda Roma que Galileo ha abjurado…

8 COMENTARIOS

  1. Se la tuvo que tragar doblada. Eso pasa por ser un hombre de ciencia y un adelantado a su tiempo.
    Vuelven al mundo viejos tiempos y antiguos métodos.
    Un saludo.

    • Ya no tenía ganas de luchar, Cayetano. Se encontraba anciano y con pocas fuerzas. Aún así, abrió la puerta a un nuevo concepto filosófico que, pese al poder de las religiones, acabará triunfando.
      Un saludo

  2. siempre a trabes de los años desde que se creo el mundo hubo cazas de brujas, entendiendo por ello a cientufucos, escritores, pintores y a todo los estudiosos que salian de locomun

  3. Gracias Felix, un articulo genial y maravilloso como siempre.

    Gracias a la ciencia y la tecnología tenemos todo lo que necesitamos Y ahora en 2015 con estas instalaciones ganamos todos, todavía estamos discutiendo la religión.

    Gracias de nuevo y un saludo

  4. El poder establecido es difícil de derrocar, pero hay un refrán en español que dice: «Torres más altas han caído…»

    Miles de gracias siempre a tí, Arzú

  5. Creo que la ciencia no debería estar nunca reñida con la fe. La fe pertenece al ámbito interior de cada uno que puede creer en lo que le de la gana. La ciencia es la que hace avanzar todo este engranaje . Puedo no creer en el coche pero no puedo negar su existencia. Lo demostrado y demostrable. Lo otro pertenece a otro ámbito y jamás se debería imponer. En pleno siglo XX aún hay quienes siguen la edad media. Muy bien traído. Bss

    • Katy, sin una filosofía de vida, si no creemos en nada, quedamos reducidos a seres que deambulan por esta vida cual autómatas. Es importante tener Fe, y no porque sea una «muleta» sino porque llena de sentido esta existencia con demasiadas preguntas sin respuesta. Ojalá no estuvieran reñidas, pero el debate y la pelea sigue abierto y seguirá mientras las religiones sigan teniendo tanta fuerza.
      Bss

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