La subasta de una pistola que se dice fue utilizada por el pintor Vincent van Gogh para dispararse a sí mismo ha reavivado el debate sobre quién tiró del gatillo: ¿Se suicidó Van Gogh o alguien lo disparó?
El arma se subastará en Francia el miércoles (19 de junio), donde se espera que se venda por más de 50,000 dólares
Durante años, la mayoría de los expertos de Van Gogh han aceptado la hipótesis de que él mismo se disparó en julio de 1890. El arma fue encontrada más de 70 años después en un campo cerca de la aldea agrícola francesa de Auvers-sur-Oise donde murió Van Gogh, y hay bastante consenso de que fue la que usó para ¿dispararse?.
Van Gogh se mantuvo 30 horas con vida antes de morir por la herida. Sus últimas palabras, según su hermano Theo, fueron “la tristeza durará para siempre”.
En los años transcurridos desde su muerte, el pintor expresionista holandés, que se cortó la oreja izquierda en una disputa con el pintor Paul Gauguin, se ha convertido en el arquetipo del artista desesperado y suicida superado por la depresión.
Pero en 2011, los biógrafos Gregory White Smith y Steven Naifeh argumentaron que Van Gogh no se disparó a sí mismo, sino que recibió un disparo accidental de René Secrétan, de 16 años, quien pasaba el verano en la aldea.
Según su biografía “Van Gogh: The Life” (Random House, 2011), Secrétan se encaró con Van Gogh cuando se hospedó en Auvers. A pesar de los misterios persistentes sobre las últimas horas de la vida de Van Gogh, los autores propusieron que el artista recibió un disparo durante una pelea con Secrétan; luego, él insinuó que se había disparado a sí mismo, para cubrir al joven, escribieron en un ensayo en Vanity Fair.
Arma misteriosa
El arma que se subastará en París esta semana es un revólver Lefaucheux de 7 mm fabricado en Bélgica, una pistola popular en aquella época y de pequeño calibre.
El arma coincide con la descripción de la bala de 7 mm tomada por el cuerpo de Van Gogh por su médico, y se teoriza que su baja potencia puede ser la razón por la cual Van Gogh no murió de inmediato, sino que regresó a su hotel tambaleándose con la bala aún en su lugar, el pecho.
La pistola fue encontrada por un granjero en 1965, 75 años después de la muerte de Van Gogh, en un campo en Auvers, muy corroída y sin uso. Luego se entregó a la familia propietaria del hotel donde murió Van Gogh. Grégoire Veyrès, el subastador de Auction Art, ha manifestado que una investigación del escritor Alain Rohan determinó que el arma corroída había estado enterrada en el suelo durante al menos 50 años.
El trabajo de investigación de Rohan fue aceptado como válido por el Museo Van Gogh en Ámsterdam, que mostró el arma en una exposición de 2016 sobre la enfermedad mental del artista , dijo Veyrès.
Según la investigación de Rohan, la ubicación donde se encontró el arma coincidía con la descripción de un campo donde Van Gogh había estado pintando, y donde se dice que se disparó a sí mismo. El arma también se encontró con el gatillo desbloqueado, lo que podría indicar que se había disparado antes de ser desechada.
El debate de su muerte
Según el experto de Van Gogh, Martin Bailey, quien escribe regularmente sobre el artista para el Art Newspaper en Londres, el arma es aceptada por muchos eruditos de Van Gogh como la que utilizó para quitarse la vida. “Creo que es muy probable, aunque no seguro, que sea el arma real”, manifestó.
Si bien la biografía de Smith y Naifeh de 2011 es “excelente”, dijo, muchos expertos de Van Gogh no aceptaron sus hipótesis. “Estoy convencido de que fue un suicidio, no un asesinato ni un homicidio”, dijo. “La familia de Van Gogh y amigos cercanos creían que era un suicidio”.
Naifeh, quien ganó un Premio Pulitzer con Smith en 1991 por su biografía del pintor estadounidense Jackson Pollock, dijo que sus discusiones con expertos forenses habían fortalecido su creencia de que Secrétan le había disparado al artista.
(*) Artículo original publicado en LiveScience 17 de junio de 2019 07:13 am ET
Cualquiera sabe. Desequilibrado estaba un poco.
Un saludo, Félix.
Todos los genios tienen un no se qué…
Un abrazo, Cayetano