Los especialistas de la economía y la tecnología han coincidido: la humanidad se encuentra en su Cuarta Revolución Industrial. En la primera ocurrió el cambio de la producción manual a la mecanizada. La segunda aunó la electricidad y las manufacturas masivas. La tercera sucedió con la conjunción de las telecomunicaciones y la electrónica. Y la cuarta se da por la automatización de la actividad humana en función de la influencia de los sistemas ciberfísicos.
Klaus Schwab, autor de “La Cuarta Revolución Industrial”, expone: «Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Por su alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que la humanidad haya experimentado antes«.
¿Revolución necesaria?
Muchos analistas consideran ‘sospechosa’ esta Revolución Industrial. Jorge Riechmann subraya que no todas las personas desean ni necesitan la digitalización en sus vidas. Aunque los tecnócratas busquen resaltar la indispensabilidad de esta nueva revolución, Riechmann considera que realmente con ello buscan justificar sus proyectos político-económicos y que inventos como la Inteligencia Artificial parecerían ser bastante atractivos pero no esenciales para la humanidad.
La idea de un gran progreso es puesta en duda desde diferentes sectores. Por ejemplo, Elizabeth Garbee, investigadora de la Escuela para el Futuro de la Innovación en la Sociedad de la Universidad Estatal de Arizona, afirma: “Siempre habrá perdedores en el juego del desarrollo tecnológico. Una de las maneras de inequidad que más preocupa es la de los valores, pues hay un riesgo real de que la élite tecnocrática utilice estos nuevos cambios para imponer sus valores”.
Cambios beneficiosos
Sin embargo, en contraparte se observa que en este nuevo contexto ‘revolucionario’ han aparecido situaciones objetivas favorables y muy evidentes para el desarrollo humano.
Es el caso del aprovechamiento de la tecnología para un mejor aprendizaje. Gracias al acceso a internet mediante variados dispositivos, los niños aprenden con más recursos y profundidad. Según investigaciones realizadas por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la OCDE, los países más bajos en calidad cognoscitiva son aquellos que tienen menos acceso a la tecnología.
Aunque para muchos es preocupante que, por ejemplo, en países como España 3 de cada 4 niños menores de 10 años tengan smartphones (datos del Instituto Nacional de Estadística), lo cierto es que aquello no equivale a un enorme perjuicio. “El uso guiado de los equipos tecnológicos para los niños permite el incremento de varias habilidades e inteligencias múltiples. Los smartphones, los portátiles, etcétera, contribuyen al perfeccionamiento de las habilidades psicomotrices en los menores cuando están bajo tutela de adultos”, aporta Oliver Casas, experto en electrónica de consumo de ZonaTech.
Además, esta nueva revolución ha significado una oportunidad de vida para muchas personas incapacitadas. Esto se demuestra en un exhaustivo estudio de Rafael Sánchez, catedrático de la Universidad de Cádiz, quien precisó que los inventos de la microelectrónica y la Inteligencia artificial han permitido que personas sin lenguaje oral y movilidad propia puedan comunicarse y caminar sin demasiado esfuerzo.
(*) Créditos imagen: Pixabay
Desconfío básicamente del modelo en su vertiente humama: ¿avanzaremos a una nueva sociedad de mano de obra semiesclava y sin derechos? Desarrollo tecnológico con condiciones como las que hubo durante el siglo XIX. El futuro lo dirá. De momento vamos encaminados a ello. ¿Quién habla hoy del Estatuto de los Trabajadores, de derechos laborales o de delegados sinsicales en muchas empresas? ¿Cuántos afortunados con trabajo deben hacer horas extras sin que se les dé nada a cambio?
Un saludo.
El desarrollo tecnológico tiene un alto precio que se paga con los derechos perdidos o nunca alcanzados de millones de trabajadores. No solemos reparar en ello cuando disfrutamos de nuestros aparatos, cierto.
Un saludo, Cayetano
Me he lucido con las erratas. Perdón.
Es lo bello del ser humano, que somos imperfectos 🙂
3 ideas y una conclusión:
1. En nuestra especie el objetivo dominante es aumentar la riqueza por ello la automatización es buena pero no necesariamente para la mayoría.
2. La reducción en el consumo de un recurso es buena cuando ese recurso es escaso, lo que no sucede con los humanos que pululamos destruyendo la naturaleza.
3. Si mejoramos la calidad de vida de los humanos, aumentarán la reproducción y la depredación sin piedad de la naturaleza, con la consecuente extinción de la humanidad.
Conclusión: Nuestra supervivencia como especie dominante sin afectar nuestro progreso material y espiritual, está asociado a la reducción de la población drásticamente y al cambio del objetivo preponderante de maximizar la riqueza. Tarea imposible porque no hay un gobierno mundial único sino unas +/- 200 tribus nacionales en todo el mundo que se manejan con pobre coordinación entre ellas y pensando solo en sus beneficios de corto plazo
Félix, muy atinado tu comentario. Esa automatización acaba siendo beneficiosa para una minoría, nuestras habilidades como especie disminuyen con el aumento de la dependencia de la tecnología y que decir de los recursos naturales!
Un saludo