¿La Atlántida existió realmente? Los indicios que harán tambalear tus creencias

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Por Manuel Sánchez

¿La Atlántida existió realmente? Los indicios que harán tambalear tus creencias

¿Quién no ha soñado con encontrar, escondida bajo metros de agua y misterio, una civilización tan avanzada como sucumbida a su propia soberbia? La Atlántida, esa célebre ciudad sumergida, ha seducido a exploradores audaces, sabios, aventureros… y también a los que, como el Capitán Nemo de Julio Verne, prefieren los viajes literarios (menos peligro de mojar los calcetines).

El enigma platónico: mito, historia… ¿o relato de sobremesa?

Todo comienza con Platón, ese filósofo que, en el siglo IV a.C., decidió dejarnos con la intriga en dos de sus últimos diálogos: el Timeo y el Critias. Según el relato, la historia de esta ciudad perdida tenía ya nada menos que nueve mil años de antigüedad. Pero, ¡atención!, Platón no se lo inventa porque sí. Se inspira en una leyenda oral que, según cuenta, fue transmitida por un anciano sacerdote egipcio al célebre legislador ateniense Solón en torno al año 590 a.C. A su regreso a Atenas, Solón transmitió esta historia a Critias, quien, además de discípulo de Sócrates, era tío materno del propio Platón. ¡Esto en familia nunca fue secreto!

En el Critias, Platón narra el mito en pleno diálogo con Sócrates, aunque lo más divertido (o desesperante) es que el texto… queda interrumpido ¡en mitad de una frase! Si no te gustan los finales abiertos, quédate con lo dicho en el Timeo: en un único día y noche de espanto, toda la isla y sus guerreros desaparecieron tragados por el mar y la tierra.

¿Dónde estaba la Atlántida? Pregunta a tu imaginación

La isla descrita por Platón tenía dimensiones de continente y se situaba en el océano Atlántico, al borde del mundo conocido por los griegos. Poseidón, señor de los mares, habría recibido este territorio en el reparto divino del planeta. Sus habitantes, los atlantes, trataron de expandirse y dominar el Mediterráneo hasta que la valiente Atenas los puso en su sitio.

En torno a 9.600 a.C., la Atlántida sufrió una cadena de cataclismos: terremotos, inundaciones extraordinarias, y la guinda, todo en un solo día y una noche funesta. Así se hundió en el mar, dejando tras de sí una zona inexplorable, plagada de bancos fangosos que dificultaban la navegación. Platón da todos los detalles en el Timeo, por si algún curioso quiere buscarla con GPS y traje de buceo.

Ahora bien, ¿por qué sufrió tal castigo aquella civilización tan avanzada? Según Platón, todo fue obra de Zeus, el mandamás olímpico. Al ver el grado de corrupción al que habían llegado los descendientes de Poseidón y la mortal Clito (¡mezcla explosiva de divinidad y humanidad!), Zeus decidió darles una lección ejemplar: que reflexionasen y volvieran a la moderación. El elemento humano, nos cuenta el filósofo, indujo en ellos ansias de riqueza, corrupción y materialismo. Así acaba siempre la mezcla divina-humana, ¡ni siquiera un dios puede domar al cuñado materialista!

¿Historia cierta o moraleja con toga?

Platón insiste, a través de Sócrates en el Timeo: «Que no se trate de una ficción inventada, sino de una historia verdadera, eso es lo esencial». ¡Quédate con eso para tus debates de sobremesa! Pero, claro, la imaginación encuentra aquí su pasaporte de entrada. Aunque muchos helenistas y arqueólogos consideran que el relato de Platón es una alegoría política para ensalzar el triunfo de la democracia ateniense sobre el despotismo, siempre habrá soñadores que se empeñen en escarbar, mapa en mano, en busca de la ciudad hundida.

El griego “nesos”, la palabra que usa Platón, da para entretener a todo etimólogo: puede significar isla, promontorio, península, costa o tierra rodeada de lagos y ríos. Eso explica que encontremos Atlántidas por todas partes:

  • Islas Canarias
  • Madeira
  • Santorini
  • Bahamas
  • Azores
  • El corazón del Amazonas (¡hola Percy Fawcett y tu Punto Z!)
  • Incluso en pleno desierto del Sahara, según el escritor Pierre Benoit

La Atlántida es, a fin de cuentas, como el wifi en casa ajena: todos dicen que existe, pero nadie sabe bien dónde está.

De la Atlántida a la utopía: el legado inmortal

Esta ciudad mítica, ideada para ilustrar una idea política, inspiró la célebre Utopía (1516) de Thomas More. En ese libro, el humanista inglés imagina una isla donde la felicidad de los habitantes está garantizada por la justicia social. Y así, la Atlántida ha seguido alimentando sueños, debates y teorías de sobremesa.

En conclusión, si la Atlántida existió o no, sigue siendo una cuestión abierta, pero lo seguro es que nos ha regalado una historia que cruzó océanos, siglos y mentes inquietas. Si alguna vez encuentras un mapa misterioso entre la vajilla, no dudes en embarcarte: la aventura, al menos, está garantizada.

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