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El Hundimiento del Lusitania cambió la Primera Guerra Mundial

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El 7 de mayo de 1915, un submarino alemán torpedeó el lujoso buque de vapor de propiedad británica Lusitania, matando a 1.198 personas. El desastre tensó las hasta entonces relaciones no beligerantes entre Alemania y los Estados Unidos, alimentó el sentimiento anti-alemán y desencadenó una cadena de sucesos que finalmente llevaron a Estados Unidos a entrar en la Primera Guerra Mundial.

Alemania rompió las reglas navales 

El Lusitania, propiedad de Cunard Shipping Line, se lanzó en 1906 para transportar pasajeros en viajes transatlánticos. El Almirantazgo británico subsidió la construcción del barco con la idea de que sería utilizado para el servicio militar si estallara una guerra. Después de que la Primera Guerra Mundial comenzara en 1914, el Lusitania se mantuvo como un barco de pasajeros, aunque fue siendo modificado en secreto para la guerra.

En febrero de 1915, los comandantes navales alemanes sabían que los comerciantes británicos estaban armando sus barcos y que los buques mercantes y de pasajeros transportaban armas y suministros desde los Estados Unidos a Europa.

Como resultado, Alemania declaró que las aguas que rodean las Islas Británicas eran zona de guerra y dejó de seguir las leyes navales internacionales, que debían advertir a los buques sobre la presencia de un submarino. Esta ruptura del protocolo naval enojó a los Estados Unidos y los aliados europeos.

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La portada de The New York Times después del hundimiento del transatlántico Lusitania por un submarino alemán, junto con un aviso impreso desde la Embajada de Alemania en los EE.UU. advirtiendo del peligro de los viajes transatlánticos. (Crédito: Archivo Bettmann / Getty Images)

Alemania atacó un barco con civiles a bordo

Días antes de que el Lusitania saliera de Nueva York rumbo a Liverpool a principios de mayo de 1915, la embajada imperial alemana en Washington DC colocó avisos en los periódicos estadounidenses recordándoles a los estadounidenses que Gran Bretaña y Alemania estaban en guerra. Advertían a los posibles viajeros de que «los buques que enarbolaran pabellón de Gran Bretaña o de cualquiera de sus aliados podían ser destruidos» y debían evitarse.

Como se suponía que Alemania permitiría a los pasajeros subir a botes salvavidas antes de un ataque, las advertencias fueron ignoradas en gran medida. El 7 de mayo de 1915, seis días después de salir de Nueva York, el Lusitania recibió un impacto directo de un submarino U-Boot alemán sin previo aviso, y se hundió en 20 minutos.

El hundimiento del Lusitania provocó un sentimiento anti-alemán en Estados Unidos

Cuando se corrió la voz sobre el trágico destino del Lusitania, la indignación fue muy grande. Los ciudadanos estadounidenses estaban tristes y aturdidos, pero aún no dispuestos para pedir a su gobierno la entrada en el conflicto. El presidente Woodrow Wilson quería proceder con cautela y permanecer neutral mientras el ex presidente Theodore Roosevelt exigía represalias rápidas.

RMS Lusitania en color
RMS Lusitania en color

Alemania defendió la postura de su agresión, alegando que el Lusitania llevaba armas y suministros de guerra y que, por lo tanto, su actitud era juego limpio. Mientras continuaban desviando la culpa, la propaganda británica contra ellos se acrecentó. Miles de británicos buscando venganza se apresuraron a alistarse y estallaron disturbios antialemanes en Londres.

Dijo Winston Churchill, Primer Lord del Almirantazgo:

«Los pobres bebés que perecieron en el océano asestaron un golpe al poder alemán más mortífero de lo que se hubiera podido lograr con el sacrificio de 100.000 hombres»

Antes de entrar en la guerra, EE.UU. hizo una advertencia

En agosto de 1915, un submarino alemán hundió el transatlántico británico SS Arabic alegando defensa propia. Aquello tensó aún más las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Alemania. El presidente Wilson advirtió a Alemania que si se hundían naves sin causa, Estados Unidos podría romper las relaciones diplomáticas e ingresar a la guerra.

Alemania cedió, y en septiembre anunció que ya no hundiría buques de pasajeros sin previo aviso. Satisfecho, al menos por el momento, el presidente Wilson decidió no declarar la guerra a Alemania a pesar de que otros miembros del gabinete lo alentaron.

El telegrama Zimmerman fue la gota que colmó el vaso

El hundimiento de Lusitania fue una pesadilla de relaciones públicas para Alemania cuando la opinión pública de los Estados Unidos se volvió contra ellos. Pero el presidente Wilson aún no estaba listo para llevar a su país a la guerra.

Posteriormente, a principios de 1917, la inteligencia británica interceptó un telegrama del ministro de Asuntos Exteriores alemán, Arthur Zimmerman, al embajador alemán en México, Henrich von Eckhardt.

El telegrama de Zimmerman decía que Alemania planeaba volver a la guerra submarina sin restricciones y hundiría todos los barcos, incluidos los que transportaban pasajeros estadounidenses, ubicados en la zona de guerra. El telegrama también proponía una alianza entre Alemania y México si los Estados Unidos decidieran unirse a los Aliados europeos.

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En la I Guerra Mundial los ciudadanos afrontaron la guerra con demasiado optimismo

El presidente Wilson estaba indignado, pero aún así no fue a la guerra. Sin embargo, cuando Alemania retomó oficialmente la guerra submarina sin restricciones, Wilson y el público estadounidense ya dijeron basta. En abril de 1917, el Congreso de los Estados Unidos votó a favor y el país norteamericano entró en la Primera Guerra Mundial.

El hundimiento de Lusitania no provocó directamente la entrada de los Estados Unidos en la guerra. Sin embargo, alimentó el sentimiento anti-alemán en Gran Bretaña y los Estados Unidos y obstaculizó las relaciones diplomáticas entre ambos países.

1 COMENTARIO

  1. […] Lusitania:  El barco de pasajeros más grande del mundo en su tiempo, alrededor de 1.200 vidas se perdieron […]

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