Hace 93 años: ¡John Wayne inició su carrera en el western con un compañero excepcional!

Al igual que Lucky Luke tiene a Jolly Jumper, John Wayne contó con un caballo cinematográfico que aparecía recurrentemente en sus películas.

John Wayne y su «Jolly Jumper»

La historia del «cowboy y su caballo» comenzó en 1932, cuando Wayne protagonizó el western de serie B Ride Him, Cowboy, que narra la llegada de un forastero a un pequeño pueblo y cómo, tras salvar la vida de un caballo, se ve envuelto en la lucha contra un temido forajido que aterroriza a los residentes.

En la película, Wayne comparte créditos con su caballo blanco llamado Duke:

Le seguirían otros cinco westerns, todos producidos entre 1932 y 1933. Para ser precisos: The Big Stampede, Haunted Gold, The Telegraph Trail, Somewhere in Sonora y finalmente El hombre de Monterey (más en la línea de Zorro que de un western tradicional). En ocasiones, el caballo aparecía destacado en los créditos junto al actor, como en el cartel de Telegraph Trail:

Este semental blanco, llamado Duke (en una época en que el propio Wayne aún no era conocido por ese apodo), fue incorporado a estos westerns por una buena razón. La mayor parte de estos seis largometrajes eran en realidad remakes de películas mudas protagonizadas por el actor-cowboy Ken Maynard, cuyo caballo Tarzan era emblemático.

Remakes improvisados

Maynard y Tarzan aparecieron en 74 películas rodadas entre 1924 y 1940 y aún estaban activos cuando John Wayne y Duke llegaron a la escena. La compañía que producía las películas de Wayne no dudó en reutilizar las escenas de acción de las películas de Maynard, reciclándolas en las de Wayne, y las historias eran esencialmente las mismas, al igual que las bandas sonoras.

A pesar de estos ahorros significativos, Wayne dejaría la compañía Leon Schlesinger Studios (distribuida por Warner) para comenzar a trabajar con la compañía Lone Star (distribuida por Monogram), abandonando tanto a «Duke» como la idea de tener un caballo reconocible de película en película. Aunque intentó cantar en pantalla (con un problema menor muy pronto), no logró salir de las producciones pequeñas hasta que John Ford le ofreció su primer papel protagonista en La diligencia.