Un matemático griego calculó la circunferencia de la Tierra sin salir de casa
A mediados del siglo XX, comenzamos a lanzar satélites al espacio que nos ayudarían a determinar la circunferencia exacta de la Tierra: 40.075 km. Pero más de 2000 años antes, a un hombre en la Antigua Grecia se le ocurrió casi la misma idea usando solo un palo y su cerebro.
Ese hombre era Eratóstenes de Cirene, un matemático griego y el jefe de la biblioteca de Alejandría. Erastótenes había oído que en Syene (Asuán), una ciudad al sur de Alejandría, no se proyectaban sombras al mediodía en el solsticio de verano. El sol estaba directamente sobre sus cabezas. Se preguntó si esto también era cierto en Alejandría.
Entonces, el 21 de junio plantó un palo directamente en el suelo y esperó para ver si este proyectaba una sombra al mediodía. Resulta que sí. Y medía unos 7 grados. Así pues, si los rayos del sol se proyectaban igual a la misma hora del día, y un palo en Alejandría proyectaba una sombra, mientras que un palo en Syene no, debía significar que la superficie de la Tierra está curvada. Y Eratosthenes probablemente ya lo sabía.
La idea de una Tierra esférica fue citada por Pitágoras alrededor del año 500 aC y validada por Aristóteles un par de siglos después. Si la Tierra realmente fuera una esfera, Eratóstenes podría usar sus observaciones para estimar la circunferencia de todo el planeta.
Dado que la diferencia en la longitud de la sombra era de 7 grados entre Alejandría y Syene, eso significaba que las dos ciudades tenían 7 grados de separación en la superficie de 360 grados de la Tierra. Erastótenes contrató a un hombre para que recorriera la distancia entre las dos ciudades y descubrió que estaban a 5,000 estadios de distancia, lo que equivalía a unos 800 kilómetros.
Entonces pudo hacer operaciones matemáticas simples para encontrar la circunferencia de la Tierra: 7.2 grados es 1/50 de 360 grados, así 800 veces 50 es igual a 40,000 kilómetros. Y de esta forma tan simple pero brillante, un hombre hace 2200 años logró medir la circunferencia de todo nuestro planeta con solo un palo y su cerebro.
Sí, señor. El amigo Eratóstenes, todo un crack.
Un saludo.
Cayetano gea bermejo tienes razon bro