Un hombre lobo tiene tres fases de licantropía: la de humano, la híbrida entre humano y lobo, y la de lobo. En su forma humanoide es totalmente indistinguible del resto de los humanos. Su tamaño, inteligencia y demás características son las mismas que las de cualquier hombre.
En su forma híbrida tiene características de hombre y de lobo. Tiene el cuerpo cubierto de pelo, las piernas más cortas (aunque su tamaño total suele ser unos 30 cm. mayor que en su forma humana), la cabeza de lobo, manos de humano y una cola corta.
Puede andar a 4 patas o erguido. La creencia en el hombre-lobo es uno de los mitos más antiguos y arraigados en Europa, al igual que ocurre en otras latitudes con el hombre-jaguar, hombre-pantera, hombre-oso y un largo etcétera. Animales poderosos y peligrosos, los lobos han sido por mucho tiempo el terror de los campesinos cuando el hambre los empuja hacia las aldeas en el invierno.
No es para asombrarse, por lo tanto, que la imaginación popular haya inventado que ciertos seres humanos pueden transformarse en lobos y devorar a otros hombres. Durante los siglos XV y XVI, los hombres lobos, como se les llamaba, fueron un tema recurrente, ya que una verdadera psicosis reinaba entonces entre el pueblo y hubo numerosos individuos acusados de Licantropía (capacidad de transformarse en lobos).
Fueron juzgados y condenados por los tribunales por haber cometido asesinatos de carácter canibalesco bajo la apariencia de lobos. Aparecen con frecuencia esos hombres-lobo que muchas veces se mezclan con los otros hombres, sobre todo en las leyendas del norte. Siempre persiguen a las mujeres y a los niños, a las mujeres para poseerlas y a los niños para devorarles. Los hijos de las mujeres fecundadas por un hombre-lobo, no eran auténticos hombres-lobo, pero huían de sus casas y muchas veces desaparecían para no regresar sin que se supiera lo que había sido de ellos. Según la leyenda los hombres-lobo se podían reconocer por las cejas siempre pobladas y reunidas encima de la nariz y por una gran mancha peluda que tenían en la espalda.
Se trata fundamentalmente de un ser que durante el día mantiene una apariencia relativamente normal, dentro de los cánones humanos, pero que durante la noche, y a causa del influjo de la luna llena, padece una metamorfosis que lo convierte en un monstruo de características lupinas. Le crece el pelo en todo el cuerpo y su nariz se convierten en un hocico de lobo. Sus orejas se hacen largas y puntiagudas como las de los lobos. Sus dientes crecen y se hacen afilados. Solo hay una manera de matar a un hombre lobo. Algo hecho de plata tiene que atravesar el corazón del hombre lobo, es la única solución. O no creer en ellos… 😉
Video: TELEMADRID, Lorenzo Fernández Bueno
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@Mer
Pues clarooo, una cosa es que sean feos, malotes, malencarados y sangrientos, pero ante la belleza femenina, hasta la bestia más mala tiene que rendirse…
Besos de azahar