El ícono literario francés pensó que un compendio de 1.150 páginas sobre cocina sería su obra maestra
Nacido en 1802, Alexandre Dumas escribiría algunos de los libros más populares de la literatura del siglo XIX. Sus obras, como Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, siguen leyéndose y ya son inmortales. Dumas subió la empinada escalera de la sociedad francesa a través del poder de su pluma. Pero, según palabras del propio Dumas, su obra maestra iba a ser una obra cumbre en la historia culinaria, una que llamó Le Grand Dictionnaire de cuisine.
Lamentablemente, nunca lo vio publicado. El proyecto favorito del escritor, al que se refirió como «la almohada de mi vejez», fue lanzado póstumamente en 1873, tres años después de su muerte.
Que era un cocinero y gastrónomo reputado fue evidente durante su vida. Como periodista, Dumas publicó «Causerie Culinaire», en 1858. Una traducción aproximada sería «Una charla sobre cocina», y abarcaba parte de la vida gastronómica de Dumas, desde las comidas de su infancia hasta una receta para macarrones napolitanos. Dumas seguiría publicando otros artículos sobre cocina en varios periódicos franceses. Los diarios de sus contemporáneos, como George Sand, también se hacen eco de las cenas dadas por la familia Dumas, donde el gran escritor siempre andaba trabajando en la cocina para satisfacer a sus invitados.
En 1869, Dumas se mudó a la costa occidental de Francia, a Roscoff. Allí, se dedicó a la tarea de escribir su obra magna gastronómica. A principios del año siguiente, envió el manuscrito, un libro de 1.150 páginas con ilustraciones dibujadas a mano, a su amigo, el editor Alphonse Lemerre.
Pero la guerra franco-prusiana estalló en julio de 1870. Como resultado, el libro fue dejado de lado por Lemerre, quien principalmente era editor de poesía, y probablemente estaba completamente confundido por la perspectiva de editar aquella obra. Dumas murió el 5 de diciembre de 1870. Aunque Lemerre publicó Le Grand Dictionnaire tres años después, nunca lanzó una segunda edición. Sin embargo, publicó un Petit Dictionnaire abreviado.
A falta del recetario, nos contentaremos con releer Los Tres Mosqueteros, Veinte años después y El Conde de Montecristo. Seguramente saldremos ganando. Estos franceses son demasiado aficionados a la sopa de cebolla (La soupe à l’oignons) y a los caracoles (Les escargots de Bourgogne).
Un saludo.
Me habría encantado conocerle. Sus novelas fueron las de mi juventud, pero la gastronomía tenía que ser una pasada. Tenía pinta de comer muy bien.
Podría usted leer La Cocina Práctica, de Manuel Puga y Parga, «Picadillo», Politico, alcalde de A Coruña, famoso gastronomo coruñes y obeso feliz.
Es de principios del siglo XX y, creame, es una obra maestra. Muchas recetas estan escritas en forma de anecdotas, cancioners, poemas…
Me lo anoto, gracias por el consejo, Claudio
Saludos!
Alejandro Dumas es grande en todo sentido. Buen cocinero, anfitrión cordial, y escritor ameno.
Vivirá en sus escritos, biografía y en cuantos hemos tenido el placer de leer sus obras literarias.
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