Categoríass: BiografíasEdad ContemporáneaSiglo XIX

Julio Verne

Uno de los autores que mejor y más han inspirado las futuras generaciones en la Historia. Aquel que dijo “Todo lo que fui capaz de imaginar, otros serán capaces de realizarlo…”. Y, es cierto que nos puso sobre la pista de lo que sería el mundo futuro. Su literatura juvenil fue denostada por los críticos de la época, incluso por los científicos de la época. Lo cierto es que , en una de sus últimas entrevistas afirmo que “Yo no visione nada…, simplemente me limité a documentarme muy bien, y lo único que supe hacer es recoger esas intuiciones e invenciones y plasmarlas en relatos….”
Nos encontramos en la Francia post-napoleónica. Estamos en Nantes, el 8 de febrero de 1828 nacía Jules Gabriel Verne. Hijo de un abogado provinciano, bien acomodado, y el mayor de 5 hermanos que vivían felices. Pero Julio, imaginaba, era el mayor y siempre miraba al mar, siempre soñaba con las aventuras futuras; el quería volar, y voló muy pronto… a los 11 años se escapó de su casa pensando en encontrar algún barco que le llevara a algún punto remoto del planeta. Quería ser grumete, pero su padre le pilló antes de zarpar a la India y no le dejó escapar, le sometió a un duro castigo azotándole 14 latigazos, le metió en un cuarto oscuro, y le hizo jurar que jamás viajaría. Y le puso una condición, “Solo podía viajar con una cosa, con su imaginación…”, y el pequeño Julio, entre sollozos, se lo prometió.

Su padre, Pier, quería que su hijo mayor se dedicara a la Abogacía, pero también estaba muy interesado en la Poesía y en la Ciencia (toda una constante en el siglo XIX). Y, a Julio le encantaban los adelantos científicos, y todas las revistas relacionadas con el tema las iba coleccionando. Dicen que uno de sus lugares preferidos para jugar era una fábrica de Motores de Vapor, y que allí empezó su fascinación por el mundo científico. Comenzaba a gestarse la sociedad industrializada, pero lo que estaba por llegar era tremendo, y Julio no se lo quería perder… y también empezó a llegar el amor a su corazoncito. Él se había fijado en una de sus primas, Caroline, y con 17 años crea su primera obra, dedicada a su amada. Es una obrita para marionetas, dicen que basada en la vida del Papa Alejandro VI, pero Caroline no le hace mucho caso porque ya ha decidido su futuro, un matrimonio de conveniencia con un acomodado burgués de la zona. Este hecho marca profundamente a Verne, y dicen que su misioginia  empezó ahí, justo ahí. Nunca se llevó bien con las mujeres como posteriormente veremos en sus relatos.

Su padre le envía a París en 1848 para estudiar la carrera de Abogado. Un París esplendoroso y fastuoso lo recibe. En principio va a vivir con una de sus tías, pero un hecho no favorece este asunto, y es, nada más y nada menos que la primera revolución del proletariado. La revolución circula por toda Europa, y los proletarios empiezan a exigir sus derechos y muchas personas huyen pensando que esos salvajes se van a hacer cargo de la situación, y entre ellos la tía de Julio Verne. Pero Julio se queda en París, lo que está viendo promete, y con 20 años se instala en una buhardilla compartida, porque su padre si que le envía una asignación. Aunque sigue con sus estudios de Derecho, el quiere sobre todo escribir, y dedica a esto horas y horas, a formarse como escritor, y comienza a frecuentar algunos círculos literarios. En esas tertulias están los grandes de la época, y él conserva un traje sólo para eso, para visitar las tertulias. Su situación económica es muy precaria, dicen que sólo se alimenta de pan y leche, que en su buhardilla apenas tiene muebles, que ya no tiene ni siquiera calcetines, y su padre no le envía un solo franco, porque claro, todo lo que Julio recibía lo dedicaba a gastarlo en . Una etapa difícil sin duda, aunque más tarde recordará que esos años fueron los más felices de su vida.

Una noche, después de salir de una tertulia literaria, bajando por unas escaleras, se choca con un orondo señor que subía por ellas. El choque debió ser muy fuerte, Julio estaba casi desvanecido, no por el golpe, sino por el hambre, y el señor parecía estar muy bien alimentado. Y Julio le dice “¿Usted seguro que ha cenado muy bien esta noche, verdad?” en tono insolente e irónico. El señor le contesta “Pues sí, he cenado una tortilla de tocino a la Nantesina…”. Julio Verne le mira muy enfadado y le espeta “En París no saben hacer tortillas a la Nantesina…” y el señor orondo le contesta “Pues la mía estaba muy rica…” y Julio le responde “Seguro, seguro que usted se la comió sin pensarlo mucho…”, y el señor le contesta “¿Usted acaso sabe hacer tortillas a la Nantesina?”, y Julio le responde “Bueno, más que hacerlas, lo que se es comerlas…”, y esto último lo dijo en tal manera que el señor orondo le dijo en tono autoritario “¡ Le exijo, joven, una satisfacción, el viernes le quiero ver en mi casa, espero que usted cumpla con honor ¡” presentándole su tarjeta de visita…  En aquella época estaban a la orden del día los duelos, y Julio, asustado, no le queda otro remedio que acudir a la cita. El de la tarjeta, el señor orondo, el de la tortilla Nantesina, era nada más y nada menos que Don Alejandro Dumas, el autor de más fama y éxito de la época.

Ese viernes, cocinó una tortilla estupenda para Don Alejandro, y desde entonces comenzó una amistad muy sólida. Dumas tenía una estupenda condición económica y social, y pronto tutela al joven, y este le ofrece sus primeros trabajos, sus comedias, sus dramas, y aunque son pésimos en la construcción y en el estilo, a Don Alejandro le hace gracia el joven Julio y decide apoyarle estrenando alguna obra en teatros de su propiedad. La verdad es que las obras son un total fracaso, ni la crítica ni el público le dan el visto bueno. El lo sigue intentando, y Dumas, conmovido por el esfuerzo del joven, le recomienda para un trabajo, y a partir de ahí será Secretario del , un trabajo que tampoco le supone mucho esfuerzo, pero está tan implicado en tantas cosas que no puede más. Se levanta a las 5 de la mañana, entre las 5 y las 10 de la mañana compone sus operas, sus comedias, sus operetas…, luego se va a trabajar al Teatro donde también escribe algún programa de mano, y luego a la Biblioteca, porque quiere saber todo de los avances tecnológicos.

Se sumerge en los libros, y allí empieza a descubrir cosas sobre química, matemáticas, geología, geografía, ciencias ocultas… lo quiere saber todo, es un gran Humanista, es como Leonardo Da Vinci pero en escritor. Y ya empieza a formar su estilo propio, pero el dinero sigue sin llegar, aunque el poco dinero que consigue reunir lo invierte en un piano, porque sigue obsesionado en ser un gran autor teatral. A Alejandro Dumas, esto le divierte mucho y sigue apoyando al joven. Julio decide enviarle una carta a su padre y le dice “Las dos carreras son incompatibles, si me quieres como abogado, tu bufete tarde o temprano no triunfará, y tendrás que cerrarlo y siempre me lo echarás en cara, así que no me insistas más, no voy a ser abogado, quiero ser escritor, ese es mi deseo…”. Los padres, que también están muy conmovidos por la situación del joven, le buscan una boda, un apaño, una mujer que tenga una buena dote. Esto ocurre en 1857, y él tiene 29 años.

Y todo está a punto para la celebración de la boda, pero a última hora desiste, no quiere saber nada, no quiere casarse con una señorita a la que casi no conoce, con la que seguramente va a fracasar. Y es que en su vida se ha cruzado Honorine, una joven viudita con dos hijos, y se casa con ella. Lamentablemente descubre al poco, que Honorine era una mujer de vida superficial, que no era muy culta y preparada, y sobre todo, que no tenía ni un solo franco, como esta le había hecho creer. Algunos muebles como dote y poca cosa más, y encima ya viene con familia añadida. Pero si que hace amistad con el hermano de Honorine, que trabaja en la Bolsa de París, y a este si que le va francamente  bien, y Julio Verne quiere hacerse también Agente de Cambio y Bolsa. Necesita 50.000 francos para entrar en el negocio, y se los pide a su padre. Después de una bronca monumental, el padre accede, ante todo lo que quiere es que a su hijo le vaya bien…

Con esos 50.000 francos, la verdad es que hace una pequeña fortuna, no mucho, pero sí para vivir holgadamente. Y empieza a frecuentar determinados círculos que solo se pueden encontrar en la Bolsa de París, porque allí están también los autores, los críticos, los periodistas. Todos invierten en la Bolsa,  y él conoce a esa gente. Alguien le regala un viaje a Escocia (el primer viaje que hace, con 31 años). Y cuando está a punto de aceptar otro regalo, un viaje a Noruega, tiene que desistir porque su mujer le dice que está a punto de dar a luz a su hijo Michel. Con fastidio, renuncia al viaje para asistir al nacimiento de su primogénito. Hasta aquí va bien la cosa, pero llega el año de 1861 y Julio Verne se aburre de la vida en la Bolsa, no va con él ese estilo de vida. El quiere escribir, y ya tiene el esbozo de lo que va a ser su primera novela, que en un principio va a ser una narración de la vida africana, y empieza a recorrer las Editoriales, y en dos días visita 15 Editores, está a punto de dejarlo, y cuando ya está desesperado, se topa con su auténtico padre literario, que no es otro sino Don Pierre-Jules Hetzel, que le acompañara desde entonces toda su vida.

Estamos en 1861, y Hetzel había creado un magazín llamado Para la Educación y para la Recreación, y aquí necesita a algún colaborador, sobre todo en el ámbito científico, y Verne estaba muy preparado en estas lides. Le presenta su esbozo de novela, y Hetzel le hace muchísimas correcciones, le da forma y decide  publicarlo. Es la primera novela de Julio Verne, publicada en 1863 con un éxito asombroso, su nombre . La novela llega a todo el mundo. Quiere ser creador de la Literatura científica (que más tarde se la llamaría ciencia-ficción) y de la Literatura juvenil. Hetzel se da cuenta inmediatamente del potencial del joven, y rápidamente le ofrece un contrato. Fijaos el contrato: un contrato de 20 años, a razón de 20.000 francos cada año, y la obligación de Julio Verne de entregar 3 novelas cada año.

Julio Verne era un profundo admirador de Edgar Allan Poe, y le pone nombre a su colección de relatos viajeros, serán los Viajes Extraordinarios, como homenaje a las Narraciones Extraordinarias. En 1863 escribió una obra que no se ha publicado hasta 1994 llamada París siglo XX, y ahí nos hablaba del fax, de Internet, del metro… En 1864 llega , que maravilla… en 1865 llega De la Tierra a la Luna. Su popularidad sube como la espuma, y Hetzel, que no es tonto, rápidamente le modifica el contrato y le aumenta los emolumentos. Todos hablan de Julio Verne, esas extrañas aventuras, esos personajes, esa épica, ese enfrentamiento del hombre con la naturaleza…; los jóvenes también ocupan un sitio prominente en sus obras, pero las mujeres no.
Los primeros ingresos económicos por sus obras, los invierte en un Yate, a este le sucederá otro Yate, y al final un fantástico barco a vapor con el que va a iniciar una singladura con su querido hermano Paul. Van a recorrer las costas Escandinavas, y también las costas de Norteamérica. La verdad es que vio de antemano muchísimas situaciones que iban a ocurrir en el futuro, pero también empieza a ver que las potencias dominantes no serán Francia e Inglaterra, no, las potencias del futuro serán Estados Unidos y Rusia, y esto ya lo deja muy claro en sus obras. En este viaje con su hermano se empezó a gestar Los hijos del Capitán Grant, obra que se publicará en 1868, con 40 años recién cumplidos. Pero quiere hablar de más cosas, y es el momento para una de sus obras magnas 20.000 Leguas de Viaje Submarino, publicado en 1870, y aquí tenemos al Nautilus con el Capitán Nemo a la cabeza, un hombre aferrado a su soledad.
Es una época eufórica para Julio Verne. Confía mucho en la Tecnología y la Ciencia, piensa que el progreso es la única solución posible. Y llegan más obras. En 1875, llega la que se considera como su obra cumbre, La Isla Misteriosa, y dicen que aquí es donde alcanzó el cenit, la mejor escrita por él. En 1876, llega Miguel Strogoff, el homenaje a la aventura, a la lealtad, y a la solidaridad. En 1878, Un Capitán de 15 años… Pero poco a poco empieza a caer en un excesivo pesimismo, empieza a comprobar que a lo mejor la Tecnología no es tan buena, que el hombre no la utiliza como él pensaba, y esa negrura empieza a invadir su obra. La década de los 80 no es muy afortunada para él, aunque sus obras siguen triunfando, su vida personal no va por el mejor camino. Su hijo tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico por el trato de su padre, y lo ingresó en un correccional (que eran auténticas cárceles en el siglo XIX…). 1886 es el peor año en la vida de Julio Verne, así lo confesó. Muere su madre, muere su mujer, y muere su padre literario, Hetzel, y por si fuera poco, Gastón, su sobrino favorito, en un momento de enajenación mental le pega un tiro a su tío en la pierna derecha que le invalida. Todo esto se suma a la suerte de enfermedades que ya venía acumulando, porque debido al excesivo trabajo se había originado en él una parálisis facial que le había deformado el rostro, y también la diabetes, que al final daría al traste con su vida…

Julio Verne empezó a estar seriamente tocado, en lo físico y en lo psíquico. Cuentan que encontraba refugio en la Masonería o en la Sociedad Secreta de la Niebla, y abandona París, desolado, y encuentra refugio en Amians, y allí se interesa por la política, y en el Partido Radical se presenta a las Elecciones en 1888, y consigue un puesto de Concejal en el Ayuntamiento, cargo que repetiría hasta el año 1900. Era progresista, pero también tenía algo de reaccionario, también era conservador de alguna manera.

Su producción literaria fue de más o menos 65 novelas, además de 20 relatos cortos, 30 obras de teatro, y también 2 relatos geográficos. La UNESCO hizo un estudio y nos dice que sus novelas han sido traducidas a 112 idiomas. Solo le supera Karl Marx, con su obra El Capital, que fue traducido a 133 idiomas. Y así llega al siglo XX, aquel que él había soñado, y el siglo XX no le ofrece nada. Julio Verne ve desesperanzado como la Humanidad camina a la guerra, como la Tecnología solo ha servido para matar y para acabar con el Planeta. Está desconsolado. Las últimas entrevistas que ofrece solo se ve en ellas pesimismo, pesadumbre… está agotado, mermado por la enfermedad. El 24 de marzo de 1905 muere rodeado por sus familiares. Fijaos en sus últimas palabras “Sed buenos…”. Cuando murió estaba acabando una obra apocalíptica, La Invasión del Mar, y en ese libro contaba que Europa sería cubierta por las aguas, y estas aguas llegarían de los Polos, que se descongelarían por el cambio climático generado por los hombres. Esto lo estaba escribiendo en 1905.
La obra del genial Julio Verne… Se anticipó a muchos, algunos le consideraron el Nostradamus de su época, pero él siempre dijo lo mismo “yo, lo único que hice fue documentarme muy bien, saber como era el espíritu de mi época, saber como eran los hombres, y yo lo único que tuve que hacer es escribir eso, plasmarlo en un papel…”. 77 años vivió, pero desde luego su obra será inmortal. Nos acordamos de la Vuelta al Mundo en 80 días, donde estaba Phileas Fogg, y dicen que él se vio reflejado en el personaje, en ese dandy inglés irónico, siempre elegante. Yo creo que todo el mundo tiene su obra favorita de Verne

La Rosa de los Vientos – Onda Cero

Julio Verne
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Publicado por
Félix Casanova

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