Nadie sabe por qué Harriet Cole donó su cuerpo a la ciencia, pero su contribución supuso un enorme avance en la historia de la Medicina.
Como señora de la limpieza del hospital nunca la habríamos recordado, pero Harriet Cole terminó haciendo una mayor contribución a la ciencia médica que cualquiera de los médicos con los que trabajó. Pocos pueden incluso reconocer su nombre hoy en día, pero sin Cole, nuestra comprensión del sistema nervioso humano no sería la misma.
Harriet Cole y Rufus Weaver
Poco se sabe con certeza sobre la corta vida de Harriet Cole, pero lo que sí sabemos es que trabajó como limpiadora en el Homeopathic Hahnemann Medical College de Filadelfia (parte de la Universidad de Drexel hoy) en la década de 1880. Sus deberes incluían la limpieza de los laboratorios y las aulas de la universidad, en una de las cuales impartía un profesor de anatomía llamado Dr. Rufus B. Weaver.
Weaver era oriundo de Gettysburg, Pensilvania, y había comenzado su carrera en el campo de la anatomía entonces «en pañales» al final de la Guerra Civil. Muchos de los miles y miles de soldados asesinados durante la Batalla de Gettysburg fueron sepultados apresuradamente en tumbas poco profundas. Y el padre de Weaver, Samuel, fue contratado para ayudar a identificar a los confederados muertos para que pudieran ser exhumados y repatriados al sur. Pero después de que su padre muriera en un accidente ferroviario, Rufus Weaver se hizo cargo del trabajo.
Weaver llegó por primera vez a Hahnemann en 1879, ocupando un puesto como Profesor de Anatomía, y una de sus clases era la disección de cadáveres con sus alumnos. Durante su tiempo como instructor, no está claro como interactuó con Harriet Cole. Pero podemos suponer que Weaver o sus conferencias tuvieron algún tipo de impacto en esta señora, porque antes de su muerte prematura por tuberculosis a los 35 años en 1888, ella donó su cuerpo al anatomista para que pudiera usarlo en nombre de la ciencia.
Vida después de la muerte
Nadie está completamente seguro de por qué Harriet Cole tomó esta decisión. En ese momento, la anatomía era un campo de estudio relativamente nuevo y antes del siglo XIX, los cadáveres utilizados para la disección generalmente pertenecían a criminales ejecutados (o se habían obtenido por medios poco honestos). Pero sea cual sea el motivo de su donación, Cole se había asegurado inconscientemente de que «viviría» en la historia mucho después de su muerte.
En 1888, Weaver tomó el cuerpo de Cole y comenzó a trabajar en lo que sería algo pionero en medicina: la extracción y posterior montaje de un sistema nervioso completo.
El meticuloso proceso llevó de cinco a seis meses. Después de cortar la carne para revelar los nervios, Weaver luego envolvió cada nervio individual en una gasa y luego lo cubrió con una pintura a base de plomo antes de montar todo el sistema nervioso en una pantalla.
El sistema nervioso de Cole originalmente estaba destinado a ser utilizado como una herramienta en el aula para instruir a los estudiantes. Pero el trabajo de Weaver pronto se hizo famoso en todo el mundo, y un colega médico comentó que aquello era «una maravilla de paciencia y habilidad en la disección, algo nunca antes visto». Weaver incluso terminó presentando a «Harriet» en 1893 en la World’s Columbian Exposition, donde fue galardonado con el Premium Scientific.
Desde 1888, el trabajo de Weaver solo se ha replicado tres veces y su notable logro continúa siendo referenciado en revistas médicas. El sistema nervioso de Harriet Cole pasó muchos años viajando a diferentes laboratorios y aulas en todo el país antes de regresar a su hogar en Drexel en la década de 1960. Aunque ya no se utiliza en el aula, todavía saluda a los estudiantes en la entrada de la Facultad de Medicina hasta el día de hoy.