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Fiodor Dostoievski, el escritor endeudado

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Este 2021 celebramos el 200 cumpleaños y el 140º aniversario de la muerte de uno de los grandes genios de la narrativa europea decimonónica y uno de los mejores representantes de la novela realista, Fiódor Mijáilovich Dostoievski.

Dostoievski nació en 1821 en Moscú. Su madre falleció prematuramente y fue educado, sobre todo, por su padre, un médico de carácter despótico que se dio a la bebida al quedar viudo. Envió a su hijo pronto a la Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, donde descubrió su pasión por la literatura y comenzó sus andanzas como escritor.

En 1839, cuando el escritor ruso ya contaba la mayoría de edad, su padre fue torturado y asesinado a manos de un grupo de campesinos. Este fue un episodio traumático para Dostoievski, y estuvo a punto de hacerle perder la cabeza, pues según cuentan, él había deseado la muerte de su padre y sintió el crimen como suyo. De hecho, tras el asesinato, empezó a sufrir episodios de epilepsia.

En ese sentido, Sigmund Freud consideraba, tal y como expresó en su artículo Dostoievski y el parricidio (1928), que el suceso se había convertido en el centro de la neurosis del autor y que era la culpa el origen de su epilepsia, a la que calificó de histeroepilepsia, o histeria grave.

historia curiosidades dostoievskiAcabados sus estudios, se quedó en San Petersburgo donde trabajó realizando traducciones. No sería sino hasta 1846 que publicó su primera novela (epistolar), Pobres gentes, con la que comenzaría a ser conocido, aunque sus siguientes obras pasaron completamente desapercibidas.

Su conexión y colaboración con distintos grupos revolucionarios y liberales le valió incluso una condena a muerte en 1849, de la que zafó con un indulto en el último momento. Eso sí, no quedó libre sino que hubo de pasar hasta cuatro años en un presidio de Siberia. Sus experiencias allí fueron recogidas en Recuerdos de la casa de los muertos (1861- 62) e inspiraron Memorias del subsuelo (1864).

Al salir del presidio, se adhirió a un regimiento de tiradores siberianos, pasó una larga temporada en Tver y contrajo matrimonio con Maria Dmítrevna Isáieva, una viuda con pocos medios.

Al regresar a San Petersburgo, se halló sin amigos o reconocimiento y, aunque Recuerdos de la casa de los muertos le había dado algunas alegrías, la tragedia volvió a golpearle con las muertes de su mujer (por tuberculosis) y de su hermano Mijáil (al que estaba muy unido.

Así, atormentado por la tragedia emprendió un viaje por Europa que lo llevará, entre otras cosas, a descubrir el juego de la ruleta. Su afición por el juego se tornó desmedida. Lo apostaba todo, hasta la ropa que llevaba puesta. Si no tenía dinero, recurría a prestamistas. Así que, como se imaginarán, no pasó mucho tiempo antes de que se arruinara, no una, sino repetidas veces. Se vio incluso obligado abandonar Rusia para dar esquinazo a sus acreedores, poco después de haberse casado de nuevo, con la joven Ana Grigorievna.

No le hubiera pasado lo mismo a Dostoievski si hubiera podido disfrutar de los bonos de casino sin depósito de VSO que te permiten jugar totalmente gratis, sin invertir dinero de tu bolsillo o correr riesgos. Eso le hubiera ahorrado muchos problemas y sinsabores.

Pero también nos hubiera privado de dos de sus obras maestras, pues gracias a su desgraciada situación económica, aceptó un agresivo contrato con un editor que le obligaba a trabajar sin descanso. Así fue que publicó en 1866, Crimen y Castigo y El jugador.

Esta última novela, como presupondrán, tenía tintes autobiográficos y es apreciada como obra maestra precisamente por tratar como nadie la pulsión del juego.

Con Ana Grigorievna, tuvo dos hijos. El primero, una niña, no sobrevivió más de unos pocos días, lo que causó en Dostoievski un enorme dolor.

Sería tras nacer el segundo hijo y publicar El idiota (1868) o Los endemoniados (1870) que regresaría a su país para escribir Diario de un escritor (1873- 81) y la que él mismo consideraba su obra maestra, Los hermanos Karamázov (1880).

Dostoievski, uno de los grandes escritores de la Rusia zarista, el único psicólogo del cual se podría aprender algo (en palabras de Nietzsche), murió en 1881 a causa de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico.

(*) Créditos imágenes: revistaconstiinta.ro, unplash.com

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