Mucho antes de que Beethoven babeara en la gran pantalla, los perros San Bernardo se hicieron famosos por una razón completamente diferente, salvar vidas. Desde principio del siglo XVIII, los monjes que vivían en la ruta de los Alpes entre Italia y Suiza los usaron para ayudarles en sus tareas de rescate tras las tormentas de nieve. Durante 200 años, cerca de 2.000 personas, desde niños perdidos hasta soldados de Napoleón fueron rescatados por estos héroes que hoy día se han hecho muy comunes como mascotas caseras.
A 3.000 mts de altura se encuentra el Gran San Bernardo, una ruta en los Alpes Occidentales. Solamente es accesible un par de meses al año -en verano- y ha sido utilizada por muchos viajeros a lo largo de la historia. Con el fin de ayudar a los excursionistas, soldados y comerciantes, un monje llamado Agustín San Bernardo de Menthon fundó un Hospicio y un Monasterio alrededor del año 1050.
En algún momento entre 1660 y 1670, los monjes del Hospicio Gran San Bernardo adquirieron sus primeros perros para tenerlos como guardianes y compañeros. Aquellos canes aún distaban mucho de ser como los San Bernardo de hoy -el mestizaje en estos siglos ha cambiado mucho su aspecto-. Eran perros asiáticos estilo Mastín asiáticos traídos por los romanos. En comparación con los de hoy, estos eran de menor tamaño, un pelo más corto de color marrón rojizo y una cola más larga.
Los monjes pronto descubrieron su gran sentido del olfato y la capacidad que tenían para encontrar personas enterradas en la nieve, y comenzaron a enviarlos a buscar viajeros perdidos o heridos.
La organización de estos animales era perfecta. Solían ir en grupos de a dos o tres y cuando encontraban un herido, uno de ellos se quedaba junto a él para darle calor mientras sus compañeros volvían al Hospicio para alertar a los monjes del peregrino varado. Fueron tan eficientes que cuando Napoleón y sus 250.000 soldados cruzaron el paso entre 1790 y 1810, las crónicas hablan de que la mayoría que encontraron problemas con «la muerte blanca» lograron salvar la vida gracias a la labor de estos perros.
Aunque cuenta la leyenda que les eran atados barriles de licor alrededor del cuello para calentar a los viajeros, no hay registros ni indicios históricos que demuestren esta práctica, pero otra leyenda si es muy real. La de la perrita San Bernardo Barry, que vivió en el Monasterio de 1800 a 1812 y que logró salvar ella solita la vida de más de 40 personas. En 1815, el cuerpo de Barry fue puesto en exhibición en el Museo de Historia Natural de Berna, Suiza, donde permanece en la actualidad.
Entre 1816 y 1818, las tormentas de nieve de invierno en San Bernardo fueron particularmente graves, y muchos perros murieron en avalanchas mientras hacían rescates. Como resultado, la raza estuvo cerca de la extinción. Sin embargo, y por fortuna, dos años más tarde se repusieron. Con todo, los perros de rescate San Bernardo han acreditado salvar la vida de más de 2.000 personas hasta el último dato documentado en 1897, cuando un niño de 12 años de edad fue encontrado casi congelado en una grieta, despertado y salvado por un perro. Nuestro homenaje a todos ellos.
Curioso origen del nombre que da pie a esa raza canina.
Y donde se demuestra una vez más que el perro es el mejor amigo del hombre.
Un saludo,
Sin lugar a dudas amigo Cayetano. Su entrega y fidelidad hacia nosotros es inquebrantable y digna no ya sólo de homenajes, sino del respeto de todos, aunque a algunos seres humanos parece que le molesten estos animales.
Un abrazo
Fantástico post. Siempre me han gustado estos maravillosos perros. Algo sabía de ellos y de los monjes pero no con este detalle. Buen día. Bss
Gracias Katy. Yo los adoro 🙂
Bss y feliz semana¡
Ellos siempre tienen necesidad de un fideicomiso en sus ojos y solo quieren creer en hombre. Mirándose a los ojos, sin hablar, y através de sus pupilas llegar hasta su alma. Y ellos tienen los sentimientos más sublimes : la verdadera fidelidad, lealtad y amor más puro. Yo tambien los adoro. Feliz semana amigo¡
Su mirada lo dice todo. No necesitan hablar y la lealtad para con nosotros es verdadera.
Feliz semana Arzú¡ 🙂