Así están criando padres “más inteligentes” con la ayuda inesperada de la IA

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Por Manuel Sánchez

¿Padres modernos o padres asistidos? La inteligencia artificial ha irrumpido en la vida familiar para facilitar el día a día, pero también para sembrar dudas existenciales: ¿seguimos pensando, o nos hemos rendido al piloto automático digital?

Cuando la IA toca al timbre de casa

Si alguien pensaba que la inteligencia artificial (IA) era cosa de científicos locos o negocios ultratecnológicos, se equivoca. Ahora, ha invadido el espacio más caótico y sentimental del mundo: el hogar familiar. Cada vez más padres jóvenes recurren a la IA para organizarse, gestionar pequeñas crisis cotidianas —y, por qué no, relativizar cuando el caos amenaza con tragárselos a ellos y a su agenda.

El martes de una madre de 45 años y emprendedora ilustra perfectamente esta realidad. Aislada por sus auriculares, la protagonista se sumerge en su trabajo frente al ordenador. Todo bien hasta que su móvil vibra: mensaje de Rosa, la niñera, pidiendo libre el próximo viernes por la mañana. No hay prisa, lo pospone. Sin embargo, la calma dura lo que un respiro: seis correos pendientes de la escuela (excursión, baloncesto, ensayo de la hija). El móvil vuelve a vibrar. Rosa, de nuevo: «Estoy en el colegio para la salida, pero no hay nadie. ¿Debo estar en otro sitio?» El mensaje que ningún padre quiere recibir.

Entonces, se activa el modo detective: busca en el móvil, rastrea correos y mensajes hasta encontrar la clave, una nota perdida: el ensayo fue trasladado al aula de música. «Vete al otro lado del colegio», responde, medio desesperada, medio aliviada. Pero claro, el proyecto laboral ni ha comenzado. ¿Te suena?

Milo y la revolución de Avni Patel

Esta escena común fue relatada por Avni Patel en una charla Tedx de abril de 2025 titulada: «¿Puede la IA ayudar a poner orden en el caos familiar?» Patel, exingeniera y madre de dos niños, fue tajante: «Odiaba que mi cerebro se hubiera convertido en el ordenador de la familia». Así nació Milo, su asistente personal de IA diseñado para organizar y automatizar la logística doméstica: desde mails escolares hasta regalos de cumpleaños, pasando por rutas o listas de la compra.

  • Correos escolares que no se pierden en el limbo de las bandejas de entrada
  • Regalos de cumpleaños sugeridos y hasta encargados
  • Desplazamientos calculados y avisos para cada miembro de la familia
  • Listas de la compra prehechas y adaptadas al drama semanal de la nevera

Si el cerebro de la familia tiene que ser un ordenador, ¿por qué no delegar en uno de verdad? Y aquí la IA entra en juego como aliada tecnológica y, de paso, como esa especie de confesor digital que hace un siglo era el sacerdote del barrio. La diferencia: éste sí que responde 24/7 y no juzga si has comprado galletas de chocolate otra vez.

¿Papel de padres “más inteligentes” o sólo más libres de pensar?

La idea es tentadora: la IA resuelve, recombina, recuerda y, si hace falta, improvisa excusas para la próxima reunión escolar. Sin embargo, la fuente de satisfacción puede tornarse en fuente de inquietud. ¿No será que, al delegar a la máquina, corremos el riesgo de olvidar pensar por nosotros mismos?

Al final, como reconoce la propia Patel, el corazón de la cuestión es si la IA se convierte en esa red de seguridad que evita los olvidos y los líos o si, en el fondo, nos priva del empuje mental que forja criterio y personalidad. «Cuando los padres tienen miedo de sí mismos, eso da lugar a hijos tiranos», se lanza como advertencia. Un toque de atención para quienes buscan, en la eficiencia infinita, una solución a la imperfección humana.

Pistas para el día a día

  • La IA doméstica ya es un hecho para organizar la vida familiar.
  • Sí, te ahorra tiempo y dolores de cabeza, pero también puede atrofiar el músculo de la decisión propia.
  • No hay milagros: sigue haciendo falta criterio humano (aunque sea para decirle a la IA que no apunte otra clase extraescolar).

Cada familia elige: ¿aliada digital o asistente sin control? El equilibrio está en recordar que la responsabilidad, como el amor por tus hijos, no se delega… ni siquiera al mejor algoritmo.

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