Alexander Selkirk fue la inspiración para la gran novela de Daniel Defoe
El 2 de febrero de 1709, un hombre fue rescatado en una isla cerca de la costa chilena, donde había vivido en soledad durante más de cuatro años. La increíble historia de este pirata marcó la imaginación de muchos autores, entre ellos Daniel Defoe, quien se inspiró en él para su famosa novela Robinson Crusoe.
Nacido en Escocia en un pequeño pueblo de pescadores en 1676, Alexander Selkirk muy pronto asoció su vida a la mar y, en los albores del siglo XVIII, a la piratería. Las guerras incesantes entre Inglaterra, Francia y España dieron lugar a la proliferación de corsarios para saquear las naves enemigas de sus tesoros y algunos de estos hombres, contratados por su país, terminaban eligiendo la presa de manera independiente. Los corsarios eran simples piratas, trabajaban para naciones pero sobre todo para ellos mismos.
Alexander partió en uno de estos barcos corsarios hacia la zona del Pacífico. Hay que recordar que los miembros de estas tripulaciones solían ser de temperamento «caliente», y las trifulcas estaban a la orden del día.
En septiembre de 1704, el capitán se detuvo en una pequeña isla en el archipiélago Juan Fernandez, cerca de la costa chilena, para abastecer el barco. Alexander, que era un marinero experimentado, parece que se enfrentó con su capitán por el problema de la lastimosa condición del barco. Le hubiera gustado que se hicieran reparaciones antes de volver al mar, amenazando con quedarse en la isla. El capitán le tomó la palabra y lo dejó en la isla con un pequeño equipo de supervivencia: un mosquete, una pequeña hacha, una olla, una Biblia, ropa de cama y una camisa.
Aunque abatido, logró sobrevivir solo en la isla durante 4 años y 4 meses, alimentándose de leche de cabra, pescado y mariscos y reparando su ropa con piel de cabra cosida con ¡un clavo!.
Un famoso rescate y la estrella de una novela
El 2 de febrero de 1709, el capitán Woodes Rogers y su tripulación llegaron a buscarlo a la isla, y por fin pudo hablar con alguien después de años. Su experiencia adquirida en la isla le permitió curar a los hombres de Rogers, que sufrían de escorbuto, y su inteligencia y amabilidad complacieron tanto al capitán, que este le ofreció el mando de un barco, lo que le permitió regresar de nuevo ¡a su vida de corsario!.
Sus increíbles aventuras fueron recopiladas por un miembro de la expedición de Rogers, Edward Cooke, en su libro «Un viaje al mar del sur y la vuelta al mundo». La historia de Alexander Selkirk fascinó a Europa y especialmente al periodista y escritor británico Daniel Defoe, quien se inspiró en gran medida en sus aventuras para escribir una de las novelas más famosas de la historia: Robinson Crusoe.