En 1966, después de que John Lennon lanzara aquel infame “Somos más populares que Jesucristo”, muchos seguidores de todo el mundo se lanzaron en tropel a arrasar y quemar los álbumes de The Beatles. Comenzaron a correr las teorías de la conspiración y las censuras llegaban a afirmar unas claras conexiones de los chicos de Liverpool con los Illuminatis.
Sin embargo, nadie temia mas a The Beatles que el gobierno Sovietico. Reconociendo sus actitudes rebeldes y las costumbres occidentales como una amenaza, la Unión Soviética prohibió la venta de álbumes de The Beatles y fue dada la orden de castigar severamente a todo aquel que fuera sorprendido escuchando esta “contaminación capitalista”. Las prohibiciones, como bien sabemos, fomentan y favorecen el mercado de contrabando…
Al igual que muchos artículos ilegales, los discos de The Beatles fueron introducidos en la madre Rusia por marineros, actores, funcionarios del partido y todo aquel que tuviera la oportunidad. Estos discos eran vendidos a un precio más que considerable. Un disco de vinilo le podía suponer a un soviético hasta dos semanas de su salario.
Algunos intrépidos emprendedores idearon una ingeniosa solución para pasar la música sin ser detectados. No era otra que la de grabar las canciones en películas de rayos X con la ayuda de tocadiscos modificados (y es que el ser humano cuando quiere, le da al coco). Estos “discos” amañados estaban cubiertos de imágenes de brazos fracturados y pelvis rotas, llegándose incluso a acuñarse como la música de los huesos en clave.
Según Mikhail Safonov, del Instituto de Historia de Rusia, “la “Beatlemania” lavó los cimientos de la sociedad soviética. The Beatles nos trajo la idea de la democracia. Inspirados por el sentido de la moda de los Fab Four, los adolescentes comenzaron a utilizar botas militares y aquellos peculiares abrigos emblema de los chicos de Liverpool. Los hombres se dejaron crecer el pelo largo y los niños comenzaban a crear sus propias bandas de rock”.
Asi pues, el Estado se defendió tan duro como pudo. Los estudiantes que eran “atrapados” escuchando a estos irreverentes podían ser expulsados de la Universidad. Se cuenta que los estudiantes siempre llevaban unas tijeras a mano por si eran perseguidos por la policía. Un corte de pelo rápido evitaría problemas. Aún así, The Beatles permanecieron…
La URSS se derrumbó, y Paul McCartney hizó su primera actuación en Moscú en 2003.
Me acuerdo de todo el jaleo que se armó, pero los jóvenes de entonces ( lease yo entre ellos of course), esos bulos no nos importaban nada, ni nos hemos enterado. Nos gustaba su música pelos incluidos. Me ha encantado tu post. Bss
Era un soplo de aire fresco y nuevo. Pero nada peligroso para el orden establecido.
Un saludo.
Tan poco es para tanto…si hubieran dicho que eran más conocidos que la Coca Cola… 🙂
Yo soy más de los Rolling, pero hay que reconocer que revolucionaron la música del siglo XX
Salu2
Katy,
¿para cuando un reportaje de aquellos tiempos locos? 🙂
Bss
Cayetano,
Quizás no a corto plazo, pero este tipo de “revoluciones” van calando en la juventud y su forma de pensar.
Un saludo
Markos,
Ataques de megalomanía, jeje. En mi humilde opinión los Rolling nunca hubieran existido de no ser por los Fab Four y Elvis 😉
Un abrazo
Es curioso lo del rock’n’roll: es tanto un producto capitalista 100% como un soplo de libertad, de cambiar reglas (o lo fue). La revolución checoslovaca del 68 se forjó en gran parte entre los “rockeros” del país: Valclav Havel era un fanático de Velvt Underground.
Tan interesante como siempre, Felix.
Un abrazo
Xibeliuss,
Cierto es que ambas caras se dan en esta corriente cultural llamada rock and roll. Lastima que la Primavera de Praga durase tan solo 8 meses. Tenían unos “vecinos” poco deseables…
Un abrazo
Lo del pelo puede tener una explicación por lo de los piojos….ja,ja,ja y lo de la piratería es ingenio humano, aún recuerdo que había un experimento de compartir fotos con archivos incrustados de películas.
Amigo un saludo
Senovilla,
A lo largo de la historia el ser humano ha tenido que agudizar el ingenio bien para salir de atolladeros, para ganar batallas o en casos picarescos como este. Somos únicos para lo bueno y para lo malo.
Un abrazo amigo