La reina Teuta de Iliria y su ejército gobernaron el mar Adriático en la antigüedad e incluso se enfrentaron a la gran Roma
Desde aproximadamente el 400 aC hasta 167 aC, las diversas tribus que componían el reino de Iliria ocuparon la región ahora conocida como la península de los Balcanes. A mediados del siglo III aC, uno de los grupos más poderosos era la tribu Ardiaei, que gobernaba a lo largo de la costa del mar Adriático desde la actual Montenegro hasta Bosnia y Herzegovina.
Este reino comenzó su expansión bajo el gobierno del rey Agrón a partir del año 250 aC, pero alcanzó su pleno poder bajo el control de su viuda, la reina Teuta.
Cuando asumió el trono por primera vez, Agrón se centró en la construcción de las fuerzas navales llirias en el mar Mediterráneo y en extender su dominio a lo largo de la costa del Adriático. Su plan comenzó a funcionar y el poder de su reino creció y obtuvo una victoria decisiva sobre los etolios en 232 o 231 aC (las fuentes varían).
Pero la leyenda sostiene que en 231 aC, Agrón celebró su victoria con tanta bebida y otras indulgencias que le produjeron una pleuresía y murió. Después de su muerte, Teuta, de la que sus primeros años, incluso su fecha de nacimiento, sigue siendo esencialmente un misterio, tomó el trono y sirvió como reina regente en lugar del hijo y heredero de Agrón, Pinnes. Continuó con las políticas expansionistas de Agrón, dirigiendo su mirada a Dirraquio y luego a Fénice, conquistando ambas.
Sin embargo, las fuerzas más temidas de Teuta eran sus piratas que vagaban por los mares cercanos. La piratería en Lliria era legal y, a menudo se consideraba una profesión viable, si no bastante respetable. Teuta había dado rienda suelta a sus barcos en el Mar Mediterráneo, y los piratas llirios eran conocidos y temidos por robar y saquear barcos mercantes, principalmente romanos.
Roma tenía muchas rutas comerciales importantes a lo largo del Mediterráneo oriental entre Grecia e Italia, y los mercaderes romanos eran constantemente amenazados por los piratas que asaltaban sus barcos y robaban sus bienes. Las quejas de los comerciantes llegaron al Senado romano hasta que ya no pudieron ser ignoradas.
Primero, los romanos decidieron probar tácticas diplomáticas para tratar con Teuta, y así, alrededor del 230 a.C. Roma envió dos embajadores para convencerla de que apaciguara a sus barcos piratas en las rutas comerciales romanas.
Pero cuando llegaron allí, Teuta se negó rotundamente, diciéndoles que la piratería no era ilegal en su reino, por lo que los piratas no habían infringido ninguna ley y ella no cambiaría las leyes para satisfacer a los comerciantes romanos. No solo se negó a ceder, sino que al sentirse insultada ordenó que se les incautaran los barcos a los embajadores. Además, mantuvo cautivo a un embajador y mató al otro.
Cuando las noticias de la muerte de su embajador llegaron al Senado romano, se vieron obligados a devolver el golpe a Teuta. En 229 aC, Roma declaró la guerra a Iliria. Enviaron una flota de 200 barcos y alrededor de 20,000 soldados.
Llegaron a la ciudad de Corfú, donde el gobernador de Teuta, Demetrio, la traicionó, entregándoles el control de la isla a los romanos y uniéndose a ellos. A partir de ahí, las tropas romanas avanzaron hacia el norte hasta Apolonia, atacando todos los pueblos por el camino hasta que llegaron a la capital, Skodra.
Las fuerzas ilirias no fueron rival para el poder militar de Roma y Teuta se vio obligada a retirarse al sur. Para el 228 aC, Roma había obtenido el control de toda la costa de Lliria.
Teuta se rindió oficialmente a Roma en 227 aC. Roma declaró la paz y la permitió seguir gobernando, aunque en una región mucho más pequeña. También se vio obligada a pagar tributo a Roma, reconociendo su soberanía definitiva. Pero en lugar de enfrentarse a la humillación de un reinado limitado bajo el control de Roma, Teuta dejó su trono.
Los detalles de su vida en los siguientes años no son claros, pero la mayoría de las fuentes coinciden en que vivió bastantes años más después de la derrota romana. Según algunos folkloristas, Teuta nunca superó su dolor por la derrota y se suicidó tirándose desde un alcantilado.
(*) Referencias: Historia de Roma, Alan Paul, Ancient Origins Imágenes: WikmediaCommons
Teuta apechugó, nunca mejor dicho, con lo que los romanos le impusieron.
Sí o sí.
Saludos.