En 1375, los aldeanos de las frontera franco-española en los Pirineos establecieron sus diferencias con un tratado y una gran fiesta. Ese pacto todavía se celebra hoy, y de hecho está considerado como el acuerdo de Paz más duradero de la historia.
Un acuerdo ininterrumpido de 642 años entre los montañeros franceses de Baretous y los navarros españoles del valle de Roncal. El pacto data de una época en la que la cooperación fronteriza, o la falta de ella, era cuestión de vida o muerte.
Todo comenzó en 1375, cuando un agricultor del Roncal conoció a un agricultor del Valle de Baretous y se produjo una pelea por los derechos de pastoreo. Las palabras fueron a más y en un pestañeo los dos pueblos estaban ya en guerra.
Después de una batalla particularmente sangrienta, y cansados de tanta trifulca, se acordó establecer uno de los tratados de paz más antiguos del mundo: El tributo de las tres vacas, donde los habitantes de Baretous regalan a los españoles tres vacas cada año.
El alcalde de Isaba, presidente del acto, pregunta por tres veces a los baretoneses si están dispuestos, como en años anteriores, a pagar el Tributo de las Tres Vacas de dos años, del mismo pelaje y cornaje, y sin tacha ni lesión alguna. Los preguntados responden que sí en tres ocasiones.
Seguidamente uno de los alcaldes baretoneses coloca la mano derecha sobre la piedra o mojón y poniendo la suya encima un roncalés y así se van alternando los demás representantes. El último en posar la suya es el alcalde de Isaba, que pronuncia las palabras:
Pax avant, pax avant, pax avant
Paz en adelante
A lo largo del siglo XX se mantuvo sin más incidentes, excepto en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes impidieron este acto por temor a que los franceses lo aprovecharan para cruzar la frontera y escapar. A modo de compensación, en los años siguientes los baretoneses añadieron una vaca más, hasta que los roncaleses les perdonaron la última.
Así deberían solucionarse todos los conflictos, con tres vacas. Nunca sería eso otra “hecatombe” (de “ἑκατόν” y “βοῦς”), como en tiempos de los griegos antiguos.
Lo malo es si con el tiempo los vascos deciden hacerse veganos. No sé qué pedirían. Aunque es algo improbable.
Un saludo, Félix.
Si tuviésemos todos un mínimo de buena voluntad podríamos solucionar los problemas por las buenas. La desgracia es que estos casos son rara avis.
Saludos, Cayetano!
En ningún momento el texto dice “vascos” y si “navarros españoles”.
Como los navarros de Roncal son vascos de etnia, lengua y cultura no parece que haya ninguna contradicción. En cuanto a españoles o franceses, ya sabes, cada uno piensa de una manera, aunque si tienes dudas puedes ir allá y preguntárselo a ellos… “Oye…vosotros sois españoles, no??”
Un ejemplo a seguir en todo el mundo. No conocía esta historia, siempre se aprende algo nuevo leyendote, y siempre es un placer hacerlo. Saludos!!
El placer es del que suscribe, muy agradecido estimado Héctor!
Tengo que decir que a la historia le faltan algunos datos, importantes para que está sea del todo completa. Como por ejemplo quienes fueron los jueces en esta contienda, donde se firmó, fecha de la firma…. es un tratado que hoy en día se sigue ratificando y se ha convertido en una gran fiesta donde los tres protagonistas del tratado siguen manteniendo las tradiciones culturales en su más amplio sentido de la palabra, música, trajes, dances, gastronomía,lenguas….si tenéis oportunidad, id a conocerla, os aseguro que no os defraudara.
Gracias, se intentará mejorar. En ocasiones, por no extendernos en los artículos, nos puede ocurrir 😉 Y gracias por la sugerencia.
Un saludo!