El amor está en el aire, y las imágenes de los corazones están por todas partes: dulces, tarjetas, decoraciones, lo que sea. Que el corazón sea el símbolo del amor y la pasión no es sorprendente: los antiguos pensadores griegos y romanos, incluido Aristóteles, pensaban que este órgano era el centro de todas las emociones. El motivo por el cual el símbolo del corazón que vemos por todas partes en febrero no se parece en nada a un corazón humano real, sin embargo, es un poco menos claro.
La primera civilización que utilizó gráficamente el corazón fue la Egipcia. Los egipcios ya sabían de lo importante que era el corazón y su relación con el resto del cuerpo, ya que en esa parte se localizaba la mente y el alma de las personas. No obstante, las representaciones eran más realistas que el que usamos hoy.
Este simbolismo se empieza a popularizar en el siglo XIV, cuando apareció en las cartas de juego europeas del medievo, aunque su origen es un misterio. Circulan varias hipótesis diferentes para explicarlo, pero ninguna de ellas ha sido confirmada.
Un origen sugerido para el símbolo es que proviene de la antigua ciudad griega de Cirene, en la actual Libia, cuyos comerciantes comerciaban con el raro, y ahora extinto, silfio. La planta se usaba para sazonar los alimentos, pero también se popularizó como anticonceptivo, ya que al parecer era muy efectivo. Una vaina de silfio se parece a un corazón de San Valentín.
Otra posibilidad es que la forma sea una representación burda de un montículo púbico, la vulva, un par de senos, glúteos o un par de testículos. Puede incluso haber venido de un burdo intento de dibujar un corazón real. Un artista pésimo o una descripción inexacta podría haber llevado a esa forma.
La iglesia católica explica que el símbolo proviene de una visión que tuvo Santa Margarita María Alacoque, cuando el «Sagrado Corazón de Jesús» -asociado con el amor y la devoción por los católicos- se le apareció en esta forma rodeado de espinas.
Pero Alacoque no tuvo esta visión hasta finales de 1600, mucho después de que el símbolo ya estuviera documentado. Esto hace que sea la más improbable de las historias como origen, pero el uso frecuente de la forma por parte de la iglesia fue probablemente un factor determinante para popularizarlo como símbolo de amor.