El Banco de Inglaterra probablemente tenga el título del banco central más prestigioso del mundo. Ha estado en funcionamiento durante más de 300 años, y fue fundado en 1694. Aunque ahora es público, la mayor parte de su historia ha sido una empresa privada. Su origen es más oscuro de lo que parece, el saqueo de un galeón español por un pirata fue el germen de su fundación.
¿Cómo se fundó? ¿Por quién? Las respuestas son bastante sorprendentes. Lo que no sorprende es el hecho de que el oro está en el centro de esta historia.
La intrigante historia del Banco de Inglaterra comienza con cierto Sir William Phips, que en realidad nació en las colonias, en Maine. Phips, como su padre, era un carpintero, un constructor de barcos. Su espíritu emprendedor lo llevó a Inglaterra para buscar fondos para su anhelo, la búsqueda de tesoros.
En realidad, Phips era poco más que un pirata (lo mismo puede decirse del famoso «héroe» inglés, Sir Francis Drake). Aunque la mayoría de sus aventuras fueron fracasos decepcionantes, Phips no se desanimó. Obtuvo el respaldo financiero del duque de Albermarle. Era conocida la mala reputación de este duque entre sus compañeros aristócratas debido a sus preferencias por el juego. Esto lo convirtió en el candidato perfecto para apoyar las descabelladas ideas de Phips.
Usando primitivos «submarinos», Phips y su tripulación fueron en busca de la famosa nave Nuestra Señora de la Concepción. Este galeón español, cargado con lingotes de oro y plata, se había hundido en aguas cerca de las Bahamas en 1641.
Según los registros históricos, el navío fue muy difícil de encontrar. Phips y su tripulación lo buscaron en vano hasta que, finalmente, en enero de 1687, el pirata dio la orden de que fueran a casa, con las manos vacías.
Sin embargo, por un golpe de suerte, y poco antes de marcharse, los buzos se encontraron con una bala de cañón en un denso arrecife de coral. ¡Cerca, encontraron al Nuestra Señora de la Concepción!
El botín del barco fue una ingente cantidad de oro y plata, una hazaña impresionante. Los inversores en la empresa recibieron dividendos del 10.000%. Uno de esos inversores fue William Paterson, otro bucanero hecho a sí mismo.
Paterson usó su porción del botín como el germen para sacar adelante sus planes de crear un nuevo banco privado para financiar la armada del rey Guillermo III para proteger las rutas comerciales británicas en alta mar, especialmente contra los despreciados franceses.
El botín del Nuestra Señora no solo inundó Inglaterra con lingotes, lo que hizo que un banco fuera más que una necesidad, sino que también fue presentado como un ejemplo para atraer a otros a invertir en el nuevo banco. Se recaudó la asombrosa cantidad de 1,2 millones de libras -una auténtica fortuna para la época- para el proyecto.
Este proyecto para un nuevo banco, construido con la base del tesoro español saqueado, se convirtió en el Banco de Inglaterra en 1694. No fue parte del gobierno nacional hasta 1946. Ese año es cuando finalmente se pagó a los descendientes de los inversores privados originales el interés devengado, una increíble ganancia del 420.000%.
Martin Parker, profesor de la Universidad de Leicester y autor de The Conversation , lo resume así:
«Vale la pena recordar que la cacareada institución que es el Banco de Inglaterra, que ahora parece atemporal y sin reproche, comenzó como un intento especulativo de hacer dinero rápido, el ansia de riqueza de unos piratas».
Así que la próxima vez que oigamos hablar ufanamente al gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, recordemos que su status nació de una tormenta que causó un naufragio español en un arrecife de coral en 1641…
Banca y piratería siempre han estado muy cerca. No hay más que ver algunos apellidos de banqueros: Botín, Morgan… Al fin y al cabo viven con el dinero de los demás.
Un saludo, Félix.
!Botín! Voto a bríos que son unos truhanes.
Saludos, Cayetano