Visitar la mina de sal de Wieliczka es una maravillosa experiencia. Los pozos, las cámaras y los largos túneles se encuentran en las profundidades de la Tierra a unos 13 km de la conocida ciudad polaca de Cracovia.
Los mineros han venido explotando los antiguos depósitos de sal en Wieliczka desde el siglo XIII, cuando el lugar comenzó a ganar importancia. Hoy está considerado patrimonio cultural donde incluso podemos ver fantásticos monumentos esculpidos en bloques de sal.
Los mineros del pasado hicieron un esfuerzo titánico para esculpir a mano el interior de la mina, un trabajo que nos ha dejado este enclave tan poco común. El laberinto de túneles, que miden más de 300 kilómetros en total, se extiende en nueve niveles de profundidad. Al menos 20 cámaras y galerías están abiertas a los visitantes que pueden utilizar una visita guiada para explorar la belleza y la extrañeza del lugar. En su punto más profundo, la mina alcanza 327 metros debajo de la superficie.
Ha costado siglos construir la la mina de sal de Wieliczka, también llamada la catedral subterránea de sal de Polonia. Como punto de referencia y lugar de interés para visitar, se dio a conocer sobre todo durante la década de 1970, cuando fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
A unos 150 metros bajo tierra hay un centro de salud donde las personas que sufren de alergias crónicas pueden probar los beneficios terapéuticos de las cámaras salinas. Pero, sin lugar a dudas, lo que atrae a las bandadas de turistas a la mina de sal de Wieliczka durante todo el año son las obras de arte dejadas por sus fieles mineros y artistas. Gran parte del trabajo monumental exhibido tiene motivos religiosos.
Durante el Renacimiento, estas minas polacas fueron uno de los negocios más lucrativos de Europa, aportando riquezas a medida que la popularidad de la sal como recurso básico comenzaba a prosperar universalmente. El final del siglo XVIII vio un punto de inflexión en la mina, ya que fue cuando las nuevas tecnologías irrumpieron. Esto sucedió cuando Austria se hizo con el control de la región.
También fue durante el reinado de Austria cuando los pozos de la mina se abrieron por primera vez como una atracción pública. La capilla de St. Kinga se encuentra entre las cámaras más famosas que se pueden ver. Conocida como la «joya de la corona» de la mina Wieliczka, las paredes de la cámara están cubiertas con enormes relieves bíblicos. En Polonia, St. Kinga es una santa y patrona del país. Las enormes lámparas arañas de cristal de sal que cuelgan de los techos y calientan los interiores de la cámara con su luz datan de finales del siglo XIX.
Además de la generación de mineros que dejaron su impronta en las cámaras, los artistas también han encontrado refugio aquí. No solo los escultores, sino también escritores y pintores han tenido influencia. Un ejemplo es el pintor polaco del siglo XIX Jan Matejko, destacado por sus representaciones artísticas de importantes eventos nacionales.
En cierto modo, las minas también describen el avance de la tecnología de extracción de sal. Algunos de los artículos exhibidos incluyen viejas máquinas, algunas de los cuales ayudaron a los trabajadores a arrastrar las roca saladas de las cuevas hace cientos de años.
Una maravilla en las profundidades de la Tierra.
Saludos, Félix.