
Hace mucho tiempo… en un mundo no tan lejano, un joven que anhelaba aventuras se vio inmerso en una guerra galáctica. Obligado a elegir entre dos bandos en la mortífera batalla, se hizo amigo de un grupo de luchadores que capitaneaban… ¿buitres de tres cabezas, pulgas gigantes y arañas espaciales?
Casi 2.000 años antes de que George Lucas creara su ópera espacial Star Wars , Luciano de Samósata (una provincia en la actual Turquía) escribió la primera novela conocida con viajes espaciales y batallas interplanetarias. “La historia verdadera” fue publicada alrededor del 175 d.C. durante el imperio romano. La aventura espacial de Luciano narra como un grupo de viajeros salen de la Tierra cuando su nave es arrojada al cielo por un feroz torbellino. Después de siete días de navegación llegan a la Luna, donde descubren que sus habitantes están en guerra con “la gente” del Sol.
Ambas partes luchan por el control de una colonia en la estrella de la mañana (el planeta que hoy llamamos Venus). Los guerreros de los ejércitos del Sol y de la Luna viajan por el espacio en “bellotas” acorazadas, mosquitos gigantes y caballos tan grandes como barcos, armados con armas tan extravagantes como hondas que usaban nabos enormes como munición.

Después del fin de la guerra, Luciano y sus amigos continúan viajando por el espacio, aprendiendo acerca de los extraños habitantes de la Luna (una sociedad totalmente masculina, cuya anatomía incluía un solo dedo en lugar de un pie entero y daban a luz niños que salían de sus pantorrillas), la Estrella de la Mañana y otras ciudades espaciales.
Luciano era más un escritor satírico que un novelista al uso; esta historia fue escrita como una crítica a filósofos e historiadores y sus enfoques ante los nuevos descubrimientos de aquella época. Como escribe el erudito Roy Arthur Swanson, el trabajo de Luciano proporciona “el recordatorio necesario para que no olvidemos que pensar y creer son distintos tipos de actividad mental y que es mejor no confundirlos”.

Pero ser una obra de sátira no impide que la “Historia Verdadera” se una a las filas de la ciencia ficción. Además de mostrar el primer contacto en la quinta fase, las guerras en el espacio y el vuelo a la luna, la naturaleza satírica del trabajo es en realidad otra cosa que tiene en común con la forma moderna del género.
Uno de los temas consistentes de la ciencia ficción es la sátira y se burla de la forma en que los seres humanos viven y dirigen el mundo. Es lo que hizo Luciano.

Luciano también era probablemente consciente de la investigación científica y filosófica más importante de su tiempo, desde Plutarco hasta las últimas observaciones de Ptolomeo sobre los planetas, 14 años antes de “Historia verdadera”. Sin embargo, el telescopio astronómico no fue inventado hasta 1610, y la narrativa de Luciano no presenta viajes espaciales científicamente sólidos. ¿Significa eso que no cuenta como una forma temprana del género de ciencia-ficción?
Algunos ven paralelismos entre la escritura de Luciano y la de los escritores posteriores de ciencia ficción como Julio Verne y H.G. Wells.
Otros eruditos literarios han postulado que el mundo de la ciencia ficción comienza con la Épica de Gilgamesh (2100 aC), Frankenstein (1818), o las obras de Julio Verne (1850). Para el famoso astrónomo estadounidense Carl Sagan, la ciencia ficción comienza con Somnium sive Astronomia lunaris Joannis Kepleri, Johannes Kepler (1634), que describe un viaje a la luna y la vista de la Tierra vista desde lejos. Pero Kepler se inspiró parcialmente en la obra de Luciano. Leyó “La historia verdadera” en griego para dominar y aprender el idioma (aunque el latín era la lengua vernácula de la antigua Roma, el griego era el idioma utilizado por la élite educada). Escribió que sus estudios habían mejorado porque disfrutaba de esas aventuras.
Luciano nunca hubiera creído que los humanos lograrían llegar a la luna, pero lo imaginó. Y abrió el camino para futuras historias intergalácticas que siguen inspirando a escritores, científicos y directores de cine que sueñan con lo que podría estar ahí fuera, más allá de nuestro alcance.
Imágenes: Ilustraciones de Willian Strang, JB Clark y Aubrey Beardsley, AH Bullen, 1894 Fuentes: Smithsonian
Eso te iba a comentar, que veo más parecido elasunto con algunas novelas de Julio Verne que con la saga de las galaxias. El Sol, la Luna, las estrellas debían de ejercer una atracción poderosísima sobre mucha gente,por lo que no es de extrañar que suscitara ensoñaciones diversas, como la de dotarles de divinidad. ¿Hay otra historia mejor de ciencia ficción que esta?
Un saludo, Félix.
Desde que andábamos a mamporrazo limpío en las cavernas, ya mirábamos al cielo. No es de extrañar que nuestros antiguos eruditos decidieran imaginar como sería un viaje al cielo.
Un saludo, Cayetano
Que cierto es aquello que todo está inventado y nada hay nada nuevo bajo la faz de la Tierra. Todo se se transforma y se reinventa, Hasta una tortilla de patatas.
Dichosa tortilla de patatas han sacado xD Antes de nosotros ya miraban al cielo y soñaban con el universo. Seguimos igual, sabemos algo más pero seguimos en “pañales”. Mientras tanto, imaginación al poder¡
Bss