La mayoría de los conceptos estudiados por los filósofos contemporáneos ya fueron tratados en la Grecia Antigua. De hecho, los griegos sentaron las bases de todos los enfoques existenciales que aparecieron a lo largo de la historia: las teorías de Kant, Hegel o Nietzsche nunca existirían sin Sócrates, Platón o Aristóteles. Entre los muchos problemas que desconcertaron a los antiguos, uno de ellos recibe bastante atención hoy en día, la acrasia.
¿Por qué no siempre hacemos lo que es mejor para nosotros? ¿Por qué no tomamos buenas decisiones en favor de las malas? ¿Por qué no podemos seguir adelante con nuestros planes e ideas? Muchas personas dirían que la respuesta es simplemente pereza o falta de decisión o motivación, pero los antiguos griegos creían que la raíz del problema era mucho más profunda, radicaba en nuestra naturaleza.
Ellos acuñaron el término “akrasia” (acrasia), que describe la forma de actuar en contra de nuestro mejor juicio o la falta de voluntad que impide que uno haga lo correcto. Pensemos en un fumador para ilustrarlo mejor.
Platón creía que la acrasia no era un problema en sí mismo, porque siempre elegimos la solución que pensamos que es la mejor para nosotros, pero que a veces, accidentalmente, sucede que elegimos la peor solución debido a un mal enfoque. Por otra parte, Aristóteles no estaba de acuerdo con esta explicación y argumentó que la falta de razonamiento no es responsable de la acrasia. Él creía que la respuesta radicaba en la tendencia humana al deseo, que a menudo es mucho más fuerte que la razón.
Como en casi todos los conceptos filosóficos, nunca se ha alcanzado un consenso y la acrasia permanece abierta a interpretación. Sin embargo, varios filósofos contemporáneos han tratado de abordar el tema y ofrecer algunas conclusiones.
La filósofa belga-americana Amelie Rorty cree que la akrasia es aún más complicada de lo que se percibió inicialmente, porque puede aparecer en muchas formas y no puede describirse con una sola definición porque involucra muchos factores diferentes.
El filósofo estadounidense David Donaldson ofreció una explicación mucho más sencilla: argumentó que la acrasia es un proceso natural que ocurre cuando la mente decide intercambiar una meta a largo plazo por un placer inmediato. Lo queremos todo y para YA.
Miramos los logros de personas excepcionales y nos preguntamos ¿cómo lograron hacer eso a pesar de todos los obstáculos”? Pensemos en esta pregunta la próxima vez que decidamos tomar una decisión, tengamos en mente esta palabreja de poco uso como es la acrasia, y antepongamos las decisiones correctas a la inmediatez.
Es que los antiguos griegos eran unos sabios, con acrasia o sin ella.
Un saludo, Félix.
Y con mucha “crasia” y salero, parafraseando al gran Cayetano 🙂
Un abrazo!
Si es que ya está todo inventado…
Cuanta razón, Silverman 🙂
Saludos