La historia está llena de narraciones sobre reinos lejanos con una belleza y riqueza insuperables. Una leyenda particularmente persistente y maravillosa es la leyenda del Preste Juan. Supuestamente, era un rey que gobernaba un país secreto y misterioso. ¿Pero era realmente sólo una leyenda?
La leyenda
La leyenda del Preste Juan cuenta que era un rey y líder cristiano de una tierra lejana. Su reino estaba en medio de naciones musulmanas y paganas. Los registros citan a un país donde la pimienta crece y la gente monta a los elefantes.
La historia comienza en el siglo XII con dos informes de sendas visitas de un arzobispo y un patriarca de la India a Roma tiempos del papa Calixto II (1119-1124). Supuestamente, hay unas 100 cartas que hacen referencia al Preste Juan. Varias de estas epístolas están escritas por judíos en lengua hebrea. Evidentemente, había tanta confusión acerca de la ubicación del Preste Juan entonces como ahora. Sin embargo, parece que siempre tenía más fuerza la teoría de que se tratase de un lugar de la India llamado Malabar.
Los viajes para su búsqueda exploraron partes de la India, Etiopía, Asia Central y las zonas más remotas de África. Había pocas pistas concretas. La historia recurrente era que la tierra del Preste Juan estaba llena de grandes riquezas y animales hermosos e inusuales. Además, la leyenda indicaba que uno de los reyes magos de la historia de la natividad en el Nuevo Testamento era uno de los antepasados directos de Juan. Esto puede ser el resultado del posible viaje del apóstol Tomás a la India, quien difundió allí el evangelio.
Buscando al Preste Juan
En el año 1100, las primeras citas conocidas del Preste Juan y sus tierras fueron mencionadas por el Obispo Otto de Freising (en la Alemania moderna). El Papa Alejandro III creyó tan profundamente en la posibilidad de tal país, que envió a un médico emisario del Vaticano para encontrar más información sobre Juan y (con suerte) sobre el propio país. Misteriosamente, el hombre nunca regresó.
Más controversia siguió en la década de 1160 cuando una carta del mismísimo Juan daba descripciones claras y detalladas de sus tierras. Los investigadores finalmente declararon que esta epístola era una falsificación.
Marco Polo, que vivió entre 1254-1324, informó que el Preste Juan era el Khan del pueblo Kareit. Eran una tribu mongol compuesta por cristianos nestorianos.
Algún tiempo después, los exploradores misioneros portugueses fueron a África a pedir la ayuda de Juan para convertir a los musulmanes al cristianismo. Al parecer fueron a Etiopía. No sólo describieron las magníficas tierras, sino que declararon que el Preste Juan era el líder de su iglesia cristiana. Más tarde, un misionero que viajaba por África declaró que había oído muchas historias sobre las tierras de Juan. Sin embargo, no pudo verlas por sí mismo.
El Preste Juan se convierte en un mito
Con el tiempo los exploradores habían descubierto la mayor parte de Asia y África. Sin embargo, no encontraron nada que sustentara la leyenda del Preste Juan. Por lo tanto, esta historia acabó “deslizándose” en el reino del folclore. Shakespeare hace referencia a él y su país en su obra “Mucho ruido y pocas nueces”.
El Preste Juan y sus tierras se convirtieron en uno de los países legendarios que la gente creyó existir en tiempos antiguos. Lo cierto es que hubo muchas expediciones, tan costosas como inútiles, para establecer contacto con aquel mítico gobernante.
Esos viajes y los registros escritos acerca de ellos añaden el reino del Preste Juan a la lista de leyendas históricas. Pero no fue todo en vano. Las exploraciones para encontrar la tierra de Juan dieron información exacta y detallada sobre tierras que nunca antes habían sido vistas por los europeos.