Y no crean que sucedió sólo una vez, sino en dos ocasiones, primero en 1419 y nuevamente en 1618. Los frustrados ciudadanos de Praga literalmente arrojaron a sus líderes políticos desde las ventanas superiores de los edificios públicos. Hubo incluso una tercera en 1948, pero nos centraremos en las dos defenestraciones más «aparatosas».
Cada uno de los dos incidentes surgió, como muchas disputas, en esa fina línea que separaba la religión de la política. En el primer caso, en el siglo XV, había un gran descontento con la Iglesia Católica; en particular, porque la gente común estaba molesta por la cantidad de riqueza que poseía el clero y la nobleza en comparación con la pobreza de la clase campesina.
En respuesta, surgieron predicadores radicales, entre ellos un sacerdote con cierta popularidad de la secta husita llamado Želivsky. Después de que el ayuntamiento de Praga se negara a liberar a algunos miembros husitas que tenían presos, Želivsky dirigió a sus seguidores en una marcha de protesta al ayuntamiento de la ciudad, el Novomēstská radnice.
Durante la marcha, alguien del ayuntamiento arrojó una piedra a Želivsky. Esto encendió aún más los anímos acalorados de la multitud, que irrumpió en el edificio donde encontraron a un juez, un maestro y 13 miembros del Consejo. Cada uno de los funcionarios fue arrojado por una ventana superior; los que no murieron a causa de la caída fueron asesinados por la multitud de abajo.
La segunda vez surgió de una disputa entre protestantes y católicos. Durante cuatro décadas, después de que Martín Lutero clavara sus 95 tesis en una puerta de la iglesia de Wittenberg, católicos y protestantes de toda Europa se enfrentaron por doquier. A falta de mensajes de correo electrónico o de grupos de whatsapp, los sacerdotes solían poner estos avisos en las puertas de la iglesia cuando tenían algo que discutir entre ellos. De hecho, parece que Lutero no tenía la intención de que su trabajo fuera debatido ampliamente por el público en general, sino simplemente para forjar una discusión entre sus compañeros sacerdotes.
En cualquier caso, en 1555, el sagrado emperador romano católico (que también era el rey de Bohemia, de la que Praga era su capital) y sus príncipes y nobles luteranos resolvieron su disputa (por el momento) con la paz de Augsburgo, también llamada paz de las Religiones. Durante las siguientes seis décadas, las buenas relaciones entre ellos llevaron a los reyes bohemios a dar gradualmente a los nobles una libertad religiosa cada vez mayor y un aumento de poderes civiles y legales.
En 1618, esos afectuosos sentimientos llegaron a un abrupto final cuando el heredero del reino, un devoto católico a favor de la Contrarreforma (para volver a imponer el catolicismo en Europa) subió al poder y logró eliminar gran parte de lo que habían conseguido los nobles protestantes, hasta el punto de que incluso disolvió su asamblea.
El 23 de mayo de 1618, varios de estos nobles protestantes, comprensiblemente enfurecidos, se enfrentaron a cuatro señores católicos en la Cancillería bohemia, exigiendo cuentas ante tamaña decisión. Dos de los señores católicos, los condes Vilem Slavata de Chlum y Jaroslav Borzita de Martinice, se mostraron orgullosos de sus actos y asumieron la responsabilidad, asumiendo que serían arrestados.
Los señores protestantes tenían otros planes. Uno de los líderes del grupo, el conde Matyáš von Thurn, declaró a la pareja mientras la multitud reunida observaba: «Ustedes son enemigos de nosotros y de nuestra religión, así que no podemos ser indulgentes»
Poco después, la multitud lanzó ambos cargos, junto con su secretario, Philipus Fabricius, desde las ventanas del tercer piso; asombrosamente los tres sobrevivieron a la caída, y a diferencia de lo que ocurrió en el siglo XV, la multitud de la calle no se ceblo con ellos.
Posteriormente, se contaron dos versiones muy diferentes del porqué sobrevivieron los señores católicos. Los católicos afirmaron que la Virgen María y los ángeles los abrazaron y los colocaron suavemente en el suelo. En respuesta a esto, los protestantes afirmaron que había una gran cantidad de materia fecal justo debajo de las ventanas, que amortiguó su caída.
(*) Referencias: Historia de la Iglesia, Una visión del protestantismo, I Found Today
Esperemos que no vuelva la moda; aunque, como se dice coloquialmente, no hay dos sin tres.
Un saludo, Félix.
Excelentes historias, soy un seguidor de sus escritos mi amigo Félix. Con su permiso los voy a compartir en mi Facebooks con los respectivos créditos para Ud. Tengo muchos grupos de amigos, lo haré famoso. jajajaja. Mil y mil bendiciones.
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