La construcción del Castillo de Coral sigue siendo uno de los mayores misterios sin resolver de la Florida. Aunque abundan las hipótesis, a la mayoría nos resulta difícil explicar cómo un hombre de 50kg que medía apenas un metro y medio de altura pudo mover, tallar y manipular más de 1.100 toneladas de coral.
A principios de la década de 1900, el nativo de Letonia Ed Leedskalnin, que contaba con 26 años, era el prometido de Agnes Scuffs, una chica 10 años más joven que él y a la cual más tarde se referiría como su “Dulce Dieciséis”, pero un día antes de la ceremonia ella canceló la boda. Poco después, Leedskalnin, apenado y con el corazón roto, emigró a Norteamérica, donde trabajó en aserraderos de Canadá, California y Tejas.
Contrajo tuberculosis, y alrededor de 1919 emigró al clima más favorable de Florida. Mientras su amada permaneció en Letonia, Leedskalnin pasó el resto de su vida construyendo un monumento a su amor.
En 1923 comenzó a crear el Castillo de Coral en un terreno que había comprado en Florida City. Sin elementos modernos de construcción, y equipado solo con herramientas manuales y una educación de cuarto grado, Leedskalnin movió, cortó, y esculpió casi 1.100 toneladas de coral. El desconsolado inmigrante pasó 28 años construyendo el castillo, que finalmente terminó en 1951, el año de su muerte.
Aunque Leedskalnin afirmó que entendía bien las leyes de la física y el magnetismo, siempre trabajó al amparo de la noche, cuando nadie podía verlo. Dos adolescentes asistieron a la construcción una noche, y dijeron a la policía que las rocas habían estado levitando en el aire “como globos de hidrógeno”. Raro.
Pero la magia no era la única hipótesis que suscitaba la capacidad de Leedskalnin para manipular tales piedras macizas y pesadas. Habiendo venido de una familia de albañiles letones, Leedskalnin era un francmasón comprometido, e incorporó muchos símbolos masónicos en todo el Castillo de Coral. Muchos creen que las prácticas masónicas ocultas ofrecen la única explicación de cómo lo construyó. Vecinos entrometidos afirmaron que lo oían recitando conjuros sobre las piedras.
Comúnmente llamada coral, la roca que Leedskalnin usó para crear su monumento al amor es en realidad piedra caliza oolítica, que se encuentra en todo el sureste de Florida. Leedskalnin daba respuestas educadas pero crípticas a los visitantes con relación a las preguntas acerca de su método de construcción, el cual hoy en día sigue siendo un misterio. A pesar de su naturaleza reservada, finalmente abrió su monumento al público, ofreciendo tours por 10 céntimos.
Aunque las tarifas han aumentado después de su fallecimiento, puedes visitar el Castillo de Coral hoy. Si bien se encuentra un poco apartado, en Homestead, merece la pena el viaje. Verá un telescopio, mecedoras, una torre del castillo de dos pisos (las habitaciones de Leedskalnin), un reloj de sol preciso, un obelisco, un pozo, una fuente, y varias piezas de mobiliario, todas hechas de piedra.
También encontrarás una puerta de nueve toneladas que se mueve con un simple toque. Cuando la gran puerta se rompió hace unos años, se necesitaron seis hombres y una grúa para arreglarla. Ahora imagina a nuestro frágil y pequeño protagonista construyendo la enorme puerta. De hecho, incluso el Huracán Andrew de Categoría 5 no pudo dañar las diversas piezas de coral. Habla sobre el amor eterno.
En diciembre de 1951 dejó una nota en la entrada principal que rezaba “Going to the Hospital” (He ido al médico) y cogió un autobús al Jackson Memorial Hospital de Miami. Murió 3 días más tarde.
Una muestra más de que con tesón e ingenio se puede conseguir cualquier meta.
Imágenes: Reflexión Mundial, Julián Corlaci, Hechos del Mundo extraño, Antes de que sea noticiia, El Blog de Paul
Increíble. Algunos dudan entre aplaudir la obra o darle una paliza al que la hizo. Jejeje.
Un saludo.
No, por Dios Santo! El esfuerzo y la tenacidad merecen nuestro reconocimiento 🙂 Acuérdate de la “Catedral de Justo” en Mejorada del Campo. Hay que ponerle redaños al asunto (y fe).
Saludos, Cayetano.