La mayoría de los marineros hasta el siglo XIX no sabía nadar, ¿porqué? Los navegantes europeos e ingleses tenían miedo del frío Atlántico y la mayoría provenían de regiones del interior donde se creía que la inmersión en el agua sólo traía enfermedad y muerte. El agua estaba sucia y por lo general fría.
Si uno tuviera la mala suerte de caer por la borda en un viaje por mar, no tenía grandes opciones de salvar la vida, así que era preferible morir rápidamente…
En una narración acerca de la vida de su padre, Diego Colón, el hijo de Cristobal Colón contaba que su progenitor había saltado de un barco en llamas durante una trifulca naval, nadando varios km hasta la costa (todo un Johnny Weissmüller) y salvando la vida. La mayoría de sus compañeros, incapaces de nadar, perdieron la vida. El aventurero ficticio Robinson Crusoe se salvó de un naufragio porque él sí sabía nadar, al igual que su compañero Viernes que logró escapar de sus malas amistades. Esta naracción popular, sin embargo, no inspiró a muchos marineros de la vida real del siglo XVIII para aprender como mantenerse a flote.
Caso contrario el del insigne capitán James Cook, cuyos extraordinarios viajes le llevaron a recorrer el mundo por aguas desconocidas y que murió a causa de un enfrentamiento con los nativos en las costas de Hawai. Cuentan que, de haber sabido nadar, habría salvado la vida y podría haber muerto «plácidamente» en su casa como el descubridor de las Américas.
Los primeros navegantes del Pacífico Sur eran otra historia. Aquellos pioneros que cruzaban esas enormes masas de agua con embarcaciones más austeras tenían que haber sido capaces de nadar. De raiz, nadar en las cálidas y limpias aguas de la Polinesia parece ser que entraba en lo razonable -ante el asombro de los primeros europeos que arribaron a las costas de Tahití, que veían hombres y mujeres flotando en el agua-. No es de extrañar que pensaran que estaban viendo sirenas.
Eso de nadar era una rareza que practicaban unos pocos. No como ahora que a todo el mundo le da por hacer ejercicio, pilates y cosas así.
Un saludo, amigo Félix.
Pues sí, amigo Cayetano. Los tiempos han cambiado una barbarité. Eso de nadar estilo mariposa no se llevaba antaño, y menos pilates 🙂
Un saludo
Ohhh ¡pobrecitos marineros! yo los entiendo muy bien. Yo me crié en el Egeo, por otra parte, mi infancia transcurrió a penínsulas del Egeo (Karaburun, Mordoğan, Foça) pero cuando yo tenía 10 años, he tenido un desafortunado incidente en el mar; las olas me arrastraron casi hasta Sakız Adası (Isla de Quíos) Después de esa fecha, me estoy mojando un poco como niños 😛 😀 y sólo estoy mirando mis amigos en la playa. 🙂 Mis amigos me están rogando pero en vano. 😀 ayyy ¡este artículo me ha avergonzado! 😛 pero me gusta gracias amigo Félix 🙂
Oh no¡ Tú no eres marinera ni tienes que ser nadadora olímpica, Arzú. Además, mientras tus amigos se bañan tu puedes estar a la sombra disfrutando de un refresco. Hay que tenerle mucho respeto al mar es muy peligroso. Mejor, tumbado en la arena 😉
Los demás hemos aprendido a nadar por placer y no a salvar la vida:-) Tampoco es garantía de salvar la vida siempre por saber nadar. Mira los del Titanic. En esas aguas gélidas era imposible sobrevivir. Lo de las sirenas me ha encantado. Me los imagino con sus guirnaldas en el agua:-) Bss
Cuando el Titanic se hundó frente a las costas de Terranova, el agua estaba a la temperatura de 4º. La muerte era segura. Por la Polinesia ya es otro cantar, así da gusto… 🙂 Bss
Interesante artículo, que no sé cuánto tendrá de verídico con respecto a la historia. Pero sí, es probable que algunos no supieran nadar en esa época, ya que se bañaban una vez al año, je, si es que se bañaban… (Según dicen, los que cuentan estas cosas).
Muy agradable leerte. Gracias.
Gracias Clarisa. Hoy en día es requisito indispensable saber nadar para obtener el título de patrón de barco, aquellos eran otros tiempos y ten la certeza de que no eran unos virtuosos en las artes natatorias. Respecto a la higiene personal… algo hemos mejorado.
Amigo Félix. Tengo delito por no haber mirado todavía tu famoso blog, y más aún siendo yo un apasionado por la historia. Así que te doy mi enhorabuena y comentarte que me encanta.Un saludo.!!
Querido Juan Carlos, agradecido por tus palabras. Ya sabes, cuando tengas ese blog que tienes en mente, pasaremos a leerte 🙂
Un abrazo