Viajamos hasta 1971. En ese año Agatha Christie recibe la Orden del Imperio Británico de manos de la reina Isabel II de Inglaterra, y dicho merecimiento no fue por causalidad. Fue ganado a pulso; sus traducciones superaban incluso a las del mismísimo William Shakespeare, con unas ventas que superaban los 400 millones de ejemplares (hoy en día unos 2.000 millones de libros vendidos).
Por eso, esta tímida mujer, introvertida, con problemas para mantener conversaciones como ella misma dijo, pero con un mundo interior tan rico, tan exuberante que propició la creación de más de 70 novelas, 150 relatos cortos, 19 obras teatrales (La Ratonera viene representándose desde el año 1952, año de su estreno), algunos ensayos, una obra infantil y una autobiografía deliciosa…
Nos encontramos en Torquay, una bellísima localidad en Inglaterra y en plena era victoriana. La familia Miller Boehmer vivía cómodamente gracias a las rentas del progenitor, casado con Clarissa Boehmer, y juntos llevaban una vida feliz. Eran de una estirpe de racio abolengo, muy victoriana y muy convencida de la supremacía inglesa sobre otras culturas.
El 15 de septiembre de 1891 vino al mundo Agatha Christie. Era la menor de 3 hijos, y pronto sus padres descubrieron que era una niña muy peculiar, muy fantasiosa, y como muchos niños, con amigos imaginarios, invisibles; incluso siendo ya madura llegó a decir que un extraño ángel alado la frecuentaba en su habitación (romántica como era, bautizó a este ángel con el nombre de Cupido). Recibió su primer golpe vital en 1901, cuando fallece su padre, dejando a la familia en bancarrota (era aficionado al juego), y su madre se tuvo que ver en la necesidad de alquilar su querida residencia familiar en verano, mientras ellos lo pasaban en Egipto, que por entonces era mucho más económico.
En estos viajes, Aghata queda impregnada por el alma egipcia, por el misterio de Oriente…, los aromas del Nilo embriagan a esta pequeña de 10 años que lo contempla todo con ojos muy vivos, quedó fascinada por Egipto. Con 16 años, su madre, interesada en la educación de sus hijos, envió a Agatha a París a estudiar Música, asunto que a ella no le terminaba de convencer, ella y el piano no se llevaban muy bien…, y, se aferró a la Literatura como válvula de escape para su increíble imaginación.
Agatha se alistó en el Ejército, y como enfermera entró a trabajar en el laboratorio de un Hospital, algo fundamental para su carrera literaria, porque en esta farmacia descubrió todos los secretos de la toxicología, y aprendió como eran los venenos, en que dosis se debían utilizar. Terminó la guerra y, por fortuna, su marido no sucumbió en el frente, y eso permitió que llegara la única hija de Agatha, Rosalind, que fue una de sus pasiones, y, en 1920 llegó el momento decisivo en la vida de Agatha Christie; la publicación de su primera novela, El extraño caso de Styles. No se vendió mucho (apenas 2000 ejemplares), pero suficiente para que siguiera albergando la esperanza de ser algún día escritora profesional. En este libro aparece por primera vez su gran héroe, Hercules Poirot, que daría mucho que hablar en sus libros. O Miss Marple, esta simpática mujer que solía resolver casos domésticos con su agudez.
Y fueron llegando las primeras obras, y empezó a ser muy popular entre sus lectores. Con los primeros ingresos que tuvo se compró un automóvil. Era una consumada conductora y disfrutaba haciendo kilómetros en aquellos tiempos de la Belle Epoque. Pero llegó el año de 1926, y en abril falleció su querida madre, y en verano su marido le comunicó que se había enamorado profundamente de una joven… sufrió una gran depresión por la que incluso tuvo que ser tratada. Pero en ese año no todo fueron lamentos, también llego su obra más reconocida, El asesinato de Roger Ackroyd.
Pero vamos al año 1931, porque aquí vuelve el amor al corazón de Agatha. Con 40 años recién cumplidos quiso huir a su tierra querida, a Oriente, y buscando algo de distracción en la antigua Mesopotamia (Irak) tomó el mítico tren Orient Express y viajó hasta esos territorios. Y allí se encontró con el verdadero gran amor de su vida, Max Mallowan. Max tenía 15 años menos que ella, pero ya era un prometedor arqueólogo que intentaba prospectar por Oriente los ecos de la Historia antigua. Se enamoró profundamente de ella, y la pareja permaneció indisoluble durante el resto de sus vidas. Lo acompañó en sus excavaciones y Agatha recibió el suficiente influjo para elaborar sus posteriores textos. Y surge Asesinato en Mesopotamia, y Muerte en el Nilo.