Inicio Edad Antigua ¿Quién mató a Alejandro Magno?

¿Quién mató a Alejandro Magno?

Tiempo de lectura: 10 minutos

En Babilonia, el 10 de junio de 323 a. C., alrededor de las 5 de la tarde, Alejandro Magno murió a los 32 años, tras conquistar un imperio que se extendía desde la actual Albania hasta el este de Pakistán. La cuestión de qué, o quién, mató al rey macedonio nunca ha sido contestada con éxito. Hoy en día nuevas teorías están intentando dar respuesta a uno de las incógnitas más sugerentes de la historia.

muerte-alejandro-magnoAl igual que la muerte de Stalin, a la que a veces se compara, la muerte de Alejandro plantea un misterio que quizá es insoluble pero irresistible. Los aficionados a la conspiración han estado especulando sobre ello desde antes de que el cuerpo del rey estuviera frío, pero recientemente ha habido un número extraordinario de nuevos sospechosos. Se añadió más leña al fuego en la película «Alejandro Magno», dirigida por Oliver Stone, estrenada en 2004 y con nuevas versiones en 2006 y 2008: una película que, cualesquiera que sean sus defectos artísticos, presenta una teoría históricamente al menos informada sobre quién lo mató y por qué…

Pocos acontecimientos han sido tan inesperados como la muerte de Alejandro. El rey había mostrado una gran fuerza durante su campaña de 12 años a través de Asia, sufriendo duras dificultades y asumiendo extenuantes funciones de combate. Algunos habían llegado a pensar en él como un ser divino, una idea fomentada por el propio Alejandro. En 325, luchando en minoría contra los guerreros de Asia meridional, al macedonio le atravesó una flecha sus pulmones, pero poco después hizo la más ardua de sus marchas militares, un viaje de 60 días a lo largo de la estéril costa del sur de Irán

Representación del siglo XIX de la procesión fúnebre de Alejandro basada en la descripción de Diodorus
Representación del siglo XIX de la procesión fúnebre de Alejandro basada en la descripción de Diodorus

En consecuencia, cuando el rey cayó gravemente enfermo y murió, el shock experimentado por su ejército de 50.000 hombres fue enorme. Grande era la confusión acerca de quién lo sucedería, pues Alejandro no había hecho planes para la sucesión y todavía no había tenido ningún heredero legítimo (aunque uno nacería poco después de su muerte)La desaparición repentina de una figura tan destacada resultaría ser un punto de inflexión catastrófico, el comienzo de medio siglo de inestabilidad y lucha conocida hoy como las Guerras de los Sucesores.

Eventos de tal magnitud inevitablemente conducen a la búsqueda de causas. Es inquietante pensar que una bebida «equivocada» o la picadura de un mosquito travieso pusiera al mundo antiguo en un peligroso nuevo rumbo.

Los historiadores antiguos no han llegado a un consenso sobre la causa de la muerte de Alejandro, aunque muchos lo atribuyen a la enfermedad. En 1996, Eugene Borza, un erudito especializado en la Macedonia antigua, participó en una junta médica de investigación en la Universidad de Maryland, en la que llegaron a un diagnóstico de fiebre tifoidea; Borza desde entonces ha defendido ese hallazgo en sus libros. El paludismo, la viruela y la leucemia también se han propuesto, así como el alcoholismo, la infección de la herida del pulmón y la pena -su cercano amigo, Hefestión había muerto algunos meses antes-.

alejandro-magno-oliver-stone-peliculaCon la investigación histórica en un callejón sin salida, los «detectives» están buscando nuevas ideas y nuevos enfoques. Armados con informes de toxicólogos y patólogos forenses y profundizando en la psicología criminal, están reabriendo el archivo de Alejandro como una investigación de asesinato en curso.

La idea de que Alejandro fue asesinado obtuvo una mayor atención en 2004, gracias al final de la película de Stone. En su epílogo, Ptolomeo (interpretado por Anthony Hopkins), mirando hacia atrás décadas después de la muerte de su lider, declara: «La verdad es que lo matamos. Por silencio, consintimos… porque no podíamos continuar…» Ptolomeo entonces ordena al alarmado escribano que grababa sus palabras que destruyera lo que acababa de escribir y empezara de nuevo. ‘Escribirás: murió de enfermedad y de debilidad.’

La idea de que los generales de Alejandro se sintieron empujados demasiado lejos por su lider y conspiraron en su asesinato para detenerlo no surgió de la famosa imaginación propensa a la trama de Stone. Hay alguna evidencia de que ni siquiera sus altos mandos estaban dispuestos a seguirlo a cualquier parte:

alejandro-magnoEn la India, en el año 325 a. C., en el extremo oriental del sistema del río Indo, el ejército de Alejandro organizó una huelga cuando se le ordenó marchar por el este hacia el Ganges. Incluso los oficiales de mayor rango tomaron parte en el motín. Stone consideró este episodio un buen detalle precursor para la posterior conspiración de asesinato, puesto que Alejandro planeaba otra vez nuevas y extensas campañas en el momento de su muerte.

Stone también se basó en la investigación histórica para la idea de que Ptolomeo planificó una encubrimiento del asesinato de Alejandro, pero todo aquí se vuelve más oscuro. La versión de que Ptolomeo le dice a su escriba que rectifique sus palabras al final de la película está aparentemente sacada de un antiguo y controvertido documento, los Diarios RealesAunque ahora perdidos, fueron resumidos (en diferentes versiones) por Arrian y Plutarco, dos escritores griegos del Imperio Romano, que lo avalaron como el registro más fiable de los últimos días de Alejandro. Algunos estudiosos, encabezados por el clasicista australiano Brian Bosworth, creen que los diarios reales fueron falsificados para hacer que la muerte de Alejandro pareciera natural, tal como representa la película de Stone (aunque en opinión de Bosworth el culpable era Eumenes, el secretario de la corte de Alejandro en lugar de Ptolomeo). Otros están en desacuerdo, tomando los Diarios como exactamente lo que Arrian y Plutarco pensaban que eran, un testimonio cierto.

El debate sobre los diarios reales tiene implicaciones enormes para nuestra comprensión de la muerte de Alejandro, porque Arrian y Plutarco describen ese acontecimiento muy diferentemente a otras fuentes antiguas. Ambos autores dicen que se puso febril después de acabar una fiesta con abundante bebida en la casa de un amigo llamado Medius. Su fiebre empeoró a lo largo de 10 o 12 días (los dos relatos difieren en cronología), llevándolo finalmente a un estado paralítico en el que no podía moverse ni hablar. Mientras sus tropas pasaban junto a su lecho de enfermo, según reportó Arrian, Alejandro sólo podía desviar los ojos para decir adiós a cada uno. La muerte llegó al día siguiente.

Una escena de una fiesta pintada en un florero griego del IV siglo a.C. -Museo del Louvre
Una escena de una fiesta pintada en un florero griego del IV siglo a.C. -Museo del Louvre-

Sin embargo, otras fuentes nos pintan una escena muy diferente y fueron las que Stone siguió en «Alejandro». En esta versión alternativa, fue golpeado por primera vez en medio de la fiesta en lugar de después y, lo que es más importante, justo mientras drenaba una copa enorme de vino. Esta versión dice que Alejandro sintió un dolor (como) de puñalada en la espalda después de tomar la copa y gritó en voz alta. A partir de ese momento, estas fuentes registran una variedad de síntomas, incluyendo gran dolor, convulsiones y delirio, pero dicen poco o nada sobre la fiebre, la nota principal de los relatos de Plutarco y Arrian.

Un dolor (como) de puñalada después de una copa de vino sugeriría claramente un veneno, por lo que Plutarco, en su biografía de Alejandro, negó vehementemente que hubiera ocurrido. «Algunos escritores piensan que tienen que decir esas cosas, como si estuvieran componiendo el trágico final de un gran drama», se burló. Aparentemente, la disputa entre los que pensaban que Alejandro había muerto de enfermedad y aquellos que sospechaban de asesinato -esencialmente, aquellos que confiaban o no en los Diarios Reales– ya existía en los días de Plutarco. Probablemente todos los informes de los síntomas de Alejandro fueron tergiversados de una manera u otra y nadie puede confiar con total certeza de ellos.

Para los partidarios del escenario de envenenamiento la pregunta central es, por supuesto, ‘¿porqué no?’ La película de Stone es notablemente cautelosa acerca de responder a esta pregunta. En la escena que retrata el banquete fatal se intercambian miradas oscuras entre los compañeros para mostrar que saben que la copa de Alejandro contiene veneno, pero no se da ninguna pista de cómo llegó allí. Por el contrario muchos escritores griegos y romanos estaban seguros de que sabían no sólo quién lo hizo, sino cómo y con qué veneno. Con notable uniformidad señalaron a Antípatro, el general de alto rango que Alejandro había dejado a cargo de la patria macedonia, y a dos de sus hijos, Casandro e Iollas.

mosaico-de-alejandro-magno-1Antípatro pudo haber tenido razones para querer ver a Alejandro muerto en la primavera de 323 AC, porque el rey acababa de sacarlo de su puesto y lo convocó a Babilonia, quizás con intenciones hostiles. Antípatro no se movió pero envió a Casandro en su lugar. Según varios relatos antiguos, envió con su hijo un frasco de agua tóxica, recogida del legendario río Styx (que se cree que fluye por encima del suelo en el norte del Peloponeso antes de caer en el inframundo). El agua debía ser transportada en una pezuña de mula ahuecada. En Babilonia, cuenta la historia, Casandro pasó el casco de esta mula a su hermano Iollas, quien vertió la toxina en la bebida del rey.

Hasta hace poco los historiadores rechazaban la historia de la intoxicación por el agua de StyxAmbos eran candidatos al poder en la época posterior a la muerte de Alejandro y tenían muchos enemigos, especialmente Olimpia de Epiro, la madre vengativa de Alejandro (que, quizás para ayudar a fomentar la idea de la culpabilidad de la familia de Antípatro, acabó con la tumba de Iollas y sus cenizas las dispersó al viento ). Incluso la idea de que el agua del río griego podría tener propiedades tóxicas parecía absurda. En 1913, el distinguido clasicista JG Frazer declaró que las aguas que los griegos identificaban como el Styx, hoy llamadas Aguasnegras o Mavroneri, no contenían toxinas y allí el asunto «se paró» durante casi un siglo.

Pero en una conferencia en Barcelona en 2010, la historiadora Adrienne Mayor y la toxicóloga Antoinette Hayes propusieron que la piedra caliza alrededor del Mavroneri podría haber alimentado fácilmente una bacteria letal llamada calicheamicina. Se están haciendo pruebas químicas para determinar si estas bacterias todavía están presentes hoy en día (aunque pueden haber desaparecido a lo largo de los siglos). Mayor y Hayes sostienen que la calicheamicina podría causar enfermedad y muerte como la descrita de Alejandro’ – incluyendo su fiebre alta, vista generalmente como prueba de una muerte natural.

Las investigaciones de Mayor y Hayes podrían sugerir que Alejandro fue asesinado, aunque las autoras no lo afirman. Están más interesadas ​​en explicar la leyenda que la muerte misma. Su tesis de que el Styx era realmente muy tóxico explicaría por qué Antípatro y sus hijos eran los principales sospechosos del mundo antiguo: el viaje de Casandro desde Europa a Babilonia apenas unas semanas antes del inicio de los síntomas podría ser una prueba. Casandro más tarde ayudó a confirmar las sospechas del mundo antiguo sobre él al usurpar el trono de Macedonia y ejecutar a la madre, esposa e hijo de Alejandro…

La última de estas teorías surgió de la colaboración del toxicólogo neozelandés Leo Schep y el detective de Scotland Yard, John Grieve. Estos dos hombres se reunieron en un documental de televisión de 2009, «La misteriosa muerte de Alejandro Magno». Schep había llegado entonces a la conclusión de que el eléboro blanco en polvo, usado medicinalmente por los antiguos griegos pero letal en grandes dosis, podía explicar mejor los síntomas registrados por Alejandro. Grieve entonces hizo la conjetura que el eléboro no fue entregado por un asesino, como Schep había supuesto, pero si por los doctores, que accidentalmente dieron una sobredosis a su paciente mientras trataban de curarlo.

La ingeniosa especulación de Grieve es sólo eso, pero ya ha ganado el aval de al menos un especialista de Alejandro, el clasicista británico Richard Stoneman. El eléboro, a pesar de sus peligros, era la receta favorita de muchos médicos antiguos debido a sus grandes efectos purgativos’, señala Stoneman. «Pero era fácil conseguir la dosis equivocada, y los doctores de Alejandro podrían haber tenido acceso a una cepa desconocida de la droga en Babilonia, o incluso haber leído mal la etiqueta babilónica.»

Pero la toxicología de la que dependen Schep y Grieve no es evidentemente una ciencia exacta, especialmente cuando se practica a una distancia en el tiempo de 2.300 años. El autor Graham Phillips presentó el mismo registro de los síntomas de Alejandro al Centro Regional de Venenos del Condado de Los Angeles, pero obtuvo una respuesta muy diferente. En su libro de 2004 «Alejandro Magno: Asesinato en Babilonia»Phillips sostiene que sólo la estricnina podría haber producido una muerte como la de Alejandro.

La tumba de Sidón, 330 a.C. ahora en el Museo Arqueológico de Estambul con relieves de Alejandro. Nunca se ha encontrado la tumba real
La tumba de Sidón, 330 a.C. ahora en el Museo Arqueológico de Estambul con relieves de Alejandro. Nunca se ha encontrado la tumba real

Siguiendo un tortuoso rastro de lógica, Phillips intenta identificar al asesino de Alejandro descubriendo quién tiene acceso a la estricnina. La planta venenosa es rara a lo largo de la ruta de marcha de Alejandro y podría ser cosechada sólo en las regiones altas del subcontinente (Pakistán moderno). No todo el séquito de Alejandro lo siguió en esas áreas, permitiendo que Phillips eliminara a sospechosos potenciales. Concluye que solamente una persona que pudo haber tenido un motivo para matarlo también tenía los medios: Roxana, la primera de las tres esposas del rey. Se había enfurecido con Alejandro (Phillips asume), por sus dos matrimonios subsiguientes con princesas persas y lo mató. Oliver Stone también retrata a Roxana como una mujer celosa y asesina, -aunque él la hace culpable de la muerte de Hefestión -en su opinión, el amante masculino de Alejandro- en lugar de al rey.

El arsénico se pone en el punto de mira en un libro de 2004, «La muerte de Alejandro Magno» por Paul Doherty, novelista e historiador aficionado. Doherty hace especial hincapié en una evidencia mencionada por Plutarco y el escritor romano Quinto Curcio: el cuerpo de Alejandro no decayó incluso después de haber estado expuesto al calor del verano de Babilonia durante una semana o más. Doherty cita estudios toxicológicos del siglo XIX para demostrar que el envenenamiento por arsénico puede conducir a la momificación.

Si el cuerpo de Alejandro resistió realmente a la descomposición -y algunos expertos consideran que la historia es una ficción-, entonces hay que considerar numerosas explicaciones. Aquellos que creen que se bebió hasta el agua de los floreros hasta la muerte han afirmado que su cadáver estaba más o menos encurtido en alcohol. Los defensores de la tesis de la enfermedad dan una razón completamente diferente y más inquietante para el fenómeno de no decaimiento: Alejandro, en su opinión, sólo pareció morir el 11 de junio; En realidad entró en un profundo estado de coma. Puede que todavía estuviera «ligeramente» vivo cuando los embalsamadores llegaron muchos días después para desenterrarlo.

Es sorprendente pensar que Ptolomeo o Roxana, dos personas que normalmente se consideran dependientes y dedicadas a Alejandro, pueden haberlo deseado muerto, pero esas posibilidades no pueden ser descartadas. Tampoco la hipótesis de Stone de que sus altos mandos estuvieran relacionados en su asesinato, al menos al no intervenir para evitarlo ( «Por silencio consintimos»). De hecho, John Atkinson, un clasicista sudafricano, ha presentado un escenario muy parecido al de la película de Stone en un artículo de la revista 2009 titulado «Últimos días de Alejandro: Malaria y juegos mentales». (Coautor con dos especialistas médicos, Elsie y Etienne Truter).

Al igual que Stone, Atkinson retrata a un Alejandro que en sus últimos meses fue temido y que generaba desconfianza en sus más cercanos. «Los oficiales estaban tratando con un hombre que se había vuelto paranoico», escriben él y sus coautores. «Los hombres que valoraban sus propias vidas no querían ser conducidos por alguien que pudiera volver a arriesgar su propia vida y poner a sus hombres en un peligro mortal innecesario». En opinión de Atkinson, las campañas que Alejandro tenía en mente en junio de 323 a. C., incluyendo la conquista de Arabia, Cartago y toda la costa mediterránea, eran demasiado para los oficiales de Alejandro.

Y así el debate continúa con nuevos caminos que conducen a misterios más oscuros y plantean preguntas cada vez más difíciles. Irónicamente, el resultado neto de la reciente teorización ha sido crear una mayor incertidumbre que nunca, incluso para romper la dicotomía entre la enfermedad y el veneno. Mayor y Hayes plantean la posibilidad de que Alejandro murió de una enfermedad, pero sin embargo fue asesinado; John Grieve sospecha que fue envenenado, pero por accidente. Atkinson argumenta que la muerte de Alejandro no fue ni totalmente criminal ni totalmente natural, sino algo intermedio.

Si el cuerpo embalsamado de Alejandro se encuentra alguna vez -y algunos investigadores continúan buscándolo- podremos finalmente saber qué causó su muerte, pero la momia desapareció en el siglo III o IV d. C. (se había mostrado antes en un Suntuoso monumento en Alejandría). Mientras tanto, los investigadores seguirán examinando los registros dejados por Plutarco, Arrian, Diodoro y Quinto Curcio.

Cualquier plan para envenenar a Alejandro habría estado lleno de peligros, especialmente para los guerreros macedonios que no tenían experiencia con las toxinas. Las teorías de la conspiración tienen que demostrar que los generales de Alejandro odiaban a su comandante lo suficiente como para arriesgarlo todo. Es más fácil verlos en la forma en que las fuentes los retratan: como unos oficiales de élite de los cuales su fortuna dependía de la supervivencia y el éxito de su rey. Por lo tanto, es más fácil, al final, creer que Alejandro murió de enfermedad, a pesar de los esfuerzos ingeniosos y decididos para demostrar lo contrario…

Imágenes: Flickr, Wikimedia Commons Fuentes: TodayHistory

9 COMENTARIOS

  1. Vaya usted a saber.
    En mi libro de historia de estudiante del bachillerato antiguo recuerdo que ponía: «murió víctima del paludismo y sus excesos». Una forma de redactar aquella que llevaba cierta carga de ambigüedad, porque no sabíamos si eran los excesos del paludismo o los vicios del macedonio.
    Un saludo.

  2. Arduo y extensivo documento. Las teorías siguen y dado la importancia del personaje más. Y cabe el envenenamiento. Yo también creo que no murió de muerte natural. Un abrazo

    • Hola Katy, yo también soy de esa teoría. El personaje «devoró» al hombre y cada vez tenía menos partidarios. Su afán no tenía límites.
      Un abrazo¡

  3. siempre me fascino la hisr¿tot¿ria de alejendrogano, un gran estratega y luchados y la manera de orir siempre fue muy oscuro, la nota es excelente y esclarecedora, ana maria seoane riera

    • Hola Ana María. Uno de los personajes más importantes de la historia, no cabe duda. Y todo lo relacionado con él mueve ríos y ríos de tinta.
      Un abrazo¡

  4. Excelentes teorías. Solo se nos olvidó invitar al libro negro La bíblica. En la estatua de Nabucodonozor el libro de Daniel habla de la división del reinado persa pero q tiene que ver con la división de Alejandro el Magno

DEJA UNA RESPUESTA

Escribe tu comentario
Introduce tu nombre

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.