Sabemos que existió y sabemos algo de lo que hizo. Sin embargo, ha habido tantas afirmaciones acerca de este hombre que es difícil discernir la realidad de la ficción. Muchos dirán que que realmente era todo lo que la gente decía que era. Si esto fuera así, significaría que el conde de Saint Germain era el judío errante, un alquimista con el secreto de la vida eterna, un hombre que podía convertir metales en oro, que podía hacer y derretir diamantes, deseado por las féminas, un músico competente, artista, lingüista y mucho más.
El lugar y las circunstancias de su nacimiento son completamente desconocidos. Sin embargo, ha habido muchas teorías durante los últimos siglos. Algunos creen que fue un hombre de noble cuna cuya familia fue deshonrada y por lo tanto tuvo que ocultar su verdadera identidad. Otros creen que nació mucho antes de que su presencia fuera documentada y que era inmortal. Quienquiera que fuese, nunca reveló ninguna información sobre su nacimiento durante su vida (conocida).
Parece que el conde de Saint Germain entró en escena en Europa en 1710. En ese momento, aparentaba cuarenta años. La historia dice que siempre aparentó esta edad. Parecía no envejecer nunca. Desde 1737 a 1742, supuestamente estuvo en Persia estudiando alquimia. Se trasladó a Versalles en 1742 y en 1743 anduvo por Inglaterra en plena revolución jacobita. Luego fue a Viena para visitar a Federico el Grande y posteriormente a Edimburgo en 1745.
En 1755, el conde de Saint Germain fue a la India. Cuando regresó, se quedó en el castillo real de Chambord en Touraine por invitación del rey Luis XV. Allí coincidió con Voltaire, que parecía impresionado por su figura. Salió de Francia y fue a Londres en 1760. En 1762, supuestamente fue a Rusia y estuvo implicado en la revolución bajo el seudónimo de Graf Saltikoff. Más tarde viajó a Alemania y Baviera. Siempre mantenía su apariencia de mediana edad. Murió el 27 de febrero de 1784. Hay un registro de su muerte y entierro.
Los que lo conocieron lo definieron como un hombre extraño. Se decía que tenía una apariencia sorprendente, cautivador, especialmente sus ojos. Se referían a él como un músico y compositor muy talentoso. Dos composiciones suyas las podemos encontrar en el Museo Británico. Una de ellos fue escrita en 1745 y la otra en 1760. Incluso tocó el clavicordio para Federico el Grande.
Se decía que el conde Saint Germain tenía conocimiento del sánscrito, del chino y del árabe. También hablaba sueco, portugués, francés, italiano, alemán, español y ruso perfectamente. Y como no, un gran pintor. También era coleccionista de diamantes y llevaba muchos de ellos a eventos sociales.
Se decía también que el conde tenía unos hábitos muy raros. Algunas personas afirmaron que nunca comía en público, pero que bebía un té especial con frecuencia. Hacía muchos comentarios sobre su edad, hablaba de eventos del pasado como hubiera estado allí.
No han faltado los que han afirmado ser el Conde desde su muerte documentada. Otros dicen haberlo visto en varios lugares. Pero, ¿son creíbles estas afirmaciones? Es muy dudoso, por razones obvias.
Se le atribuyen tantas habilidades raras (y ficticias) que parece casi seguro que han sido exageradas a lo largo de los años. Es muy posible que fuera un estafador talentoso. O eso, o era un hombre excepcionalmente viejo, pero joven de aspecto. La historia del conde de Saint Germain se ha contado tantas veces, y de tantas formas, que la verdad es probablemente muy diferente de lo que se ha dicho. Eso nos deja con la posibilidad cierta de que nunca sepamos la verdad sobre esta figura tan controvertida pero que no dejó indiferente a nadie en su tiempo.
Varias personalidades se esconden detrás del conde.
Saludos.
Si es verdad la mitad de lo que presumía ser o poseer, era un buen partido 😉
Un saludo!