Como lo tenía dejado un poco de lado, hoy volvemos con la sección de libros, un hábito que nunca se debe perder, y vamos a hablar de un cuento que no dejó indiferente a nadie… Es importante tener en cuenta que Alicia en el país de las maravillas, por raro que pueda parecer, es un libro que da lugar a muchas interpretaciones, aunqu caer a través de una madriguera de conejo, supone una búsqueda de sí misma en un mundo absurdo y sin sentido, lo cual es bastante inocente como un cuento…
La historia subyacente, es la de una niña en plena maduración fuera de casa en lo que parece ser un mundo regido por el caos y sin sentido, y está absolutamente aterrada. Alicia se encuentra a sí misma frente a diferentes situaciones que incluyen una serie de diferentes animales y curiosos personajes. Ella no tiene ninguna ayuda de su familia o del mundo fuera del País de las Maravillas….
Lewis Carroll era tartamudo asimétrico, sus ojos azules no estaban al mismo nivel y uno de sus hombros era mayor que el otro. Su sonrisa estaba también un poco torcida. Era sordo de un oído a causa de una enfermedad, sufría de insomnio y era muy delgado porque hacía sólo una comida al día (estaba un poco obsesionado con la comida), aunque todas estas “taras” no le impidieron escribir una obra que ha pasado a los anales de la literatura…
Lewis Carroll (seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson) describe la caída en la madriguera del conejo como muy larga y menciona las bibliotecas a ambos lados del agujero. Carroll es un experto en los juegos de palabras y la ironía, y hay mucho de humor en el libro de Alicia. La descripción de la joven en su crecimiento y su disminución en diferentes tamaños podría reflejar los altibajos de la adolescencia cuando ellos tienen sensación de adultos y, a veces todo lo contrario. Muchos de los comentarios apuntan a la imprudencia en la adolescencia, la inquietud y la ansiedad en todas sus facetas.
Alicia se ve muy sacudida por sus aventuras y llora muy a menudo cuando es imposible obedecer las normas del país de las maravillas ¿o es la edad adulta? A nuestra amiga no le gustan los animales de ese país que la tratan como a una niña pequeña. Todo se vuelve más interesante cuando Alicia se mete en el jardín y se encuentra un castillo de naipes,
con una reina malencarada que está muy mal de su cabeza. Parece una manera de decir que hasta en el
Jardín del Edén se puede estar en el caos, o que el jardín no es realmente lo que parece ser. O bien, teniendo en cuenta su ironía victoriana en el cuento, una manera de decir que nuestra vida en la
Tierra es, de hecho, lo más cerca que se puede estar del paraíso.
Algunas personas han ido muy lejos en sus afirmaciones de que Lewis Carroll escribió esta historia bajo la influencia del opio. Estas afirmaciones carecen de pruebas reales, y si parece que sólo son rumores de personas a las que no le agradaba su estilo de escribir…
“Alicia se sienta con su hermana en la orilla del río y está muy aburrida. De repente, ve a un conejo blanco corriendo delante de ella. Llevaba un chaleco y tenía un gran reloj en su mano, mientras murmuraba para sí mismo “¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde! “. Alicia curiosea y lo sigue hasta su madriguera.
La madriguera del conejo de repente va hacia abajo y Alicia cae en ella. Va cayendo muy lentamente y se queda dormida. De repente se cae en un montón de ramas y hojas secas. Ella ve el conejo blanco corriendo delante de ella a través de un pasaje largo y va detrás de él. Cuando dobla la esquina, el conejo se ha ido y Alicia se encuentra en una sala larga y baja, con puertas a su alrededor. Al final del pasaje ve un hermoso jardín. Ella realmente quiere entrar en el jardín, pero es demasiado grande para caber por la puerta. Cuando regresa a la mesa se encuentra una pequeña botella de bebida con la palabra “yo” impresa en la etiqueta. Alicia, bebe de ella y empieza a ir reduciendo su tamaño hasta que sólo tiene diez centímetros de alto. Ahora tiene el tamaño adecuado para entrar por la puerta, pero la puerta sigue cerrada y se da cuenta que la llave de oro está sobre la mesa, que ahora es demasiado alta para llegar hasta ella. Comienza a llorar, pero pronto ve una caja de cristal que yacía debajo de la mesa que contiene un pequeño pastel marcado con las palabra “Comeme”. Esperando que este pastel la hará crecer se lo come. Ya puede cruzar por la puerta, y comienza su aventura…”
Los temas que sugieren este libro son tan amplios que no se puede llegar a una conclusión definitiva, y por lo tanto os sugiero que uséis vuestra propia imaginación, sentido común y lógica cuando releáis este libro. Una de las pocas cosas ciertas es que Lewis Carroll amaba a los niños y les había dedicado este libro para ellos. Si este amor suyo era sexual o solo amistad es casi imposible determinarlo con las pocas indicaciones que dejó tras de él, puesto que era aficionado a pintar a niños desnudos, por otra parte algo habitual en aquella época. En conclusión, es un libro para ser muy estudiado, con mucho trasfondo, tanto político, sexual, la pubertad y sus indecisiones…; pero toda una delicia leerlo…
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LA CASERA...
No creo que a los niños le de por tomar alucinógenos, porque a esa edad se disfruta del cuento, igual que a la nuestra. No quiere decir que no nos guste ¡nos encanta¡ igual que a tí, pero un anàlisis en profundidad nuna estás de mas, amiga.
Un besito