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El hombre que mató a Santa Claus

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Tiempo de lectura: 4 minutos

En 1932, un editor de periódico llamado John McPhee ideó lo que pensaba era una forma ingeniosa de promocionar un desfile navideño en Mesa, Arizona. Ese 16 de diciembre, un avioneta saldría a los cielos, sobrevolaría a los 2500 residentes del pueblo y los deleitaría con acrobacias aéreas. Justo a las 4:15 p.m., la puerta de carga del avión se abriría para que Santa Claus -más precisamente, un doble vestido con el traje rojo y espesa barba blanca-, se lanzara al aire usando un paracaídas para descender sobre un campo de alfalfa en las afueras de la ciudad. Luego, sería conducido por escoltas policiales al centro comercial para repartir regalos.

Ese era el plan de McPhee, y así lo pregonó en el periódico oficial de la ciudad, el Mesa Journal-Tribune. Causó un gran revuelo la noticia y era de lo único que se hablaba. Para los tenderos que luchaban por mantenerse a flote en medio de la Gran Depresión, el truco sería un reclamo para los compradores en la calle principal de la ciudad. McPhee estaba siendo aclamado como un héroe.

Pero menos de una semana después, McPhee tuvo que huir de la ciudad. Durante los 36 años restantes de su vida, sería conocido como el hombre que mató a Santa Claus.

noticia santa clausLa espeluznante escena que finalmente ocurrió fue una desafortunada consecuencia de la ambición de McPhee. La aviación todavía era un fenómeno relativamente nuevo en ese momento, y también lo era ver a alguien ponerse un paracaídas y caer en picado desde las alturas. El año anterior, la cercana Phoenix había organizado un acto para que Santa Claus llegara en avión, pero todo lo que había hecho fue aterrizar y salir cual Papa de visita oficial. Saltar de un avión sería irresistible para una comunidad agrícola que nunca había visto algo así.

The Journal-Tribune se hizo eco de la noticia en un artículo del 9 de diciembre:

«El generoso anciano no viene al estilo convencional y no esperará a que aterrice el avión para salir. Caerá justo en el centro de Mesa en un paracaídas. Estará aquí a las 4:15 en punto de la próxima tarde del viernes 16 de diciembre, con un saludo y un regalo para cada niño de Mesa que esté en el centro de la ciudad para verlo. Todos los niños en el distrito de Mesa están invitados a estar en Mesa el próximo viernes por la tarde para esperarlo con los brazos abiertos…«

McPhee se hizo con los servicios de un piloto en un aeropuerto cercano. «Papá Noel» sería interpretado por un especialista aéreo -su nombre nunca se registró para la posteridad- que se vestiría con el atuendo característico y saltaría del avión desde aproximadamente 1000 metros de altura.

El día del despegue programado, McPhee encontró al «artista» en un bar, demasiado borracho para participar. Ante la posibilidad de que los niños quedaran decepcionados, McPhee inmediatamente puso en marcha otro plan. Convenció a una tienda de ropa para que le prestara un maniquí, que vistió con el traje de Santa Claus. Luego le indicó al piloto que hiciera su vuelo programado. En el clímax, un piloto empujaría al maniquí fuera del avión para que cayera en un campo cercano y ¡a volar!. Desde la distancia, la gente del pueblo sería incapaz de discernir el cuerpo de plástico de uno real: simplemente verían un bulto de color rojo y blanco bajando hacia el suelo. McPhee iría donde cayera el maniquí, lo devestiría, se pondría la barba e iría a la ciudad como Santa entre loor de multitudes.

A medida que pasaban los minutos, los residentes de Mesa comenzaron a reunirse en el centro de la ciudad, con el cuello estirado buscando cualquier señal del Santa en el aire. Los niños se sentaron a horcajadas sobre postes de teléfono y los hombros de sus padres; los tenderos preparaban sus tiendas para la avalancha de ventas de juguetes.

El avión comenzó a hacer círculos alrededor de la ciudad. Como estaba anunciado, pronto apareció un hombre con traje rojo en la entrada. Si parecía poco animado, nadie parecía darse cuenta.

santa claus volandoMcPhee recordaría más tarde que la participación de la ciudad fue «la multitud más grande en su historia», un hecho desafortunado. En ese momento, nuestro Santa de plástico bajó del avión y comenzó a volar por los aires, y McPhee -que miraba desde el pasto- esperaba ver un paracaídas abrirse automáticamente. Pero nada parecía estar frenando el descenso de Santa. Como un peso muerto, cayó, cayó y rodó por el aire. Su paracaídas no se abrió…

Cuando Santa se dirigía a una muerte segura los niños comenzaron a gritar. Algunos padres se taparon los ojos, boquiabiertos ante la tragedia que se desarrollaba frente a ellos. La trayectoria de Santa lo llevó fuera del pueblo; aterrizando sin miramientos en un campo de lechugas. Los trabajadores inmigrantes que cuidaban las cosechas estaban tan conmocionados que salieron corriendo.

santa claus estrelladoHorrorizado, McPhee corrió hacia el muñeco, quitándole del traje y poniéndoselo para que pudiera comenzar a consolar a los testigos. Pero llegó a un pueblo fantasma: los niños estaban detrás de las puertas, sollozando, y los padres miraban a McPhee con una mezcla de asombro y furia.

McPhee pensó que quedarían aplacados por la vista de Santa Claus vivo y coleando, pero no. El desfile continuó como estaba programado. Parecía una procesión fúnebre.

Mientras McPhee apaciguaba al pueblo explicando lo que había sucedido -una mujer quedó tan horrorizada por el Papá Noel volador que tuvo un parto prematuro- se dio cuenta de que su integridad física corría peligro. Tuvo que escapar de la ciudad durante una semana hasta que se calmasen los ánimos. Cuando regresó, el Journal-Tribune publicó un artículo que intentaba explicar de alguna manera consistente y ayudado por la mitología de Santa como ser sobrenatural que comenzaba con «la fe explica todas las cosas», el artículo venía a explicar que Santa Claus era inmortal.

santa claus asesinadoA pesar de sus esfuerzos, McPhee estaba destinado a convertirse en un «señalado» en Mesa. Contar la historia del «hombre que mató a Santa Claus» y aterrorizar a toda una generación se convirtió en una tradición anual en la ciudad y sus alrededores, y los periódicos de Arizona publicaron retrospectivas durante los siguientes 70 años. Aunque McPhee regresó brevemente a Mesa para dirigir una estación de radio a mediados de la década de 1940, su horrible error le precedía. Así que marchó a editar un periódico en Colorado y estuvo trabajando para la nación Navajo antes de su muerte en 1968.

Si hubo algo positivo: el impulso de los negocios locales realmente funcionó. Los padres estaban tan preocupados de que sus hijos quedaran traumatizados al ver a Papá Noel falleciendo de un trastazo de aupa que los niños de Mesa fueron colmados de regalos ese año, sacando a la comunidad por un momento de la terrible atmósfera de la Depresión. El hombre que mató a Santa Claus, paradójicamente, terminó salvando la Navidad.

Fuente y referencias: Mental Floss

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