La puntuación en su forma moderna debe mucho al Renacimiento y, en particular, al veneciano Aldo Manuzio (el hombre que cambió para siempre la lectura), pero también a la Reforma y la impresión de Biblias en lenguas locales. Estas, por supuesto, estaban destinadas a ser leídas en voz alta. Nuestro moderno sistema de puntuación no surgió hasta el siglo XIX.
¿Desde cuándo usamos los signos de puntuación?
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¿qué sería de nosotros sin ellos? Pues sin ellos estamos en ocasiones. Menudas erratas incluso en publicaciones relativamente importantes. Habría que ponerse serios. :-)
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Ahora que en ciertos medios de comunicación de masas hay tan poco respeto por nuestra lengua, viene al pelo esta entrada. Para algunos, los signos de puntuación son algo de adorno, inútil e incluso inexistente.
Y para que se chinchen los que en sus teclados nos privan de la virgulilla de la ñ o de abrir y cerrar exclamaciones y preguntas con dos signos y no con uno, permíteme, amigo Félix, que retomemos el último párrafo de tu entrada y lo acomodemos a nuestra conveniencia:
"Las comas, comillas, el corchete, los dos puntos, los signos de interrogación y los signos de exclamación, el paréntesis, el punto, los puntos suspensivos, el punto y coma y la raya… ¿qué sería de nosotros sin ellos?"
Un saludo. -
Los libros no serían lo mismo, que ya es mucho. ¡Que vivan los signos de puntuación!
Saludos, Cayetano
Seríamos unos zoquetes, y no te falta razón. Da grima ver en los medios de comunicación erratas que nos duelen como un palillazo en un ojo. A todos nos pasa que metemos la pata con los móviles y el ordenador e incluso los correctores nos juegan malas pasadas, pero hay periodistas que cometen fallos de concepto, de EGB, y no son atribuibles a las máquinas. Hay que ser críticos, y auto-críticos también :) ¡Leña al mono!