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Arhtur Conan Doyle

Sabido es que abrazó el espiritismo, y que con tan solo 22 años participó en…

Sabido es que abrazó el , y que con tan solo 22 años participó en su primera sesión espirita. Esa aficción, la mantuvo durante muchos años, y finalmente en 1916 declaraba a la revista LIFE que él era Espiritista, que abandonaba las prácticas Católicas para adentrarse con decisión en ese mundo espiritual en el que creía firmemente. De hecho, cuando falleció el 7 de julio de 1930, tras 71 años de asombrosa aventura, había dejado escrito que en su lapida no constara la fecha del óbito, pues pensaba que la muerte no existía. Solo figuraría en esa lapida “Aquí yace , nacido el 22 de mayo de 1859”, y para finalizar ese epitafio, una frase rotunda “Temple de Acero, Rectitud de Espada”.

En su autobiografía, llegó a escribir que harían falta varios tomos para poder contar con detalle su asombrosa aventura en la vida. Nació en Edimburgo (Escocia). Eran tiempos Victorianos, tiempos de conquista, tiempos imperiales. Ese Imperio en el que él tanto creyó, al igual que otros coetáneos suyos como J.R. Kipling, los cuales siempre defendieron enconádamente el Imperio Británico, una especie de nuevo Imperio Romano pero trasladado a la época de la Reina Victoria. Y vino al mundo en el seno de una familia acomodada, de artistas y burgueses. Toda la familia había prosperado menos su padre Charles Doyle, que era un hombre atenazado por la depresión, enfangado en un alcoholismo frenético, lo que le llevó a acabar sus días maltrecho en un Asilo.
Aún así, consiguió entrar en la Facultad de Medicina de Edimburgo en 1876, después de haber recibido una educación estricta y espartana en un Colegio de Jesuitas, gracias a un mecenazgo. Y en la Facultad pasó los 4 años de esta Carrera que le acompañó buena parte de su vida y que dio sentido a su vocación literaria como ya veremos. Entre uno de sus profesores se encontraba el Dr. Bell, que les contaba a sus alumnos que utilizaran el método deductivo, que no se fiaran de las apariencias, que no se dejasen llevar nunca por un primer diagnóstico, que escrutasen completamente al paciente, y que supiesen leer entre líneas. Y Arthur tomó muy buena nota de estas instrucciones…

En 1880 terminó la carera, y como era un hombre aventurero, un hombre de alma inquieta, se embarcó en un Ballenero groenlandés, y en calidad de médico viajó con ellos hasta el Artico. También, en otro barco recorrió las costas de Africa donde estuvo a punto de fallecer por causa de un naufragio. Decían que era un tipo con mucha suerte. Finalmente se canso de tanto trasiego marinero y decidió establecerse en su querido Reino Unido. Monto una Consulta Médica que no le fue nada bien, ya que los pacientes no abundaban, porque desconfiaban de su juventud. Entre paciente y paciente, la verdad es que tenía mucho tiempo libre, y este lo empleaba en imaginar y pensar que quizás la fuera su ocasión de poderle proporcionar algunos beneficios.

Y surgieron las primeras obras, que bien es cierto, no calaron mucho en la crítica y el público. Apenas se vendieron algunos ejemplares. Pero lo que si llegó en este tiempo fue su boda con Mary Louise Hawkins, con la que tuvo dos hijos en un matrimonio feliz, siempre unido, a pesar de la tuberculosis que contrajo Mary nada más casarse. Arthur fue fiel durante unos años a Mary, e incluso a pesar del otro amor que se cruzó en su vida, siempre estuvo a los pies de su cama cuidándola y mimándola, llevándola incluso a Clínicas en Suiza, donde por cierto, se consagró como uno de los introductores del Esquí. Hasta esas fechas era un deporte que estaba mal visto, y él, que comprobó como se practicaba en Noruega, quiso llevarlo a las masas a Suiza, y aquí lanzó uno de sus célebres vaticinios “Algún día, cientos de ingleses vendrán a esquiar a Suiza”.

Pero retomando su Historia, diremos que en 1885, empieza ya a crecer en su imaginación. Un detective con su capa, su característico gorro, su inteligencia, su brillantez, una lucidez extrema para lograr resolver los casos más inauditos, más insospechados. En 1887 llega su primera aparición en una obra literaria, Un estudio en Escarlata. Hay una curiosidad sobre los derechos de autor, y es que Conan Doyle los vendió a la Editorial por tan solo 25 Libras esterlinas…., pero bueno, había comenzado la vida de Sherlock Holmes, acompañado del Dr. Watson, un hombre bueno, íntegro, siempre con sugerentes preguntas que provocaban que se encendiera la bombilla en la mente de Holmes. Una pareja indiscutible, un binomio que triunfó en la Literatura Universal desde entonces. También hay que decir que Sherlock Holmes no fue del total agrado de Conan Doyle, y por tanto, intentó matarlo nada más comenzar la saga. Y en el cuarto libro acabó con él (sin intuir el enorme éxito que tendría el personaje). ¿Y que ocurrió?, pues que para pasmo suyo comprobó como en muchas calles de las ciudades británicas, los lectores habían incorporado crespones negros en sus sombreros, en sus chaquetas… y esto le hizo conmoverse. Miles de británicos sufriendo “con dolor” la muerte de Sherlock Holmes

Aunque su verdadera pasión literaria fue la Novela Histórica. Quiso triunfar en este género, y a fe que lo intentó, pero el público lo que quería era más, más y más sobre Sherlock Holmes. Tardó 8 años en retomar la historia del detective, y lo hizo a instancias de su madre (siempre tan sabias) que le dijo “Hijo mío, debes revivir al personaje, debes resucitarlo…”. Y lo hizo en .
La Guerra de los Boers, y La Guerra de Sudáfrica fueron los dos ensayos que le valieron el título de Sir en 1902 (no por Sherlock Holmes) por haber apoyado al Imperio en momentos difíciles. En principio, no quiso aceptarlo, pero una vez más, su madre se cruzó en su camino para obligarle a ello. Ya gozaba de una cuenta corriente espectacular, y desde 1891 había abandonado la Consulta Médica, y paralelamente a la escritura se dedicó al Espiritismo. Desde los 22 años, participaba de forma frecuente en esos rituales espiritas (en aquel tiempo las hermanas Fox habían abierto una corriente imparable…, si bien es cierto que en 1888, una de las hermanas admitió que aquellos raps habían sido un fraude).

Estalló la I Guerra Mundial, y quiso participar como médico. Millones de soldados acabaron muertos en las trincheras en una guerra devastadora, cruel, absurda… y sus hijos también participaron en aquel conflicto (con Mary Louise tuvó 2, y tras el fallecimiento de esta, con segunda esposa Jane tuvo otros 3), y en 1918 uno de sus hijos murió en las trincheras. En esto que unas jóvenes inglesas afirmaron haber fotografiado Hadas, cinco imágenes de Hadas. Se mostraban en situaciones ensoñadoras, y Arthur dio pábulo a la Historia de las Hadas, y publicó un libro que posteriormente se volvió en su contra, al comprobarse que esto fue un simple fraude. Caía con demasiada frecuencia en estos errores debido a su pensamiento apegado a los espíritus y seres de otras dimensiones, porque aunque era adulto, siempre tuvo una mente de niño… Llegó incluso a presidir un Congreso de Espiritas en París, y mientras tanto seguían llegando relatos de Sherlock Holmes (hasta 68 narraciones de sus aventuras).

Un hombre, sin duda alguna, Renacentista. Experto en Esquí, Marinero, Soldado, Médico, Escritor, y ante todo un talento ingenioso. Falleció el 7 de julio de 1930, con 71 años de edad víctima de un infarto de corazón. El conservador, el genial, el brillante y deductivo Sir Arthur Ignatius Conan Doyle, toda una referencia literaria….
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