Muchos los conocemos por algunas películas como Unico Testigo o incluso por algunas series de tv. que nos los han presentado, como la conocidísima serie House. Quizás tengamos de ellos una imagen que posiblemente no se corresponda a la realidad. Una imagen de personas cerradas, herméticas, de tipos “raros” que viven en comunidades aisladas.
Solemos tener conceptos equivocados, matizados por la cultura cinematográfica, y casi siempre nos acercamos a la realidad según la versión que nos dé Estados Unidos, y en concreto Hollywood. En el caso de los Amish, ocurre algo así, y nos solemos quedar con los datos estereotipados que aportan cosas ciertas, pero no siempre, y ya sabemos que una verdad a medias…
Hablamos de una comunidad estrictamente religiosa con unos 250.000 miembros, y para bien o para mal, viven de acuerdo a sus normas morales. Como Evangélicos que son, se consideran cristianos pero escindidos de la Iglesia Católica. Tienen una forma de vida austera y alejada de los lujos y de todo lo que ellos consideran ostentación o una imagen incorrecta de cómo debe ser la vida en el Mundo.
Provienen de la idea de dos hermanos suizos que fueron los ideólogos de esta Sociedad que tuvo bastante éxito a lo largo del Rhin, y fue avanzando hacia el norte con muchos seguidores en las zonas fronterizas entre Holanda y Alemania. A partir del siglo XIX se empiezan a plantear si el progreso y las normas de la sociedad son aceptables para ellos, y en concreto, en Ohio hubo una gran concentración en 1860 donde se abordó como tenían que afrontar el progreso y la tecnología, todo lo material que les alejaba de lo que ellos consideraban que era el mundo natural, alejado de la Sociedad Capitalista. A partir de ese momento, un grupo muy notable decide el mantener esa vida como si de repente hubieran detenido el tiempo.
El uso generalizado de la barba entre los hombres (sobre todo cuando se casan) se debe a la modestia, no es obligatorio, pero es un símbolo para ellos. Hay una premisa fundamental en estas personas, y que es común a todos ellos independientemente de las normas de cada comunidad. Y esa premisa es que ninguno debe destacar sobre los demás, porque se considera algo erróneo, malo y perjudicial para la comunidad. Cualquiera que conozca Estados Unidos y los países Escandinavos se habrá dado cuenta que en los sectores rurales tienen un enorme arraigo a la vida comunitaria, que son personas que viven con su familia pero trabajan en equipo. Tienen tendencia a la soledad, pero colaboran de una manera intensísima para que la comunidad funcione, y todos toman parte en las decisiones comunales.
Hablábamos de la peculiaridad de la barba, pero sin embargo nunca veremos a un Amish con bigote ni llevando botones, y esto es debido a que durante los siglos XVI y XVII fueron perseguidos por los militares (esa manía de perseguir y hostigar a una sociedad pacifista); y cualquier cosa que les recuerde a la vida militar, a la disciplina y a la represión que ellos sufrieron por sus ideas religiosas, la rechazan de plano.
Entre sus virtudes podemos destacar que son una comunidad religiosa que no hace daño a nadie. No tienen ninguna reivindicación, no procuran ninguna agresión a persona alguna. Y esto es algo que a sus vecinos siempre les ha puesto “enfermos”. Por ejemplo, los Amish pagan los impuestos de los Estados Unidos, los federales y los estatales, sin embargo no piden nada, absolutamente ningún recurso, ni medicinas, ni ayudas públicas, ni infraestructuras. Un ejemplo es que pagan con sus impuestos las escuelas del Condado de Lancaster, a las que no van ninguno de sus hijos.
Son profundamente democráticos, una especie de comunidad de propietarios en la que ninguno sobresale, y naturalmente, más pacíficos que algunas comunidades de vecinos. Con esto no queremos decir que no haya problemas dentro de la comunidad, lo que pasa es que los resuelven de una manera razonable. No son fanáticos, a diferencia de otros grupos religiosos (no voy a citar nombres) que te matan si haces apostasía de sus creencias, ellos no molestan a nadie que no comparta su Credo.
Entre los aspectos negativos (entre comillas, porque tampoco los podemos censurar desde nuestra óptica occidental), de su forma de ser podíamos citar varios ejemplos. Cuando una niña Amish juega con una muñeca, se puede observar que no tiene cara, y esto es una costumbre que se basa en una de las frases de la Biblia “no te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los Cielos, ni de lo que hay abajo en la Tierra, ni en las aguas, ni debajo de la Tierra…”. Los preceptos de la Biblia los llevan a rajatabla (y ya sabemos como se las gasta en algunos casos) hasta el punto de llevarlos a estos extremos.
Las mujeres no pueden llevar joyas, y han de usar vestidos sencillos sin ornamentos, con su cofia blanca y delantal característicos, y nunca se cortan el cabello, que recogen con un moño. Todas estas características no son censurables ni criticables, pero de alguna forma a la larga les puede ser perjudicial, porque un 30% de los jóvenes que terminan su formación, eligen dejar la comunidad principalmente por dos razones de peso, como la curiosidad o el hecho de encontrar un hombre o una mujer fuera de ella del que se enamoran.
Este número de personas que no regresan va en aumento, aunque en cierta forma está mitigado por su gran fecundidad, muy superior a la media. Un elemento que quizás sea criticable es la rigidez en la estructura familiar. Son tremendamente regresivos en ese aspecto, y esto a la larga los conduce a sociedades detenidas, como las hormigas, que no evolucionan. En ese sentido hay una cierta similitud con el Islam, que también es una sociedad de difícil progreso, porque se fijan ellos mismos una serie de condicionantes que les bloquean. Esto les hace unas sociedades en cierta forma aborregadas y muy endogámicas que bloquean al individuo hasta el punto de generar trastornos de conducta.
Por no hablar del problema genético, ya que al ser tan cerrados tienen un excesivo grado de consanguinidad, y esto genera nacimientos de niños con discapacidad o malformaciones en un porcentaje muy superior a la media.
Son los pros y los contra de una Sociedad que no es tan negativa como en ocasiones nos la han “pintado”, aunque con sus incongruencias. Por cierto, se están haciendo ricos con los alimentos naturales (tan de moda) porque todos sus cultivos no tienen ni abonos ni elementos químicos de ninguna clase.
Y también se están haciendo de oro por otra razón, y es que son unos banqueros honrados. Hacen una banca en el sentido medieval, en el que no son usureros y los beneficios se utilizan de una forma honrada para el bien de la comunidad, y por esto están extendiéndose y cada vez hay más personas que les confían sus ahorros. Así que, amigos, vamos a buscar un banco Amish que seguramente nos irá mucho mejor a todos…