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Los doce trabajos de Hércules

Tiempo de lectura: 4 minutos

Heracles o Hércules, el héroe griego de fuerza sobrehumana, era el hijo del dios griego Zeus y Alcmena. Según la mitología griega, Zeus deseaba engendrar un hijo que sería el guardián de los mortales y los inmortales. Así que visitó a la mujer mortal Alcmena en Tebas para concebirlo. El día que Hércules iba a nacer, Zeus se jactó de que su hijo gobernaría sobre Grecia. Homero describe como Hera, esposa de Zeus, retrasó el nacimiento de Hércules hasta el día después de que su primo Eurystheos naciera, con lo cual se aseguraba su subida al trono.

Ella, mala malísima, envió dos serpientes para matar al niño mientras dormía en la cuna. Sin embargo, aún siendo un bebe nuestro protagonista, ya prometía, y su fuerza hizo que matara las serpientes estrangulándolas con la mano.

Ya crecido, Hércules se casó con la princesa tebana Megara. Hera, cansina como ella sola, y para afligir al héroe, asesinó a su esposa y todos sus hijos. Según algunos relatos literarios, el dios griego Apolo instruyó a Hércules para expiar su crimen mediante la realización de trabajos para Euristeo, rey de Micenas.

El primero de estos trabajos era el de matar a un feroz león que atemorizaba la zona de Lemea, cerca del Peloponeso. Debía traer de vuelta la piel de la bestia pero la espada y el arco eran inocuas contra ella. Así que, tuvo que luchar con el león en el suelo y estrangularlo con sus propias manos tras lo cual retiró la piel del animal. A partir de entonces, Hércules llevó la piel del felino como su armadura.

Como segundo trabajo, fue instruido para matar a la hidra de Lerna, una criatura con forma de serpiente y nueve cabezas (casi tantas como Ministros hay en el Gobierno). Logró esta tarea cortando las cabezas y quemando las extremidades, acabando así con la bestia.

Como tercer trabajo Eurystheos ordenó a Hércules capturar el ciervo sagrado Keryneia, muy importante para la diosa Artemisa, Así, esperaba que nuestro héroe incurriera en la ira de la diosa. Durante un año persiguió al animal, hasta que esta se detuvo a descansar, momento que aprovechó para dispararle una flecha con su arco. En su viaje a casa se encontró con la enfurecida Artemisa, pero suplicó su perdón. La diosa consintió y permitió que llevara el animal a Euristeo. Sin embargo, cuando llegó, el ciervo sagrado saltó de los brazos del héroe y regresó sano y salvo.

Como cuarto trabajo, recibió la orden de capturar a un jabalí salvaje que vivía en una montaña. Persiguió al animal hasta el agotamiento hasta que por fin consiguió darle caza y llevarlo a Euristeo. El rey, enojado por los continuos éxitos de Hércules le ordenó limpiar los establos de Augías, el lugar con mayor cantidad de ganado en toda Grecia. Los establos nunca habían sido limpiados y debía realizar la tarea en un sólo día. Una vez hubo terminado de tan ardua labor le ordenó matar una enorme bandada de pájaros devoradores de hombres que se reunían cerca del lago Stimphalya en Arcadia, una zona de bosque denso. Con unos badajos de bronce consiguió atraerlos y acabar con ellos.

En su séptimo trabajo, se le ordenó capturar al toro de Creta. Ahogó a la bestia con sus propias manos y lo llevó de vuelta a Micenas, con lo cual Euristeo decidió sacrificar a Hera. La diosa, sin embargo, se negó a aceptar un sacrificio que simbolizaba la victoria de Hércules. Por lo tanto, Euristeo le exigió que capturase cuatro yeguas devoradoras de hombres que pertenecieron al rey tracio Diómedes. Según muchas versiones de este octavo trabajo, Hércules mató a Diómedes y le dio de comer la carne a sus caballos. El acto tuvo un efecto calmante entre las bestias y pudo llevarlas con éxito a Micenas.

Cuando regresó (un no parar) Eurystheos le exigió otra tarea: robar el cinturón mágico de Hippolyta, reina de las amazonas. Sin embargo, no necesitó robárselo. La reina amazona estaba encantadísima con la fuerza bruta y los atributos de nuestro héroe y se lo dio sin pestañear. Mientras paseaban a bordo de su barco, la siempre vengativa Hera hizo correr el rumor entre las amazonas de que el héroe griego quería secuestrar a su reina. Las mujeres guerreras cargaron contra la nave y Hércules, presintiendo el peligro, tomo las de Villadiego llevándose consigo el cinturón… ¿quién no hubiera hecho lo mismo?

Como décimo trabajo, se le ordenó marchar al borde más lejano del mundo, más allá de las famosas columnas y adentrándose en el Océano Atlántico para enfrentarse y dar muerte al monstruo de Gerión, un bicho con tres cabezas y tres pares de piernas, con el que acabó con un mondadientes en la boca. Así era nuestro héroe…

Al regresar a Micenas, Euristeo exigió aún dos trabajos más. La primera de las tareas era la de recuperar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Las tres manzanas estaban custodiadas por un dragón de cien cabezas y las ninfas hespérides. Durante su viajes, Hércules batalló con Ares y los hijos de Poseidón. Muchas de estas míticas batallas están recogidas en vasijas pintadas que aún se conservan.

Y como prueba final, Hércules tenía el reto más peligroso de todos. Eurystheos le exigió viajar al inframundo y traer de vuelta las tres cabezas del monstruoso perro guardián Cerberos. Una vez díole matarile al can ya había terminado con todos los trabajos, ante el cabreo de Euristeo y cia.

6 COMENTARIOS

  1. Bello texto traes de esa mitología griega. Me encantaría ver los trabajos que tendrúia si viviese hoy:-(
    Creo que tendría difícil su tarea. Bss
    «La Navidad forma parte de esa niñez que conservamos en nuestro corazón, y que renovamos cada año aunque sea en secreto” Katy
    Felices fiestas junto a los tuyos. Un cálido abrazo navideño

  2. Katy,
    Muchas gracias, amiga. Que nuestra infancia permanezca siempre en nuestros corazones y que la felicidad te inunde.
    Besos y Feliz Navidad¡

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