Pensaban que la apariencia de sus uñas -bien recortadas- y pintadas de guerra provocaría miedo entre los adversarios. Se encontró una evidencia arqueológica de un conjunto de manicura de oro sólido en el sur de Babilonia, datado en el 3200 a.C., como parte de un equipo de combate. Al igual que los antiguos babilonios, el pueblo Inca también recibía tratamientos de manicura antes de entrar en batalla.
Los primeros tratamientos de uñas como parte de una rutina de belleza utilizada por las mujeres comenzaron en la China Antigua. Alrededor de 3000 a.C., las mujeres se empapaban las uñas durante la noche en una mezcla de cera de abejas, gelatina y claras de huevo. Luego, tintes naturales de orquídeas y rosas les daban color.
El propósito de la manicura fue un paso más allá en la antigua China alrededor de 600 a.C., cuando el color de las uñas de alguien significaba su clasificación social.
Los chinos pintarían sus uñas con los colores de la dinastía gobernante. Durante la dinastía Zhou, las uñas de oro y plata representaban el mayor rango social. Gente que era de la clase más alta, las pintaban de negro y rojo, simbolizando fuerza y audacia. Y les estaba prohibido a la «gente común» usar los colores que portaban los representantes de las clases sociales más altas. Sólo se les permitía colores más pálidos para afirmar su inferioridad.
Los antiguos egipcios, gracias a la abundancia de la planta de la alheña, que se usaba inicialmente en medicina, no se quedaron atrás en el maquillaje de sus uñas. Cleopatra y Nefertiti eran «influencers» en su tiempo, y se cree que fue la segunda la que comenzó a teñirse las uñas rojas como símbolo de su estatus real. Cuanto más fuerte era el color, más poder tenía la persona. También en esta civilización a la gente del populacho les estaba vedado el uso de colores alegres o fuertes. Cuestión de clases.
(*) Referencias: «Guerra en los albores de la historia: guerreros de babilonia y sumeria» (Warfare at the dawn of history: warriors of Babylon and Sumer) ancient-warfare, Karwansaray
Digo yo que lo de arreglarse las uñas antes del combate… Lo suyo sería después, como cuando haces pis.
Un saludo, Félix.
Jaja, eso sería más correcto. ¡Como acabarían esas uñas! 🙂
Saludos, Cayetano