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Diocleciano, el emperador que abdicó para cultivar coles

palacio diocleciano
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El emperador Diocleciano abdicó el 1 de mayo de 305

Cayo Aurelio Valerio Diocleciano Augusto tenía casi sesenta años, había sido emperador romano durante veinte y ya había tenido suficiente. Decidió retirarse y cultivar hortalizas en su ciudad natal de Split, en la costa dálmata del Adriático, en Croacia.

Había comenzado su vida allí en circunstancias poco claras, se decía que su padre había sido un esclavo liberado. Así pues, pertenecía a un bajo status social, aunque su determinación, ingenio y capacidad para la administración le valieron para tener una brillante carrera militar. Hacia el año 284, acercándose a los cuarenta, Diocleciano ocupó un alto rango en el contingente que el efímero emperador Carino envió contra los persas, dirigido por el hermano del este, Numeriano.

Busto de Diocleciano
Busto de Diocleciano

En un momento dado del viaje de vuelta Numeriano fue asesinado, y durante una parada en Calcedonia se descubrió el cadáver. Diocleciano, comandante de su guardia, acusó a Arrio Aper, el prefecto del pretorio, de haberlo asesinado, y acabó con su vida. Diocleciano fue aclamado como nuevo emperador en ese lugar por los soldados del ejército.

Carino fue asesinado el año siguiente y Diocleciano se convirtió en el amo del mundo romano. Era demasiado grande para que un sólo hombre se las arreglara y sabía que el ejército estaba fuera de control. Escogió a un viejo camarada llamado Maximiano, también de origen humilde, y lo instaló en Milán como co-emperador, mientras que nuestro protagonista se estableció en el este, en la Anatolia.

El efecto fue que el imperio se dividió entre Occidente y Oriente, cada cual con su propio Augusto. En 293, a cada uno de ellos se le asignó un césar, Galerio en el este y Constancio I el oeste, que dirigía la Galia y Gran Bretaña y era el padre del futuro Constantino el Grande. Nuevamente eran hombres del ejército hechos a sí mismos y el asunto funcionó, al menos durante el tiempo que Diocleciano fue co-emperador. El ejército estaba bajo control, los bárbaros a raya y la administración imperial se centralizó bajo un enjambre de burócratas. Los impuestos subieron, la gente prosperó y los cristianos fueron perseguidos como una secta extranjera subversiva.

Diocleciano había construido lo que se ha descrito como, si no un nuevo hogar para el imperio, al menos un refugio de emergencia. También construyó un espléndido palacio en Split y tal vez su mayor logro fue retirarse allí y vivir sus últimos días en paz. Dijo una emotiva despedida a sus soldados y se despojó formalmente de su manto púrpura imperial en una ceremonia de abdicación en Nicomedia y Maximiano renunció a regañadientes el mismo día en Milán.

Palacio de Diocleciano en Split
Palacio de Diocleciano en Split

En Split, Diocleciano se divertía con la jardinería y cuando Maximiano regresó a la arena política y le escribió para sugerirle que hiciera lo mismo, Diocleciano respondió que «Si pudieras ver mis coles entenderías la imposibilidad de aceptar tal sugerencia».

2 COMENTARIOS

  1. No era muy frecuente abdicar en aquellos tiempos.
    Diocleciano, famoso por sus persecuciones de cristianos y por instaurar la tetrarquía, puso de moda esa modalidad de renuncia al poder. Debe ser que las coles daban menos problemas (salvo los de la flatulencia) que las tareas de gobierno.
    Un saludo.

    • Abandonar el poder con todo lo que ello conlleva no era fácil, no. No obstante fue inteligente y su retiro en el palacio que se había construido en Split no era mala cosa. Tranquilidad y paz alejado del mundanal ruido del Imperio. Seguro que las coles eran más benignas y te hacían envejecer mejor (en una época en la que el regicidio estaba a la orden del día).
      Un saludo, Cayetano.

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