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Charles Darwin y su viaje a bordo del HMS Beagle

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El joven naturalista pasó cinco años en un barco de investigación de la Royal Navy

El viaje de cinco años de Charles Darwin en la década de 1830 en el Beagle a lugares exóticos le sirvió para adquirir un enorme conocimiento. El joven y brillante científico consiguió la base para su gran obra, El origen de las especies.

Darwin en realidad no formuló su teoría de la evolución mientras navegaba por el mundo a bordo del barco de la Royal Navy, pero las plantas y animales exóticos con los que se cruzó desafiaron su pensamiento y lo llevaron a reafirmar sus pensamientos científicos.

Después de regresar a Inglaterra de sus cinco años en el mar, Darwin comenzó a escribir un libro en varios volúmenes sobre lo que había visto. Sus escritos sobre el viaje de Beagle concluyeron en 1843, una década y media antes de la publicación de El origen de las especies .

LA HISTORIA DEL HMS BEAGLE

Hoy se recuerda al HMS Beagle por su asociación con Charles Darwin, pero ya había navegado en una larga misión científica varios años antes de que Darwin entrara en escena. El Beagle, un buque de guerra de diez cañones, navegó en 1826 para explorar la costa de América del Sur. El barco tuvo un desafortunado episodio cuando su capitán se hundió en una depresión, tal vez causada por el aislamiento del viaje, y se suicidó.

El teniente Robert FitzRoy asumió el mando del Beagle, continuó el viaje y devolvió el barco a Inglaterra con seguridad en 1830. FitzRoy fue ascendido a capitán y nombrado para comandar el barco en un segundo viaje, que consistía en circunnavegar el globo mientras realizaba exploraciones a lo largo del Costa suramericana y el Pacífico Sur.

A FitzRoy se le ocurrió la idea de traer a alguien con conocimiento científico que pudiera explorar y registrar observaciones. Parte del plan de FitzRoy era que un educado civil lo ayudaría a evitar la soledad que parecía haber condenado a su predecesor.

DARWIN FUE INVITADO A NAVEGAR A BORDO DEL HMS BEAGLE EN 1831

Se hizo un sondeo entre los profesores de las universidades británicas, y un ex profesor de Darwin lo propuso para el puesto a bordo del Beagle. Después de acabar sus exámenes finales en Cambridge en 1831, Darwin pasó unas semanas en una expedición geológica a Gales. Tenía la intención de regresar a la universidad ese otoño para el estudio de la teología, pero una carta del que fuera su profesor, John Steven Henslow, invitándolo a unirse al Beagle lo cambió todo.

Darwin estaba emocionado de unirse a la nave, pero su padre estaba en contra de la idea, creyéndola temeraria. Otros parientes convencieron al padre de Darwin de lo contrario, y durante el otoño de 1831 Darwin, de 22 años, hizo los preparativos para aventurarse en aquella gran aventura de cinco años.

EL HMS BEAGLE ZARPÓ DE INGLATERRA EN 1831

Con su ansioso pasajero a bordo, el Beagle salió de Inglaterra el 27 de diciembre de 1831. El barco llegó a las Islas Canarias a principios de enero y continuó hacia Sudamérica, donde llegó a finales de febrero de 1832.

Durante las exploraciones de América del Sur, Darwin pudo pasar mucho tiempo en tierra. Siempre llevaba cuadernos para registrar sus observaciones, y durante los momentos de tranquilidad a bordo del Beagle transcribía sus notas en un diario.

En el verano de 1833 Darwin se pateó las llanuras de los gauchos en Argentina. Durante sus caminatas en Sudamérica, Darwin buscó huesos y fósiles.

DARWIN VISITÓ LAS ISLAS GALÁPAGOS

Después de muchas exploraciones en América del Sur, el Beagle llegó a las islas Galápagos en septiembre de 1835. Darwin estaba fascinado por rarezas como las rocas volcánicas y las tortugas gigantes. El joven científico intentaba subirse encima de ellas y recordaba con humor cuan difícil era mantener el equilibrio.

Mientras estaba en Galápagos, Darwin recogió pájaros sinsontes, y observó que las aves eran algo diferentes en cada isla.

Esto le hizo pensar que las aves tenían un ancestro común, pero que habían seguido caminos evolutivos diferentes una vez que se habían separado.

DARWIN CIRCUNNAVEGÓ EL MUNDO

El Beagle dejó Galápagos y llegó a Tahití en noviembre de 1835, y luego navegó hacia Nueva Zelanda a fines de diciembre. En enero de 1836, el Beagle llegó a Australia, donde Darwin quedó favorablemente impresionado por la joven ciudad de Sydney.

Después de explorar los arrecifes de coral, el Beagle continuó su camino, alcanzando el Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África a fines de mayo de 1836. Navegando de regreso al Océano Atlántico, el Beagle, en julio, llegó a Santa Elena, la isla remota donde Napoleón Bonaparte había muerto en el exilio tras su derrota en Waterloo.

La expedición navegó de regreso a la costa de América del Sur antes de regresar a Inglaterra, llegando a Falmouth el 2 de octubre de 1836. Todo el viaje había durado casi cinco años.

DARWIN ESCRIBIÓ SOBRE SU VIAJE A BORDO DEL BEAGLE

Después de aterrizar en Inglaterra, Darwin corrió raudo para encontrarse con su familia y se quedó en la casa de su padre durante unas semanas. Pero pronto estuvo activo, buscando el consejo de los científicos sobre cómo organizar especímenes, que incluían fósiles y pájaros disecados, que había traído a casa con él.

En los años siguientes, escribió extensamente sobre sus experiencias. Un lujoso conjunto de cinco volúmenes, The Zoology of the Voyage of HMS Beagle, se publicó entre 1839 y 1843.

Y en 1839 Darwin publicó un libro bajo su título original, Journal of Researches. El libro se volvió a publicar posteriormente como El viaje del Beagle, que permanece en impresión hasta el día de hoy. El libro es un relato vivo y encantador de los viajes de Darwin, escrito con inteligencia y ocasionales destellos de humor.

DARWIN, HMS BEAGLE Y LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN

Darwin ya estaba tras la pista y trabajaba sobre la evolución antes de embarcarse a bordo del HMS Beagle. Así que, la concepción popular de que su viaje le dio la idea de esta teoría no es exactamente correcta.

Sin embargo, es cierto que los años de viaje e investigación enfocaron su mente y agudizaron sus poderes de observación. Se puede argumentar que su viaje en el Beagle le dio un entrenamiento que no tenía precio, y la experiencia lo preparó para la investigación científica que condujo a la publicación de El origen de las especies en 1859.

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